Por Andrés de Bedout Jaramillo*
Cuando se dio la detención domiciliaria
del gobernador Gaviria, sentí pena, indignación, tristeza; era demasiado raro
que 15 años después se presentara esta situación, precisamente con una obra que
conectó a municipios del bajo Cauca antioqueño, que a gritos pedían desde hace
muchísimos años le dieran acceso a la civilización. Fue precisamente el gobernador
Gaviria, con la humildad, la sencillez de una persona de centro, que le permite
entender las necesidades de su pueblo, independientemente de ideología, raza,
religión, el que se arriesgó a tan difícil y costosa obra, para sacar de la
postración a esas localidades; pensé que este era un típico caso azuzado por
las extremas de la derecha y de la izquierda, coincidieron en su propósito
contra un político de centro, integrador, aglutinador de fuerzas, por su
convencimiento íntimo de que todos debemos caber, podemos hablar y concertar en
torno a lo que tiene que ver con la búsqueda del bien común o interés general,
establecido en los principios de nuestra Constitución Política, que además en
su preámbulo, invoca la protección de Dios, representado por el papa Francisco
en la tierra, quien también en la última encíclica Fratelli Tutti, sobre la
fraternidad y la amistad social, nos recuerda tener siempre en nuestro actuar,
el bien común, el interés general, sobre el interés particular.
Loa mandatos de Gaviria siempre han estado
rodeados de grandes obras, que, por su magnitud y dificultad, no todos los
gobernantes se atreven a construir; así era su hermano Guillermo, podríamos
decir, unos enamorados de las obras publicas especialmente viales, para el
desarrollo y el empleo, además de unos enamorados de la vida y de la paz.
Es que al gobernador Gaviria no se le ve
malicia en sus actuaciones y su consagración al servicio de los antioqueños es
total. En sus meses de detención domiciliaria se dedicó más a pensar en mejorar
su plan de gobierno, dejando en manos de los abogados su defensa; los ataques
con todo tipo de interpretaciones jurídicas, orientadas a generar un ambiente
de total desconfianza y descrédito, para mantener por fuera al gobernante,
buscando propiciar nuevas elecciones que permitieran una nueva oportunidad para
sus candidatos en tan importante posición. Hasta creí que lo lograrían;
afortunadamente no fue así; Aníbal se podrá seguir defendiendo o mejor, sus
abogados continuarán en su defensa, mientras él recupera los meses que tuvo que
estar por fuera en detención domiciliaria, absolutamente innecesaria. El
gobernador Gaviria no es persona de escurrir el bulto a ninguna de las
investigaciones que las autoridades de vigilancia y control quieran establecer
o tengan establecidas, no se va a volar para ninguna parte, ni a entorpecer
investigaciones; el proceso sigue adelante y el programa de gobierno por el que
votó Antioquia también sigue adelante, con énfasis por supuesto en la pandemia
que no estaba contemplada, por no existir en el momento de la campaña, pandemia
que hoy requiere redoblar esfuerzos por los rebrotes que especialmente se están
presentando en nuestro departamento, que exigirán mucho énfasis en el buen
comportamiento, en el cuidado individual para poder cuidar a los demás y quién
sabe que más medidas, de seguir incrementándose la ocupación de la capacidad
hospitalaria que nos tiene en alerta roja, en momentos donde la apertura de la
economía, parecía no tener atajadero. Todos los días mueren más personas
cercanas, tenemos que estar preparados, todos estamos expuestos y ahora que
están ocupadas las camas de cuidados intensivos, los que estamos por encima de
los 60 necesitamos cuidarnos demasiado, buena alimentación, buen ejercicio,
mucha hidratación, oración permanente y a reírnos, la risa el remedio infalible.
El proceso de Aníbal sigue su curso en la
Corte Suprema de Justicia y la justicia deberá entender que una carretera sin
puente y sin obras adicionales, no tiene sentido, por la sencilla razón de que
no prestaría el servicio para el cual fue construida; no es peculado en favor
de terceros. Tendrán que entender que en la ejecución de cualquier obra se presentan
sobrecostos y que el sobrecosto más alto, es el de no poder terminar una obra
por no hacerle frente a las situaciones adicionales que se presentan en los
procesos constructivos, por eso es que hay miles de obras inconclusas
(elefantes blancos). No puede seguir haciendo carrera la teoría de la
responsabilidad por evitar los elefantes blancos, las autoridades de vigilancia
y control lo que deberían castigar fuertemente son las obras inconclusas,
tendrán que entender que los gobernantes tienen que tomar decisiones difíciles
y arriesgadas, para poder satisfacer el interés general.
Los maliciosos que insisten en la cabeza
del Gobernador, que desistan de sus propósitos, ya fue suficiente el daño y el
sufrimiento al que lo sometieron, déjenlo concentrar en el manejo de este pico
tan complicado de la pandemia, que además de vidas, implicará la pérdida de más
empleos, la sostenibilidad de muchas empresas está amenazada, de pronto no van
a aguantar las nuevas medidas paralizantes de la economía. Todos atentos a la
solidaridad ayudando a los que nos necesiten, apoyando el esfuerzo que hacen
los gobiernos nacionales, departamentales y municipales y los corruptos que se
abstengan de sus asquerosas prácticas, estamos en emergencia.
La situación económica se sigue agravando,
el desempleo creciendo, la vacuna para la normalidad, lejos; ojalá en el
Congreso se den cuenta y por lo menos se pongan productivos, aunque no parece
posible, los congresistas que actúan de mala fe le siguen ganando a los que
actúan de buena fe, qué tristeza.
Gracias al gobernador encargado, lo hizo
muy bien.
Que nuestro Señor Jesucristo proteja e
ilumine al gobernador Gaviria y a su familia.