Por José Alvear Sanín*
Bolivia — En
La Paz, una de las ciudades más interesantes del mundo, se vienen sucediendo
hechos absolutamente deseables.
¿Cómo
no sentir envidia de un país donde el robo de unas elecciones se castigó con el
derrocamiento de un presidente corrupto?
¿Cómo
no sentir envidia de un país donde docenas de cómplices del depuesto mandatario
van a ser procesados por los delitos cometidos?
Como
colombiano que ha presenciado en los últimos años la entrega del Estado a un
grupo narcoterrorista, el robo de un plebiscito, el saqueo del tesoro público,
la usurpación permanente de funciones por unas “altas” cortes politizadas y un congreso
nauseabundo, no puedo dejar de sentir vergüenza por lo nuestro y envidia de lo
ajeno.
Al
romper relaciones con Cuba, la valerosa presidente de Bolivia, Janine Añez, nos
da ejemplo, mientras seguimos embelesados haciendo carantoñas a una dictadura
que nada nos compra, pero se niega a atender nuestra temblorosa solicitud para
que extradite a los peores terroristas colombianos; y cuya Embajada en Bogotá
—con centenares de falsos diplomáticos— coordina todo el proceso
desestabilizador del país, actuación inevitable porque ya ha exprimido a
Venezuela, y para sobrevivir tiene que seguir con Colombia.
¡La
culebra se mata por la cabeza!... Mientras no comprendamos algo tan sencillo,
seguiremos fingiendo que el gobierno cubano es normal, amistoso e inofensivo…
Y del Perú — No era muy
positivo el clima político en Lima: expresidentes presos; otros, prófugos; uno,
suicida; el último, destituido… y un congreso tan atravesado como el nuestro.
Allá lo único que faltaba era negociar el Estado, trasladando a Abimael Guzmán,
a Elena Iparraguirre, al camarada Artemio y a Víctor Polay, de la Cárcel de
Callao al Palacio Legislativo, para no quedarse atrás de Colombia.
Al
llegar al poder el nuevo presidente, Martín Vizcarra, consideró necesarias
algunas reformas constitucionales, empezando por la de la justicia, para luchar
contra la corrupción, que el Congreso a regañadientes tuvo que aceptar,
temiendo su disolución. Esta llegará más tarde, el 30 de septiembre de 2019,
cuando el presidente, cansado de la obstrucción permanente, la decrete.
Para
buscar la gobernabilidad, el señor Vizcarra no pactó con líderes caducos de
partidos corruptos, sino que apeló a un pueblo ansioso de actos de gobierno, lo
que elevó su aprobación popular, de 34 a 66 %, y que ahora bordea el 77%.
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Según
la policía canadiense, “La fuerza de parte de las autoridades no debe ser
proporcional; debe ser mayor. Esa es la que conduce al orden público. En
cambio, la fuerza proporcional invita al desafío permanente, porque deja a los
antisociales en un falso empate, en vez de un castigo real”.
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David Choquehuanca — Seguramente
que este candidato de Evo Morales para la presidencia de Bolivia, famoso por su
limitación idiomática e intelectual, no es descendiente del Curiaca de Pucará,
José Domingo Choquehuanca, quien saludó a Bolívar con el más bello discurso de
la historia:
“Quiso Dios
de salvajes formar un gran imperio y creó a Manco Cápac; pecó su raza y lanzó a
Pizarro. Después de tres siglos de expiaciones ha tenido piedad de la América y
os ha creado a vos. Sois, pues, el hombre de un designio providencial. Nada de
lo hecho hasta ahora se asemeja a lo que habéis hecho, y para que alguno pueda
imitaros será preciso que haya un mundo por libertar. Habéis fundado tres
repúblicas, que en el inmenso desarrollo a que están llamadas, elevan vuestra
estatura a donde ninguna ha llegado. Con los siglos crecerá vuestra gloria como
crece la sombra cuando el sol declina.
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“La mayoría somos más”,
Daniel
Quintero, flamante alcalde de Medellín.