Por Pedro
Juan González Carvajal*
No han sido
suficientes 23 años para concretar aquella visión expresada por allá en 1997 y
respaldada por la gran mayoría de los antioqueños, cuando dijimos que “En el
2020 Antioquia será la mejor esquina de América, justa, pacífica, educada,
pujante y en armonía con la naturaleza”.
Hoy por hoy,
tenemos en Antioquia ejercicios serios que invitan a pensar el futuro como lo
son: Antioquia 2050 liderado por la Gobernación de Antioquia. La Universidad de
Antioquia plantea el Gran Acuerdo por Antioquia 2050. Visión Antioquia 2032 por
parte del Consejo Privado de Competitividad. Visión Antioquia Territorio
Sostenible 2030 liderado por Proantioquia. Algunas organizaciones sociales y
organizaciones no gubernamentales como Comfama, Corporación Región, Fe y
Cultura, y la UNAL entre otras, han creado un Colectivo para preguntarse Pa Dónde
Vamos: Hacia un futuro compartido de región (más allá del 2030), entre otros
varios y valiosos esfuerzos.
Algunos ejemplos
de trabajos realizados en otras latitudes y con vigencia actual, son:
En modo porvenir
anhelado, novelado, soñado o de ciencia ficción, con horizontes de hasta más de
80 años, tenemos: New York 2140, Barranquilla 2114, Medellín Megalópolis año
2100, Buenos Aires 2080, entre otras tantas.
En modo de
apertura de visión a mediano plazo, como mirada estructurada de ciudades,
países y regiones, el horizonte se orienta alrededor del 2050: Bogotá 2045,
Israel 2048, China 2049, Metrópoli 2050, la Súper ciudad de Medellín, Hanoi
2050, Canadá 2050, Australia 2050, Perú 2050, Costa Rica 2050, Brasil 2050,
Uruguay 2050, Los Ángeles 2060.
También existen
ejercicios como The Technological Singularity 2045, World Tech 2050, el Long
View How Will The Global Economic Order Change By 2050, The Long View Scenarios
for the World Economy to 2060, The World in 2063 since 2019.
Apropiada y
pertinente propuesta del señor gobernador con continuar con la tradición de
imaginarnos el futuro y generar instrumentos que nos orienten en el cómo
acceder a él.
Ni tanto que
queme al santo, ni tan poquito que no lo alumbre. De pronto un ejercicio al
2100 suena un poco lejano (lo cual es relativo) o un ejercicio al 2040 parece
demasiado corto (lo cual también es relativo).
Lo importante es
capitalizar las experiencias pasadas, reconocer que no hemos sido buenos en
asuntos de seguimiento y que hemos sido descorteses con los miles de antioqueños
que han ayudado en estos procesos de construcción de futuro, pero a quienes no
convocamos para contarles periódicamente cómo vamos.
Los trabajos
serios elaborados recientemente por entidades idóneas y experimentadas como el
Instituto de Estudios Regionales –INER- deben ser aprovechados como “Línea
Base”, teniendo como socio natural a la Universidad de Antioquia, a la cual
está adscrito.
La experiencia
nos ha mostrado que una ordenanza o un acuerdo no se le niega a nadie, como
sucedió en su momento con el Plan Estratégico de Antioquia -Planea- Ordenanza
12 del 19 de diciembre de 1998 y con la Visión Antioquia 2050, creada por la
Ordenanza 51 del 28 de diciembre de 2018. Está demostrado que a los mandatos de
Ley hay que ponerles voluntad continuada, pues si no, no pasarán de ser una
dejada de constancia y un formalismo ritual.
Solo un alto
sentido de responsabilidad por el futuro por parte de los gobernantes de turno,
permitirá reconocer los avances alcanzados y respetará los compromisos generados para que la continuidad que se
requiere en ciertos casos, no sea un albur, sino un mandato de seriedad para la
gestión pública.
Solo así se
distingue un buen gobernante, de un verdadero estadista.