Por Andrés de Bedout Jaramillo*
Los congresistas de Colombia no pueden
dejar pasar esta oportunidad de lujo para auto reformarse, recuperar confianza,
credibilidad y lo más importante, esperanzas para nuestro país.
La gran mayoría de bancadas que conforman
esta corporación, sienten que no es sostenible esta importantísima herramienta
de la democracia, que se ha convertido en costosa, pesada, inoperante y por qué
no decirlo, ajena a la búsqueda de consensos que permitan solucionar los
problemas del país.
Yo les propongo humildemente, pero desesperadamente,
que se sienten y traten de conciliar todos los proyectos e ideas de reformas
que se vienen planteando para esta importante rama del poder público, la rama legislativa; desde hace ya
muchos años por dentro y por fuera del Congreso se han presentado muchas
iniciativas, para disminuir el número de integrantes, para que todos los
departamentos tengan representación, para racionalizar los salarios de los
congresistas y privilegios de UTL, pasajes, celulares, camionetas, disminuir
vacaciones, etcétera. Es que queremos que las personas a las que elegimos para
que nos representen en el Congreso, consulten la justicia y el bien común,
porque son responsables ante sí y ante sus familias y políticamente ante la
sociedad y frente a sus electores, en el cumplimiento de las obligaciones
propias de su investidura; esto es lo que dice la constitución, porque el
espíritu de esta norma es de igualdad y de servicio, no el de la realidad que
estamos viviendo con el Congreso, donde al parecer el negocio redondo es no
ponerse de acuerdo en nada, ni en su propia organización y funcionamiento,
acorde con lo que queremos los colombianos.
A los congresistas, los queremos de carne
y hueso, sometidos a las mismas condiciones del resto de los ciudadanos, que
les permita palpar la realidad del país y así poder cumplir cabalmente sus
funciones, consultando la justicia y el bien común, para poder cumplir con la
finalidad social del Estado.
Si los congresistas se ponen rápidamente
de acuerdo, podrán auto reformarse, mediante una asamblea constituyente y nos
evitarían el referendo; pero lo más importante, automáticamente los
congresistas sentirán, alivio, sanación, satisfacción porque los colombianos
recuperaremos la confianza y la credibilidad en ellos y los sentiremos como nuestros
dignos representantes.
Si ese acto legislativo es presentado por
los voceros oficiales de la mayoría de los partidos o movimientos que
participan en el congreso, previa inclusión concertada y rápida, permitirá que,
en 2 periodos ordinarios consecutivos, se pueda sacar adelante la iniciativa,
que permitirá salvar una institución fundamental para la democracia, siempre y
cuando trabajen consultando el interés general y no el particular.
Si el Congreso de Colombia no hace esto
muy rápido, se perjudican ellos y por supuesto al país seguirá en picada y
tocará revocarles el mandato, castigarlos con que no puedan regresar al Congreso.
Pero yo me resisto a creer siquiera que nuestros congresistas no den el paso
inmediatamente, eso significaría que son más los congresistas malos que los
buenos, que son más los corruptos, que son más los irresponsables que los
responsables, que son más los inconscientes que los consientes, y si eso es
así, apague y vámonos, porque si quienes deben dar ejemplo de poderse sentar a
conversar, ponerse de acuerdo y sacar los quereres de los ciudadanos adelante,
son los congresistas, sino, no tendría sentido este tipo de cuerpos colegiados,
llevadores de representación, para no tener el pueblo que representarse
directamente como lo están haciendo los indígenas, con nefastas consecuencias
para el país. Es que, si quienes tienen nuestra representación, no la ejercen y
el pueblo tiene directamente que ejercer su participación a la fuerza, el caos
y el desorden seguirá apoderándose de Colombia.
Por favor señores congresistas, junten las
iniciativas, conversen, busquen puntos de confluencia, depongan odios, sean
generosos, entiendan que el interés general debe primar siempre, que todos
somos colombianos y debemos caber en el mismo bus, recuerden que ustedes están
en un lugar privilegiado, de una responsabilidad extrema, representando un país
con muchas posibilidades, pero que por su inacción y su egoísmo lo están
hundiendo, los apetitos personales insaciables ya no pueden caber más en
Colombia, la economía está maltrecha, tenemos que unirnos para recuperarla, la
pandemia no se acaba, ahora más que nunca tenemos que luchar para cuidarnos y así
poder cuidar a los demás; todos tenemos que dar ejemplo, especialmente los que
hemos sido bendecidos por nuestro Señor Jesucristo, a los que las oportunidades
nos han favorecido; hoy, en ese sector poblacional, nuestros congresistas
ocupan el primer puesto, qué les cuesta sacrificarse un poco, los necesitamos. Cuando el país se sienta representado por
ustedes, todo cambiará.