Por Andrés de Bedout Jaramillo*

La
pasamos entregando nuestros datos personales a plataformas desconocidas, para
acceder a servicios novedosos; la pasamos retransmitiendo mensajes de
desconocidos y hasta de conocidos, donde engañados creemos estar haciendo el
bien y terminamos haciendo el mal y lo peor de todas estas actuaciones es la
gran contaminación ambiental que estamos generando, las nubes son servidores
donde se está almacenando todo, un 80% es basura que a nadie le va a servir,
pero los servidores consumen energía producida a costa de la afectación a la
tan golpeada y mal tratada naturaleza, que hoy nos está pasando la factura de
cobro, en diversas modalidades.
El 90% de
los daños, de los delitos, de los perjuicios que nos pueden causar a través de
la virtualidad, llamados ciberataques, son utilizando el engaño, tirar el
anzuelo para ver quién pica, inclusive las falsas amenazas de juzgados, policía,
impuestos, DIAN, secuestros, extorsiones, vacunas, etc. son bastante frecuentes
y caemos muy fácil.
Tanto la
felicidad, como el miedo, son sentimientos a los que los humanos somos bien
susceptibles.
Para las
llamadas telefónicas, debemos desempolvar los teléfonos de mesa, para disminuir
el riesgo de salud y de exposición con los celulares, además utilizamos un
servicio que de todas maneras estamos pagando; inclusive la comunicación
física, escrita por carta, por correo, puede regresar, frente a la gran
cantidad de ataques cibernéticos por segundo que se están dando en el mundo,
causándole grandes perjuicios a cantidades de seres humanos; lo escrito,
escrito está y si no, miren la importancia de conservar los documentos
originales para defenderse de los virtuales falseados por los delincuentes o
miren como los registros que prueban el cumplimiento de los protocolos de
limpieza y desinfección, contra el coronavirus, tienen que ser escritos para
que valgan.
Las
empresas deben ahora más que nunca, con lo del teletrabajo o trabajo en casa,
revisar las seguridades de los equipos, los wifi que utilizan sus empleados,
los servidores y ERP a las que acceden en sus empresas, para desempeñar sus
labores.
Los
narcotraficantes, en la etapa de lavado, están utilizando información legal de
las empresas, capturada de la virtualidad, para blanquear sus dineros y dejar
embalados a los empresarios grandes, medianos y pequeños, que solo pueden
defenderse con los documentos físicos originales.
Las bases
de datos son atacadas hasta en momentos de dolor como el de esta pandemia, para
quitarle los recursos a los más necesitados. Para muestra, las depuraciones que
le está tocando hacer al gobierno, en la entrega de los auxilios monetarios.
Todos
estamos expuestos, nadie está libre, que nuestro Señor Jesucristo nos ilumine
haciendo ciberseguridad permanentemente.