Por Antonio Montoya H.*
No
pensé que los sucesos del 21 de noviembre me llevarían a afirmar que en
Colombia somos unos aduladores de todo lo que sucede en el exterior. Algunos de
los líderes del paro consideran muy valioso replicar en nuestra tierra lo que
ha sucedido en los últimos años en el mundo como La Primavera Árabe, Los Chalecos
Amarillos en Francia, en Hong Kong las manifestaciones constantes, Chile, Ecuador, Bolivia,
Nicaragua y ahora Colombia. Somos tontos que copiamos lo malo, sacamos a la
palestra nuestro odio, resentimiento, envidia, ignorancia, lo cual todo es elevado
a la potencia y en las manifestaciones hace que la masa se convierta en una
marea incontrolable, destruyendo todo lo que esté a su alcance.
No
puedo aceptar que personas que piden mejoras para la educación, sean las que
destruyan la universidad, roben los cajeros electrónicos, pongan bombas, se
cubran la cara, quiebren vidrios, tumben todo a su alrededor; es un
contrasentido total. Piden y no saben que piden, destruyen y no construyen;
pobres estudiantes, me avergüenzo de ellos y de su destino. Son motivados por
la izquierda recalcitrante, que no entiende nada y que se vale del clamor
mundial para incendiar el país. No lo lograrán.
Felicito
a los estudiantes que, mostrando su rostro, enfrentaron a los vándalos, les
impidieron los actos de terrorismo y defendieron su universidad; ellos sí son
dignos de resaltar por su valor, por lo que hicieron por su institución y por
el derecho que defendieron que no es otro que el de la dignidad y respeto por
la propiedad pública.
No
podemos entender que los líderes y promotores del paro, acepten personas
encapuchadas, que se tapan para cometer sus actos vandálicos y no son capaces
de hacerlo de frente. Si son tan guapos para atentar contra el orden público,
deberían ser valientes para actuar sin máscara. Les aseguro que en su casa no
dañan nada y que la defenderían si alguien intentara destruir algo. Valientes
enmascarados, pobre de ellos, la conciencia espero los haga recapacitar y
cambiar el rumbo.
Nadie
ha dicho que no se marche o proteste, pero que, si se hace, sea sin violencia.
Pagarán los platos rotos de este desastre nacional como lo dije en anterior
artículo, los nuevos alcaldes y gobernadores, serán ellos quienes tendrán que
buscar los recursos que les permitan reparar el daño.
Es
necesario expresar que si bien es cierto hoy tenemos indicadores negativos en
el empleo, el cual decrece; los promotores del paro que lo motivaron con
especulaciones sobre proyectos no presentados como pensión y salarios, que ni
se conocen y que de ser presentados se deben estudiar y aprobar por el Congreso
de la República, le están haciendo un mal irreparable al país al mentirle.
El
mal ejemplo cunde. Por ejemplo, el caso de la youtuber Epa Colombia que promueve con alto grado de desfachatez y de criminalidad el daño al
Transmilenio en la ciudad de Bogotá y lo hace efectivamente. Debe ser
judicializada y condenada, magro ejemplo para quienes la ven.
Las
redes sociales siguen mostrando una polarización gravísima para el país, lo
cual perjudica la convivencia y la civilidad, debemos entender que tenemos un
objetivo común que es el bienestar general.
También
creo que es triste, lamentable e inadmisible que la izquierda colombiana
liderada por Petro, promuevan y azuce la continuidad del paro y la parálisis
del país. Perdió en las urnas y quiere crear el caos buscando su propio
beneficio.
Es
necesario que la ciudadanía en los barrios, en los edificios se prepare y
diseñe estrategias de defensa para contrarrestar a los vándalos que quieren
robar los apartamentos y generar zozobra.
Por
último, insisto en la responsabilidad que tiene el gobierno y el congreso de
aprobar importantes proyectos que la ciudadanía requiere: por ejemplo, que no
exista la casa por cárcel, legislar definitivamente contra los violadores; los
congresistas deben rebajarse el sueldo o por lo menos no incrementarlo en
varios años, no permanecer más de dos periodos, condenar a los ladrones del
erario público, y otros más que son necesarios para generar credibilidad en la
población. Si así lo hacen y entienden que le están fallando al país,
rápidamente podremos convertir esta crisis en una oportunidad para mejorar las
condiciones del país.