Por Andrés de Bedout Jaramillo*
Durante 23 años se pudo
mantener la joya de la corona como empresa industrial y comercial del Estado,
100% de capital público municipal.
Nadie ha estado
dispuesto al desgaste político que implica cambiar su naturaleza jurídica, a
una sociedad por acciones, así se conserve la mayoría en cabeza del municipio,
por la sencilla razón de generar tufillos de privatización.
En 1997, cuando la transformación
obligada por ley, se trataba en el Concejo de la ciudad, el único visionario
que se atrevió a mencionar el tema en el seno de la corporación, fue Álvaro
Uribe Vélez, quien nos dedicó mucho tiempo para solicitar transformar a EPM en
sociedad por acciones de mayoría de capital público; hacia cálculos, en los que
vendiendo una pequeña parte, podríamos haber salido del desatrazo vial al que
todavía estamos sometidos, además de advertirnos sobre los inminentes riesgos
para la gobernanza de la empresa en manos del sector político.
Si le hubiésemos parado
bolas, nos habrían tirado tomates podridos, pero, tendríamos vías en Antioquia
y unas EPM muchísimo más grandes que las actuales. Habríamos evitado el
desgaste al que, sometida a los vaivenes de la política, han estado nuestras
EPM, manteniendo inclusive ese esquema de manejo corporativo que compromete a
estado-empresa-academia.
Hoy es necesario
capitalizar la empresa, para hacerle frente a la culminación de proyectos
(Hidroituango, Caribe, etc.), a evitar los altos costos y dificultades en la
consecución de créditos con la banca nacional y extranjera, a las dificultades
en la colocación de bonos y al mantenimiento de la excelencia en la prestación
de los servicios públicos domiciliarios, que permitan su permanencia en el
ambiente de competencia, en y por el mercado.
Estamos en el momento
oportuno y en la obligación de acometer este paso de transformación de EPM,
dejarla cómo está, sería alcahuetear el proceso de deterioro, propio de quienes
tienen intereses de frenar el empuje de Antioquia, pegándole donde más le
duele.
Desafortunadamente por
las buenas no se pudo establecer un mecanismo acorde en los requisitos y
designación de los miembros de la junta directiva y del gerente, por esta
última.
Hay que transformar a
EPM en una sociedad por acciones de mayoría de capital público; Colpensiones,
los fondos de pensiones, los empleados de EPM, los ciudadanos de Antioquia,
serían los llamados a capitalizar la empresa, plata fresca, estatutos
actualizados, que permitan manejos estables, responsables y eficientes, que
redunden en beneficio de Medellín, de Antioquia, de Colombia.
Qué paradoja, hace 23
años vender un pequeño porcentaje de EPM, para alejarlas de la política dañina,
nos habría dado las vías requeridas por Antioquia que hoy todavía no tenemos. Hoy
seguramente tocará disponer de un porcentaje mayor, para capitalizar a las EPM,
y de una vez, a varias de sus filiales. Algo hay que hacer con TIGO-UNE, la
cogió la pandemia sin equipos ni infraestructura para aprovechar las
oportunidades de crecimiento que los requerimientos de la virtualidad impuesta
por la cuarentena, exigen.
No queremos a EPM como
un Pedevesa, de esta salimos; nuestro Señor Jesucristo nos va a dar la
inteligencia y la fuerza necesaria para acometer este proceso de transformación
y capitalización de nuestras EPM.