lunes, 1 de diciembre de 2025

Por qué no se cae Petro

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

Parece que los colombianos, desorientados por las cortinas de humo que a diario pone el régimen en circulación y por la carencia de una auténtica oposición política al régimen, olvidamos cuál es el único camino para destronar al tirano por la vía constitucional, pacífica y democrática: El juicio por indignidad que se adelanta contra viento y marea en la Comisión de acusaciones de la Cámara de Representantes.

Bien sabe el camarada presidente que esa es la única alternativa que lo puede sacar del poder legítimamente y sin disparar un tiro. Por eso ha recurrido a todo lo que está a su alcance para posponer cualquier fallo en su contra.

Además de este proceso, basado en el art. 109 de la Constitución Nacional, el Consejo Nacional Electoral inició una investigación administrativa contra los funcionarios de la campaña electoral de Petro. Después de 3 años en los que tuvieron que sortear toda clase de obstáculos, ha finalizado el trámite condenando a la campaña como responsable de violación de los topes financieros fijados por la ley y ordenando a los incriminados y a los partidos de la coalición Petrista a pagar millonarias sumas a título de multas.

La denuncia formulada por el doctor José Manuel Abuchaibe, el 3 de mayo de 2023, con fundamento en el art. 109 de la Constitución, ha sido torpedeada para evitar su avance, a través de dos execrables maniobras: la presentación sucesiva de recusaciones contra los miembros de la Comisión, cada una de las cuales ha generado una suspensión del trámite hasta que se resuelva la recusación, y la acumulación de procesos penales al juicio por indignidad, a pesar de tener diferente naturaleza, con el fin de aplicar al juicio por indignidad términos procesales más amplios y retardar así la calificación del sumario. ¿Cómo ha logrado Petro semejante ralentización del proceso sin contar con mayoría en la comisión? Sencillamente porque la oposición ha faltado a su deber y se ha prestado para esas infames maniobras, cediendo a las presiones económicas o de otro tipo por parte del corrupto régimen.

Recurriendo a los instrumentos legales, ha presentado el doctor Abuchaibe tutelas y denuncias por prevaricato y se ha solicitado a los partidos que se autodenominan “de oposición” que apliquen la ley de bancadas a los representantes que actúen en contra de la política de oposición al régimen.

No se vislumbra un final pronto y feliz como es la aspiración de los ciudadanos, mientras no exista una oposición auténtica. Si el régimen nos amenaza con la violencia, con la persecución judicial y con todo el peso de su poder económico y coercitivo, con sus aliados de la subversión armada, debemos responder con todas las armas legales y no mantener una oposición tímida, vergonzante y sin dientes. Todo lo contrario de lo que han venido mostrando nuestros caciques políticos.

El Partido Liberal que dirige César Gaviria ha sido parte de la coalición de gobierno hasta enero de 2025, cuando pasó a una conducta de “independencia crítica”, según la cual sus congresistas podrán apoyar las iniciativas del gobierno que consideren convenientes para el país.

Por su parte el Centro Democrático, como todos los demás de la oposición, ha dejado huérfano de apoyo al abogado Abuchaibe que, en forma desinteresada, valerosa y patriótica, viene afrontando la defensa jurídica del pueblo colombiano. Por el contrario, el jefe de la colectividad ha dispuesto no expresar nada que pueda ofender al guerrillero presidente. Recientemente, en una reunión de militantes que gritaban fuera, Petro les pidió que cambiaran ese grito de batalla de los colombianos por el anodino “adentro, democracia”.

Por los lados de los aspirantes a la primera magistratura nos encontramos alfiles de confianza del expresidente Santos, socio de Petro, como Mauricio Cárdenas y Juan Carlos Pinzón, “ultra antipetristas de última hora” en busca del favor popular.

Es obvio que, para derrocar a un presidente dentro de un sistema democrático, lo primero que se debe tener es una dirigencia política dispuesta a lograrlo. Pero si esta, por falta de valor, por no querer abandonar su actual posición de confort o porque simplemente desean proseguir la explotación de las masas a través de las componendas electoreras, continúa con el remedo de oposición “de mentiritas”, se convierten en los más seguros soportes del guerrillero presidente, sus pilares de apoyo.