Por el coronel John
Marulanda*
El muy visible desembarco de tropas y
aprestos militares rusos el pasado sábado en Maiquetía, agrega otra dosis de
riesgo a una situación hasta ahora de guerra sicológica pero que coquetea con
limites prebélicos. Si Moscú decide montar una base militar permanente en apoyo
a Maduro y su banda, Washington sentirá seriamente amenazados sus intereses y
podría acelerar una intervención militar, antes ¨de que su oponente se asiente
definitivamente en sus fronteras cercanas.
En Siria, Estados Unidos siempre quiso
sacar del poder a al-Ashad, pero la presencia rusa lo impidió y se generó lo
que hoy todos conocemos. Se puede pensar que el Kremlin planearía aplicar el
mismo método para Miraflores, aunque no es lo mismo la logística de Rusia para
Damasco que para la lejana Caracas, aun contando con el apoyo de La Habana y
Managua. Si Putin solo quiere seguir pelándole el colmillo al Tío Sam y
mantener una pequeña fuerza que disuada, retarde o complique una eventual
intervención armada de Trump es probable que, a estas alturas, se desencadene
una seria confrontación armada interna la cual, por su naturaleza y dadas las
proximidades geográficas, fácilmente arrastraría a Colombia y/o Brasil, con el
aliento de USA, naturalmente.
El mismo sábado se informó el
desplazamiento de baterías misilísticas antiaéreas rusas de mediano alcance
S-300 en Caracas, y la presencia de la vicepresidenta Rodríguez en el estado
Guárico, sede principal de la artillería de campaña, de una división de
blindados del Ejército y en donde, supuestamente, los rusos acantonarían sus
hombres y aprestos. El lunes, el senador Marcos Rubio trinó sobre los rumores
de un submarino ruso llegando a Puerto La Cruz. Solo rumores.
Por otra parte, el jueves 21 se registró
el zarpe de su base en Norfolk, Virginia, del portaviones Harry S. Truman (CVN
75) y el portahelicópteros Bataan (LHD 5) que transporta una fuerza
expedicionaria de Marines. Este último buque fue utilizado como prisión de
terroristas (2001) y como apoyo en el terremoto de Haití (2010). Ambos navíos
de guerra navegan en el Atlántico en entrenamientos rutinarios.
En este tablero geoestratégico que se
enreda cada día más, es válido preguntarse si las organizaciones indígenas del
Cauca, con territorio, justicia, seguridad, economía y costa marítima propios,
que comparten la política chavista y la acción narcofariana, son parte
incidental o estructural del anterior escenario regional, ahora que el
narcoterrorista alias Iván Márquez desde Venezuela llama a una minga nacional.