sábado, 26 de octubre de 2019

Efectos esperados de los resultados electorales


Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Andrés de Bedout Jaramillo
Mañana, menos del 3% de los candidatos inscritos lograran su objetivo de llegar al poder, de asegurar una remuneración a partir del primero de enero, con carro oficial y servidores estatales.

Mañana sabremos si triunfaron las encuestas, si triunfaron los expertos en la fabricación de mentiras, si triunfaron los sensatos, si triunfaron los mal llamados vivos, si triunfó la abstención o la participación masiva, en fin, mañana Colombia tendrá que analizar con lupa los resultados, para, como dice la ministra del interior, repensar la democracia y seguramente proponer una reforma electoral, para que la escogencia de los candidatos, la financiación de las campañas, la compra de votos, las alianzas, las coaliciones, los partidos y movimientos políticos, las propuestas de los candidatos y toda la cantidad de situaciones que hacen de nuestro sistema electoral una democracia imperfecta, como lo son las obras humanas, se puedan corregir y mejorar, para que no sigamos abonando el terreno de la tan dañina polarización, que en vez de buscar soluciones concertadas, acordes a las necesidades, pierde el tiempo hablando mal del contrincante y echándole la culpa de nuestros males, así le toque utilizar la mentira.

Que imaginación, la fiscalía, las contraloras y las autoridades electorales, deben coger las denuncias que circularon en estas campañas y aclararnos a los ciudadanos cuáles son verdades y cuáles son mentiras. Deben adelantar las investigaciones pertinentes, para castigar a los denunciados públicamente como delincuentes y a los denunciantes que utilizando la mentira, desviaron la atención de los sufragantes y dañaron la imagen de candidatos, aplicando responsabilidades y multas a los partidos y movimientos opositores que no salieron oportunamente a desmentir el accionar de sus irresponsables militantes, dejando como verdades las mentiras y premiando a los partidos y movimientos, donde las denuncias que de sus contrincantes pusieron a circular y resulten verdaderas en las investigaciones.

Con responsabilidad y agilidad las autoridades de vigilancia y control electoral deben exigir y revisar las cuentas de las campañas, sin dejarse meter los dedos a la boca, para sancionar las conductas y costumbres sancionables y exaltar las conductas transparentes.

De una vez se debe construir la base de datos con las declaraciones de bienes y rentas que deben entregar los 3.000 elegidos, para poderles ir haciendo los seguimientos correspondientes, que permitan descubrir crecimientos inusuales en sus bienes y rentas, para castigarlos cuando sean injustificados y exaltarles cuando sea del caso.

Mejor dicho, a partir de los resultados de mañana, si queremos y creemos en los sistemas democráticos, el trabajo coordinado de las autoridades que tienen que ver con las elecciones y los temas que las rodean, se tienen que poner a trabajar duro.

Esperemos que mañana los colombianos salgamos todos a votar, bien informados, pidiéndole al Espíritu Santo que nos ilumine, para elegir a los mejores, dispuestos a escuchar al pueblo, a satisfacer sus necesidades apremiantes, a buscar con humildad y dedicación la primacía del interés general sobre el particular.

Cuidemos y perfeccionemos esta democracia, antes de que las dictaduras de izquierda o de derecha, se impongan.

Los pueblos en el mundo y muy especialmente en Latinoamérica están rebotados, no quieren comer más cuento, están dispuestos a todo, como el que no tiene nada más que perder. Hay que escucharlos y con ellos buscar soluciones, los fríos números de los indicadores económicos, no son suficientes y si no, miremos a Chile, gobierno de derecha, presidente millonario, desempleo bajo, ingreso per cápita alto, pueblo insatisfecho, exigiendo bajar tarifas de servicios públicos, peajes, transporte público, etc., pidiendo condiciones que permitan vivir más igualitariamente, mejor dicho, que el salario les alcance para vivir.

A los que resulten elegidos, les recordamos la frase de George Washington: “Es imposible gobernar rectamente una nación sin Dios y sin la Biblia”.