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viernes, 9 de septiembre de 2022

El Salvador, pueblo de mártires

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S.J.*

He venido esta semana a El Salvador. Había hecho escala en su aeropuerto hace unos años y al volver esta vez el contraste fue impactante: se ha modernizado con una infraestructura que nada tiene que envidiar a los grandes aeropuertos internacionales. Las carreteras de acceso en perfecto estado y la sensación de progreso son evidentes. La seguridad ha mejorado con el control de las famosas “maras” y el presidente Bukele pareciera estar gobernando la nación con pulso firme. Ojalá sea cierta tanta belleza, porque los críticos no dejan de advertir sobre su manera de ejercer el poder, el nepotismo en altos cargos del gobierno y el afán de perpetuarse. Pareciera ser la constante de los otros 6 países de la región en los que los gobiernos familiares (Noriega, Castro, por citar los casos nicaragüense y hondureño), los éxodos hacia otros países, la violencia y los retrocesos democráticos aparecen como común denominador, amén de la corrupción con sus actividades económicas ilícitas.

El Salvador es el país más pequeño de Centroamérica. Un poco más pequeño que nuestro departamento de Cundinamarca y con una población total que resulta menor que la de Bogotá. Ha vivido por décadas el azote de la guerra y la violencia. Cuando me hice jesuita hace 41 años cantábamos la misa salvadoreña y evocábamos a dos mártires de este país: el padre Rutilio Grande (asesinado en 1977 junto con dos colaboradores parroquiales) y monseñor Óscar Romero, arzobispo de San Salvador (baleado cuando celebraba la eucaristía en 1980), sin imaginar si quiera que nueve años después asesinarían a seis jesuitas de la Universidad Centroamericana junto con dos colaboradoras. No fueron los únicos, otro obispo y 13 sacerdotes más corrieron la misma suerte y no tengo el dato de cuántos laicos vinculados a servicios pastorales, además de los miles que murieron víctimas de la guerra civil. De locura.

Visitar los sitios donde los asesinaron y peregrinar a sus tumbas me resultó estremecedor. Lo que en su momento fueron noticias distantes y luego películas impactantes (“Designios del corazón”, “Romero”, “Llegaron de noche”), esta vez, in-situ, me hizo imaginar estar allí cuando acontecieron las tragedias. Doloroso. En la capilla de la UCA unos dibujos de hombres y mujeres torturados y asesinados en una cincuentena de masacres a lo largo y ancho del país me hicieron pensar inmediatamente en lo que hemos vivido en el nuestro. ¿Hasta dónde pueden llegar los seres humanos, ávidos de poder y de riqueza, que acceden al poder engañando pueblos enteros y luego traicionan sus causas y discursos?, ¿qué tan perverso es el mal espíritu que logra amangualar a los que son contradictores aparentes pero que los mueven los mismos intereses oscuros?; ¿cómo es posible que gente de origen humilde, manipulada por sinvergüenzas, se preste para hacerle daño a su propio pueblo, en tanto quienes les pagan retozan impunes?

Quería venir a este país que tanta historia de mártires tiene. Fue un sacudón duro pero necesario como para que no se me olvide la crudeza de las realidades de nuestros países, tan distintos y a la vez tan parecidos, tan ricos, pero tan pobres; con tanta gente tan buena, pero con tantos líderes nefastos, tan creyentes católicos en apariencia, pero tan ateos en la práctica. Que El Salvador del mundo salve no solo a este hermano país nuestro, sino que de paso nos salve a nosotros.

miércoles, 15 de diciembre de 2021

¿Omitir también lo de Venezuela?

José Alvear Sanín
Por José Alvear Sanín

Estamos en vísperas de un año electoral en el que se elegirá Congreso, se celebrarán consultas populares para designar candidatos presidenciales y finalmente, en dos vueltas se escogerá un jefe de Estado, que puede ser el primero de una aterradora dictadura comunista.

Nunca el país se ha visto ante un dilema tan trascendental, pero el debate no se está dando sobre los verdaderos términos del mismo. La discusión se reduce a temas mecánicos. Docenas de precandidatos se presentan a la consideración nacional sin atreverse a enfrentar los temas de verdadera importancia. El primero y fundamental es el de la preservación del estado de derecho, la democracia representativa, la libertad personal y el modelo económico productivo.

Hasta ahora ningún aspirante se ha dirigido al país para plantear la disyuntiva entre libertad y comunismo, porque esta última palabra es tabú. Y como es impronunciable, el pueblo ignora lo que está en juego y lo que puede representar en materia de opresión, hambre y cierre del futuro, la elección del candidato que puntea en las encuestas. También es tabú recordar su prontuario, sus bolsas de billetes, su estrecha vinculación con Chávez y Maduro, su incompetente y dilapidadora administración, su ideología totalitaria y la locura de sus propuestas demagógicas.

En este debate no se discute nada: El plebiscito robado, la invalidez de los acuerdos que constriñen al gobierno y privilegian la subversión, la impunidad de los peores delincuentes, la entrega del poder judicial y la educación a la causa revolucionaria, la identidad entre la FARC parlamentaria y sus aparentes “disidencias”, el auge de la narcoindustria, las alcaldías subversivas, y así sucesivamente.

Todos estos temas y otros igualmente delicados son omitidos, empezando por el más grave, el de Venezuela. ¿Cómo es posible que con millón y medio o dos millones de venezolanos mendigando aquí, nadie la haga ver al electorado lo que significa el posible triunfo del candidato chavista?

Con discursos técnicos y con impecables argumentos económicos no será fácil rebatir las promesas de renta básica universal; salud y pensiones no contributivas; emisión en lugar de impuestos; servicios domiciliarios baraticos; repartición de tierras y viviendas ajenas…

¡Cuando la casa se incendia, ya no es hora de hablar de los seguros que se debieron haber tomado oportunamente!

Mientras al pueblo no se le haga ver que todo eso produjo la terrible miseria, ya incorregible, en Venezuela, no veo mucho futuro electoral a la tardía figura de derecha que eventualmente surja en marzo para disputar la presidencia.

Desde hoy, porque para mañana es tarde, hay que emprender una campaña vigorosa y convincente, que haga evidente lo que se juega: la libertad y el futuro, contra el hambre y la opresión, y que fije en las mentes la figura verdadera del candidato Petro, cuya identidad con Castro, Chávez y demás hampones, no puede seguir siendo desconocida. “Dime con quién andas y te diré quién eres”.

Por desgracia hay muchas fuerzas políticas dispuestas a acomodarse con Petro, haciendo creer que ese individuo es un político más y que la vida con él seguirá como siempre…

Nada, pues, más increíble que un país con los ojos cerrados frente a una realidad visible. No hablemos de Cuba en 1959, o de Hungría en 1956, o de Checoeslovaquia, Corea del Norte o Cambodia, pero por favor, miremos el hambre horrible en el vecindario, que no conmueve a los políticos logreros, los medios fletados, los candidatos blandengues ni a todos los que siguen haciendo la política con la falsa cortesía con la que se trata a los que infunden miedo.

Omitir el tema de Venezuela equivale a descartar la carta ganadora en el juego decisivo por el poder, entre libertad y comunismo.

¡A todos hay que hacerles saber que Petro es Venezuela!

***

Con Xiomara Castro, esposa de otro Sombrerón, Honduras se precipita en las honduras del socialismo del siglo xxi.

jueves, 9 de diciembre de 2021

Vigía: ¿hay rumbo?

Coronel John Marulanda (RA)
Por John Marulanda

En las pasadas elecciones en Venezuela, sucedió lo tan anunciado. Pero que Zulia, Maracaibo, San Francisco y otras 11 municipalidades hayan salido de los colmillos del PSUV y pasen a las manos del MUD, podría ser una bocanada de oxígeno a un cuerpo ya cianótico.

Entre Zulia y Barinas

La confrontación al poder central caraqueño desde el confín colombiano, uno de cuyos últimos episodios fue la “guarimba” que en Maracaibo enfrentó la fuerza represiva del Estado en 2015, pareciera abrir un nuevo capítulo con los resultados electorales recientes que sacaron del poder al PSUV.

Por tratarse de localidades de una zona fronteriza con muy alta conflictividad, las ejecutorias de los nuevos mandatarios locales, para tener vocación de éxito, deberán estar coordinadas de alguna manera con las autoridades colombianas limítrofes. Este obligatorio enlace, bien puede ser manipulado por Miraflores para apropiárselo y anunciar una integración fronteriza de facto.

Por otra parte, en Barinas, ante la ganancia electoral del opositor Freddy Supelano, la dictadura expulsó a 130 representantes de la Misión de Observación Electoral europea que denunció irregularidades y anuló las elecciones. Maduro, sin vergüenza, anunció el próximo gobernador producto de su propio puchero: el comodín de la revolución y excanciller Jorge Arreaza. Algunos analistas entienden esta situación como una confrontación de poder entre Maduro y Diosdado en el estado natal de Chávez, gobernado desde hace años por el padre y los hermanos del coronel.

Mientras tanto en Apure…

Desde Apure, al lado de Barinas, nos llegan noticias de la “neutralización”, como dicen en el país neogranadino, de dos narcoterroristas farianos de reconocido prontuario y peligrosidad: alias “el Paisa” y alias “Romaña”, cabecillas militares de la espuria “Nueva Marquetalia”, encabezada por alias Iván Márquez, exparlamentario narcotraficante. Meses atrás alias “Santrich”, segundo de Márquez, supuestamente también fue muerto por los duartianos en territorio venezolano.

Estos hechos nos muestran varias realidades indiscutibles: que las FARC operan libremente en Venezuela; que alias “Gentil Duarte” probable autor de los asesinatos, se empodera cada día más del territorio apureño en donde derrotó a punta de bombas artesanales a las fuerzas militares venezolanas; que el narcotráfico alimenta carteles vestidos de revolucionarios chavistas; que el ELN está pasando inadvertido mientras acumula ganancias de la minería ilegal procedente de los estados Amazonas y Bolívar, y que ambos, el frente 10 duartiano de las FARC y el Laín Sáenz del ELN, proyectan su poder estratégico sobre el vecino departamento de Arauca, en donde, precisamente, acaban de nombrar a un general retirado como gobernador ante la detención del mandatario elegido, por sus vínculos con el ELN.

En Bogotá están de plácemes por este canibalismo fariano mientras en Washington, seguramente los planificadores deben estar frotándose las manos y confirmando que el asunto de las FARC, es como la cocción de los calamares: en su propia tinta.

Porque el verdadero problema para Estados Unidos en Latinoamérica no son las FARC, ni que la izquierda vuelva al poder en la región, ni que Colombia caiga en manos de Petro. Su preocupación ahora es la contención militar de Rusia en Bielorrusia, en Ucrania, en Polonia y el bloqueo de China con su Huawei, su tecnología 5G, su acelerado crecimiento armamentístico que amenaza a Taiwán y su estratégica ruta de la sede que tiene como eje articular en esta parte del mundo a Panamá. Complejo ajedrez geoestratégico, geopolítico y local.

Cota: “…compañero Nicolás, no estás solo, ¡habemos hombres y mujeres, en las naciones del mundo que estamos respaldando esta lucha y no los vamos a dejar, y no los vamos a defraudar! ¡Chávez, Chávez es pueblo, pueblo y Latinoamérica y las naciones son Chávez, hasta la victoria siempre! ¡Unidos venceremos!”, dijo en su discurso triunfalista la nueva presidente hondureña Xiomara Castro, sí, Castro, esposa del depuesto presidente Manuel Zelaya. Éxito celebrado por Gustavo Petro en Bogotá. ¿Alguna duda?