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lunes, 22 de enero de 2024

Editorial: sucesos de la semana 32


Esta nueva editorial para El Pensamiento al Aire, Antonio Montoya H. inicia por evaluar las dos visiones que presentaron en Davos, Suiza, Gustavo Petro y Javier Milei, y también se refiere al nombramiento de Aldo Cadena como presidente de la Nueva EPS; la creciente participación de exguerrilleros del M19 en el actual Gobierno; sobre el periódico Vida del presidente Petro; sobre el asesinato del fiscal que investigaba la toma del canal de televisión en Ecuador y concluye invitando al buen comportamiento en este nuevo inicio del fútbol colombiano. No dejes de verlo.

lunes, 4 de septiembre de 2023

Editorial: sucesos de la semana


Antonio Montoya H.
En la editorial de la semana para El Pensamiento al Aire, Antonio Montoya H. inicia por expresar la molestia que genera la declaración del presidente Petro sobre los Montes de María y su ataque al sector empresarial y continúa con la reintegración de Laura Sarabia al Gobierno mientras los policías que le ayudaron con la prueba del polígrafo están detenidos. También se refiere a la gobernabilidad de Ecuador permeada por el narcotráfico y concluye con una observación categórica sobre el nepotismo demostrado por la mayoría de los ministros del actual Gobierno. Lo invitamos a verlo.

lunes, 29 de marzo de 2021

Inadmisible

Antonio Montoya H.
Por Antonio Montoya H.

Estoy aterrado, impresionado… es la primera vez en mi historia de vida, que no es poca, que las encuestas de esta última semana, final del mes de marzo de 2021, a catorce meses de las elecciones para la Presidencia de Colombia se muestra como favorito a Gustavo Petro, y por ende, no sé si estoy desvariando o el país está perdiendo las perspectivas de la realidad, porque el señor Petro, no puede ser presidente de Colombia, no porque yo lo considere así, sino porque su trayectoria como guerrillero, sus antecedentes como gobernante, sus actuaciones personales, llevan a que lo considere inviable para ocupar el cargo. No tiene la empatía frente al sector empresarial del país, no es confiable en su forma de gobernar, es un ególatra, impredecible y sin respeto por la institucionalidad de la República de Colombia.

Espero que esa encuesta vaya cambiando con el trascurrir de los días y meses previos a la elección, tiempo en el que los ciudadanos podrán reflexionar y cambiar de opinión sobre lo que se vendría para nuestro país bajo el gobierno de este personaje, a quien ni sus propios compañeros que tuvieron la oportunidad de trabajar con él y conocerlo a puertas cerradas, repetirían una experiencia como esa. No concilia con nadie, no respeta ideas, lo único que sirve es lo que él diga y eso lo vivieron en la época que fue alcalde de la ciudad de Bogotá. (gobierno que fue un fracaso).

El problema que tenemos en Colombia, es que no tenemos memoria, algunos por que la callamos creyendo que de esa manera borramos el sufrimiento, otros por comodidad y otros esperando que actúen por ellos y así quienes no vivieron esa época los llamados milenios y la generación Z, están siendo manipulados, comiendo cuento, por quiénes hicieron tanto daño en ese momento, Petro y sus secuaces, que les lavan el cerebro. Estos jóvenes lamentablemente no conocen la historia de nuestro país, no se las enseñaron en el colegio, ni sus padres, no sufrieron las consecuencias del narcotráfico, de la violencia guerrillera, ni las muertes de miles de ciudadanos que no hacían parte del conflicto, ni del dolor de las familias que cubrían con sus cuerpos  sus muertos en cada ataque guerrillero, ni les contaron de las minas que cegaron la vida de soldados de Colombia y de campesinos inermes en el campo, es pues una historia sin recuerdo, sin respeto, porque hoy se ignora y no se repudia.

Cada familia de Colombia tiene una pérdida, un dolor que no se olvida, sufrimos la muerte de un padre, hermano, hijo, pariente o amigo cercano, nadie se salvó, aun hoy, nos duelen los recuerdos, no hemos superado los traumas, porque no solo es muerte, sino el impacto psicológico que padecimos en ese momento, las bombas, secuestros y daños materiales ocasionados por esas acciones que hacían difíciles la vida diaria.

Si la juventud se tomara el tiempo de escuchar a quienes vivieron y vivimos ese momento, se darían cuenta de que fue la época más sangrienta que sufrió nuestra Colombia amada y de ese sufrimiento es culpable y parte activa Gustavo Petro. La gente no cambia y como decían los abuelos “genio y figura hasta la sepultura”.

A la gente se le olvida que este personaje mentiroso patológico, no respeta la democracia, la atacó, se fue lanza en ristre contra ella, formo parte del M19, y tiene en su haber la triste historia del Palacio de Justicia que conllevo a la muerte de honorables magistrados y civiles que perecieron allí.

El grupo guerrillero del cual el hacía parte apoyado por el narcotráfico pretendía hacer rendir a la democracia y tomarse el poder para gobernar con los narcotraficantes que les pagaron por esa toma y borrar los expedientes que los condenarían.

Alguien podría creer, que quien ha vivido toda su vida en la ilegalidad pueda tener los valores y principios para gobernar un país que está hastiado de la inmoralidad y la injusticia, sería como entregarle un banco a un ladrón.

Este señor como presidente, no generará empleo, por el contrario, se perderá, los empresarios saldrán corriendo de Colombia, no solo los nacionales sino el capital extranjero, no habrá un sistema de seguridad social integral porque si no hay empleo, no hay seguridad y el desempleo subirá a niveles superiores al 50% y se iniciará una estampida de ciudadanos desesperados deambulando por todo el territorio de América, conllevando miseria y desamparo.

No se nos olvide que ya este esquema de socialismo del siglo XXI, se está viviendo en otros países con único resultado de generar miseria, pobreza, vandalismo y hambre y esto es lo que prevalece; analicen si nuestro país vecino está generando riqueza o miseria, pregúntense ustedes por qué huyen los propios ciudadanos venezolanos, arriesgando su vida en la selva antes que vivir en el régimen que quiere toda Suramérica. Tontos e ilusos son los que no se dan cuenta de ello.

Díganme ustedes señores lectores, qué es lo que ofrece este candidato guerrillero para Colombia, además de violencia, desempleo y desarraigo, será que este hombre acompañado con voltearepas como Benedetti, y Roy Barreras, podrá encauzar a Colombia por senderos de crecimiento y estabilidad, lo dudo.

Benedetti, yo, desde el interior de Colombia y concretamente desde Medellín, lo considero un tránsfuga, un hombre que no genera confianza, es desleal y advenedizo, que se ha paseado impávidamente por todos los sectores políticos colombianos generando burlas, desconfianza y poca aceptabilidad.

Y el otro, el del Valle, Roy Barrera, ambos fracasados, quieren ampararse bajo cualquier sombra, en este caso la de Petro. Serán entonces confiables, ¿por que como dice el adagio popular “vaca ladrona no olvida el portillo”. Solo quieren protagonismo y mantenerse en la imagen pública a toda costa.

Hoy le pido a Colombia, a todos los grupos que la conformamos, a los empresarios, a los ciudadanos del común, a los trabajadores, a los funcionarios públicos, a los estudiantes, a las mujeres, a los campesinos, a las familias que no arriesguen por lo menos a soñar con un futuro digno a su estabilidad económica, que no lleven a Colombia, a su país a la debacle social, porque allí caeremos todos y no tendremos salvación, solo Petro y sus secuaces se beneficiaran del caos.

Los invito a que me crean, compartan conmigo y sus amigos porque yo no estoy en campaña, soy un ciudadano como ustedes que si estoy viendo el panorama social y económico que se viene, atrevámonos y defendamos la institucionalidad, la democracia, me preocupa y duele la indiferencia con que se está tomando esta problemática.

Les pido que me acompañen pidiendo que la justicia opere, que el Congreso disminuya y que el ejecutivo actué y que todos nos apersonemos de nuestro futuro.

lunes, 9 de noviembre de 2020

El Frente Nacional y sus consecuencias

Antonio Montoya H.
Por Antonio Montoya H.*

En la segunda mitad del siglo XX, tuvimos en Colombia serias dificultades sociales y políticas, después del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, porque si bien es cierto, desde antes se estaba enraizando el germen de la violencia, fue después de la muerte del caudillo y con los gobiernos de Ospina Pérez, Laureano Gómez y Urdaneta, que reemplazó a Gomez en su enfermedad, que la violencia se despertó cruentamente y en casi todo el territorio nacional. La muerte llegó a los pueblos, a las ciudades, y en general, todas las familias se encontraron con divisiones en su interior; unos liberales y otros conservadores, generaron caos al interior de sus casas, se separaron, murieron unos y los otros salieron en fuga. Esa tragedia nacional solo paró en realidad cuando llegó el general Gustavo Rojas Pinilla al poder mediante un golpe de estado que se concreto el 13 de junio de 1953, periodo en el cual logró pacificar a los liberales del Llano y quienes, como muchos otros, se defendían a lo largo y ancho del país. Vale la pena resaltar que esa paz que se acordó con el gobierno de la dictadura se hizo en forma honesta y logró frutos.

En otra ocasión hablaré de la dictadura, lo bueno y lo malo, y los grandes errores que cometió, que al final lo llevaron a la pérdida del poder.

En esta época hubo un hombre liberal que lideró la posibilidad de lograr un acuerdo con los conservadores y ese fue Alberto Lleras Camargo, presidente dos veces, la primera en reemplazo de Alfonso López Pumarejo y la otra, en propiedad, al ganar las elecciones que lo llevaron a la presidencia durante el periodo de 1958 a 1962.

Este hombre, Alberto Lleras, en España, en el año de 1956, logró sentarse a manteles con Laureano Gómez, y otros personajes, y lograr lo que se denominó el Pacto de Benidorm, firmado el 24 de julio de ese mismo año, que permitió preparar y acometer el trabajo político que terminaría socavando a la dictadura.

En mayo 10 de 1957, salió el dictador y asumió el poder una junta militar integrada por los mayores generales Gabriel París y Deogracias Fonseca, el contralmirante Rubén Piedrahita y los brigadieres generales Rafael Navas Pardo y Luis E. Ordóñez, que gobernó por un año y dirigió el país con serenidad y verdadero espíritu democrático. Así se lograron efectuar elecciones y darle inicio al llamado Frente Nacional, en el año 1958.

Aunque en su momento histórico, este acuerdo de los partidos que se llamó el Frente Nacional, logró dimensionar a nuestro país de otra manera, ya la muerte no era la que invariablemente era la noticia, sino los acuerdos que se lograban, el llamamiento a elecciones con grandes mayorías liberales, y la instauración del primer gobierno del Frente Nacional que encabezó, como lo dije anteriormente, Alberto Lleras Camargo.

Todo esto, extraordinario en su momento e importante en los primeros 16 años de alternancia en el poder, llevó a que en esa época ningún otro movimiento político tuviera acceso al gobierno, únicamente los liberales y conservadores se repartían la burocracia, las gobernaciones y alcaldías; embajadas y consulados eran para sus miembros y nadie más lograba ocupar cargo alguno.

Indudablemente intelectuales, jóvenes profesionales, artistas, políticos y excluidos fueron alimentando la idea de obtener el gobierno y más aun cuando pasados los 16 años de alternancia se siguió repartiéndose el poder, en los años posteriores, entre los dos partidos tradicionales.

Los partidos ya no se diferenciaron, únicamente les quedó el nombre y por ello hoy pagan sus consecuencias. Ya pocos siguen los partidos, las ideologías desaparecieron y aparecieron las empresas electorales que no tienen como objetivo gobernar, sino robarse el erario, con excepción de personajes políticos con conocimiento, preparación y aptitudes de verdaderos dignatarios, que los podemos encontrar fácilmente luchando por la estabilidad de la nación, de diversas tendencias, pero sin tener el apoyo de los partidos tradicionales que se dividieron y optan por el poder.

Ese contraste entre el beneficio del acuerdo del Frente Nacional, tuvo su primer contraste en las elecciones de 1970, cuando habiendo recuperado su dignidad el general Gustavo Rojas Pinilla, casi logra el triunfo a través de un grupo llamado Anapo, que tenía a muchos liberales y conservadores de otras tendencias que querían otra alternativa de gobierno. Allí, como bien saben ustedes, surgió el movimiento guerrillero denominado M19; sus actos conocidos, las muertes que generaron, la toma del palacio, la muerte de su jefe Jaime Bateman en un accidente, el posterior acuerdo con el gobierno del presidente Virgilio Barco, en Caloto, Cauca (1990), y la muerte de su líder Carlos Pizarro León Gomez..

Tuvimos más grupos guerrilleros que partidos políticos, casi todos ellos hoy con acuerdo de paz, pero sin lograr esta de una forma seria y definitiva.

En fin, podría ser interminable, pero en conclusión para aquellos que no recuerdan estas épocas, para los que no la vivieron y no la conocen, les digo que no olvidemos nuestra historia, porque seguiremos repitiéndola sin fin. El conocimiento nos puede hacer pensar distinto y hoy más que nunca debemos pensar en nuestras familias, hijos y la herencia que dejamos. Un país en violencia es inviable y si se requiere otro gran acuerdo nacional entre todas las partes habrá que analizarlo, pensarlo y ejecutarlo; vivimos en el mismo país y todos tenemos un espacio.