Por Andrés de Bedout Jaramillo*
Mientras
Uribe renunció al Senado y durante su detención domiciliaria se dedicó más a
generar propuestas concretas para el país, Cepeda sigue dedicando sus horas de
trabajo a única y exclusivamente seguir buscando la forma de exterminar a
Uribe. Ni una sola propuesta en sus años de senador siquiera le he leído. No
pueden seguir siendo tan miopes sus electores y continuar llevando al Senado a
una persona para sólo atacar a Uribe, cuando en esta institución requerimos
generadores de ideas que permitan, acordes con los objetivos del desarrollo
sostenible 2030, establecidos en el pacto global de la ONU, acometer los
problemas del mundo, que son nuestros problemas: sociales, medio ambientales y
económicos, los tres caminan juntos, son interdependientes, cada uno depende del
otro y de cada uno se desprenden miles de tareas que no podemos dilatar, que
nos obligan a construir, nunca a destruir y recordemos siempre que podemos
pecar por acción o por omisión.
Eso
es lo que está haciendo Uribe, moviendo temas concretos, objetivos para el
desarrollo sostenible, y lo que no está haciendo Cepeda, quien debería
renunciar a su curul en el Senado, para que, en señal de respeto a los
colombianos, siga su guerra contra Uribe, que, al parecer, es lo único que sabe
hacer, en igualdad de condiciones con su contrincante. Sin curul de senador;
Cepeda liberará una curul y una UTL, costosa y de poca utilidad en la
generación de ideas, para que de pronto quien lo remplace, pueda utilizar UTL y
curul, en la generación, estudio y trámite de ideas propias y agenda que puedan
servir al país, a los objetivos del desarrollo sostenible.
El
Congreso y el país debemos tomar como derrotero, el planteado por Uribe en su
última intervención, ahí está la agenda e inclusive sería muy útil que los
otros sectores se manifiesten sobre las propuestas.
Por
ejemplo, los temas sociales planteados, deben ser de urgente atención,
acompañados de los laborales, económicos y ambientales, que son los
posibilitadores de los apalancamientos al desarrollo sostenible de nosotros los
colombianos en el ámbito mundial.
La
paz, para realmente acercarse a ella, toca meterles duro a los programas que
han funcionado y pueden hacerlo y con los reinsertados que con seriedad han
venido aprovechando su nuevo estilo de vida en compañía de sus familias. Lo
mismo no podemos predicar de los que no quisieron corregir su rumbo y siguen
engañándose, engañándonos y enredándonos a todos, para evitar las acciones que
permitan sacar al país adelante.
Es
que el interés general es de lógica, es de acción, es de verdad, es de amor, es
que, en el interés general con buena fe, no puede caber el odio, el desprecio,
la exclusión, mínimo caben los debates y las discusiones, pero que sean
productivas, medibles, realizables.
Definitivamente
necesitamos que se sienten a reorganizar agendas, a revisar propuestas, a
priorizar estudios y concertar definiciones. Este país va a salir adelante y el
ejemplo que nos ha dado Uribe, renunciando al Senado para enfrentar el proceso
penal y dedicando mucho más tiempo a ordenar agenda para el país, que el que ha
dedicado a su defensa, nos muestra la calidad del líder y lo más importante,
nos aclara el camino de la esperanza, pero eso sí, todos tenemos que ayudar
convenciendo a los líderes con los que simpaticemos, a que se dediquen a
estudiar los temas propuestos y otros que surgirán, que las rencillas
personales las saquen de los escenarios de discusión, que produzcan para el
país, que se comporten, que nos comportemos todos muy bien, todos fuimos
creados libres y esa libertad es la que nos permite andar por el camino bueno o
por el camino malo y si queremos amar y ser felices, no es sino que todos
andemos por el camino bueno y todo cambiará para bien de todos, dándole cabida
al interés general, donde la buena fe y la verdad van a reinar.
Yo
soy práctico y no me da pena decir que he encontrado en las enseñanzas de
nuestro señor Jesucristo, herramientas de comportamiento para la fuerza, la paz
y la tranquilidad que requerimos para ser útiles a nuestras familias, a la
sociedad y lo más importante, a nosotros mismos, sin necesidad de fanatismos ni
comportamientos raros, que vayan más allá de evitar conductas esclavizantes que
nos hacen mal como individuos y afectan nuestros entornos. Esas conductas son
una lista muy larga, que en la medida en que las evitemos los beneficios serán
muchísimos.