Por Antonio Montoya H.*
Por más que uno trate de
dilatar una cita crucial, posponerla, o buscar formas de no llegar a ella, tarde
que temprano le llega el término y en muchas ocasiones o en casi todas, es
mejor enfrentarlas de una vez, para evitar suspicacias y que así surjan los
enemigos que buscan hacer daño y obtener lectores, raiting o cualquier
otra forma efímera de ser conocidos.
Me voy a referir en esta
oportunidad a la citación que la Corte Suprema de Justicia le efectuó al señor
expresidente Álvaro Uribe, para ser escuchado en indagatoria donde es acusado
por dos delitos: uno por falsedad y otro por compra de testigos.
Uno y otro no tienen asidero
jurídico, los acusadores son todos bandidos o ex bandidos, asesinos en serie
que masacraron a miles de personas en Colombia, que pagaron condena o aún la
pagan, y que buscan vengarse del Expresidente que los extraditó. Este montaje
es liderado por personajes nefastos que no le han aportado al país un solo
proyecto o una idea para mejorar las condiciones de vida de nuestra gente, por
el contrario, han buscado acabar con el Expresidente, porque no ha comido
cuento y ha defendido con esmero y ahínco la democracia colombiana.
Miremos un poco hacia atrás,
remontándonos al año 2002, fecha en que se inició el primer mandato del
presidente. Ese mismo día lo intentaron matar, cayeron bombas sobre el Congreso
donde se llevaba a cabo la posesión, dirigidas a ese objetivo por los
guerrilleros de las FARC, quienes en otras nueve (9) ocasiones intentaron cegar
su vida. No se amilanó, enfocó su accionar a derrotar al enemigo, a generar
confianza, a buscar inversión extranjera para crear fuentes de trabajo,
empresas y así desarrollar un nuevo modelo de país, orgulloso, confiado y sin
miedo.
Los resultados se fueron dando
rápidamente; nosotros los ciudadanos volvimos a salir por las carreteras, se
obtuvo seguridad y se combatió con fuerza y determinación a la guerrilla.
También fue el único que sometió
a negociación a las autodefensas, con quienes firmó el acuerdo de Santafé de Ralito
que permitió que cesara el conflicto con ellos; algunos pagaron condena y los
que siguieron delinquiendo desde la cárcel fueron extraditados.
Ha sido el único que combatió
con éxito a las fuerzas generadoras de violencia, muerte e infamia, y hoy, después
de esa lucha, se ve acosado por esas mismas fuerzas amparadas en la legalidad.
Dudas tengo de un juicio justo,
sin pasiones y fundado en razones. Es difícil esperar que la verdad triunfe
cuando son los bandidos, los condenados, los que cometieron crímenes sean los
testigos contra el Expresidente, pero, como abogado que soy, aspiro a que la
luz de la verdad prospere y cesen los atropellos.
Ese debate hay que darlo de una
vez por todas, tiene argumentos, fuerza jurídica, y la verdad a su favor. No
duda nadie que es una persecución política mediática de dos o tres personajes
que tienen una obsesión contra el presidente y lo quieren ver derrotado.
La prensa, los jóvenes menores
de 25 años que son desconocedores de la historia y movidos por la desinformación,
un periodista de revista bogotana y un senador de izquierda, qué harán cuando
salga absuelto el Expresidente. Supongo que tendrán que buscar otra infamia
para seguir despotricando del país.
Esperemos con intranquilidad,
el 8 de octubre, que la indagatoria se realice y que allí los honorables magistrados
investigadores no se equivoquen y emitan una orden de captura, que además de
injusta es innecesaria… el Expresidente jamás se rinde y menos evade sus
responsabilidades.