Por Santiago Cossio*
El
pueblo está acostumbrado a pedir soluciones para sus principales
carencias: salud, educación, seguridad y
empleo son problemas de nunca acabar. Hace décadas que en época de elecciones
llegan los políticos a prometer las mismas soluciones y nada que resolvemos
nuestros problemas colectivos. Posiblemente estamos buscando soluciones donde
no es.
Proponer
e innovar en políticas públicas ya de por sí es algo arriesgado y complejo. Quién
pensaría que un Metrocable a una montaña podía ser una solución al transporte
público. Así mismo deben existir soluciones impensadas que solo los científicos
sociales y visionarios innovadores pueden ver. La felicidad es una propuesta
innovadora que debe ser tenida en cuenta.
La
inseguridad ha azotado al país y todos los días se ven ejemplos de atraso
cultural. En investigaciones sociales se encuentra que la violencia nace de la
infelicidad. Esa violencia termina generando atraso económico y social dándole
rueda al círculo vicioso de la pobreza. (Pobreza que genera más violencia,
violencia que genera más pobreza). Para salir de este gran problema de violencia
que ha sumido al país en el atraso al desarrollo, debemos pensar en que la
felicidad sería una gran solución. La felicidad es el camino que todos debemos
elegir.
Las
manifestaciones artísticas son educación para la felicidad. El humor, la danza,
la música, el teatro etcétera, cuando se hacen con responsabilidad cultural se
convierten en herramientas de educación social para la felicidad.
La
confianza es construcción de tejido social, desde la interpersonal hasta la
confianza en el gobierno público. La desconfianza ha sido uno de los
generadores de disturbios e indisciplina social aumentando las marchas y
protestas que llevan a más atraso económico y social. En el sector privado la
desconfianza y falta de identidad en nuestros productos y empresas ha llevado
al aumento de importaciones, falta de demanda agregada y al consecuente
desempleo.
La
confianza interpersonal es hoy una necesidad, donde el ego ha bloqueado el
progreso. Si vemos las empresas que cotizan en la bolsa de valores de Colombia
son sociedades anónimas con cantidades de accionistas que buscan además de un
dividendo individual, la sostenibilidad para el progreso colectivo. Debemos
fomentar nuevamente la conformación de sociedades, empresas B y el
cooperativismo.
Hablando
de otras soluciones en políticas públicas tenemos que para el problema de la
educación puede ser más de investigación, formación de formadores y contenidos
de la educación, que de infraestructura. La clave de la salud, podría estar en
la prevención, nutrición y el deporte. Para el empleo, más que empleos temporales,
debemos buscar soluciones estructurales. La inseguridad se debe atacar con
cultura, empleo, confianza, educación y felicidad.
La
justicia no se hace con castigos o multas. Se hace con educación en leyes y en
valores sociales y culturales. Los valores humanos que se están proponiendo
como la confianza y la felicidad son tema de debate, Pero debemos abrirnos a
explorar estas propuestas sociales y apoyarlas. Otros valores como el respeto,
la identidad y la responsabilidad deben ser tenidos en cuenta para la educación
y formación social del ser humano.
En
ninguna facultad de economía enseñan que el mayor determinante del desarrollo
económico es el comportamiento individual y social. De nada sirve tener
petróleo, tierras, agua, oro, o esmeraldas si no sabemos vivir y convivir de
manera individual y colectiva.
Hoy
de nuestra educación superior salen buenos profesionales, pero personas con una
escasa formación humanística lo que agrava el comportamiento social generando
falta de ética, moral, cívica y urbanidad, desconfianza e infelicidad; todo
esto trayendo más atraso.
Valores
culturales como la confianza, la felicidad, la identidad, el respeto y la
responsabilidad son el camino que la sociedad debe conocer, reconocer y apoyar como
innovación en las políticas públicas. Creo que el camino real del progreso, está
en el desarrollo económico, la confianza y la felicidad.