Luis Alfonso García Carmona
Parece que los
colombianos, desorientados por las cortinas de humo que a diario pone el
régimen en circulación y por la carencia de una auténtica oposición política al
régimen, olvidamos cuál es el único camino para destronar al tirano por la vía
constitucional, pacífica y democrática: El juicio por indignidad que se
adelanta contra viento y marea en la Comisión de acusaciones de la Cámara de
Representantes.
Bien sabe el
camarada presidente que esa es la única alternativa que lo puede sacar del
poder legítimamente y sin disparar un tiro. Por eso ha recurrido a todo lo que
está a su alcance para posponer cualquier fallo en su contra.
Además de este
proceso, basado en el art. 109 de la Constitución Nacional, el Consejo
Nacional Electoral inició una investigación administrativa contra los
funcionarios de la campaña electoral de Petro. Después de 3 años en los
que tuvieron que sortear toda clase de obstáculos, ha finalizado el trámite
condenando a la campaña como responsable de violación de los topes
financieros fijados por la ley y ordenando a los incriminados y a los
partidos de la coalición Petrista a pagar millonarias sumas a título de
multas.
La denuncia
formulada por el doctor José Manuel Abuchaibe, el 3 de mayo de 2023, con
fundamento en el art. 109 de la Constitución, ha sido torpedeada para evitar su
avance, a través de dos execrables maniobras: la presentación sucesiva de
recusaciones contra los miembros de la Comisión, cada una de las cuales ha
generado una suspensión del trámite hasta que se resuelva la recusación, y la acumulación
de procesos penales al juicio por indignidad, a pesar de tener diferente
naturaleza, con el fin de aplicar al juicio por indignidad términos procesales
más amplios y retardar así la calificación del sumario. ¿Cómo ha logrado Petro
semejante ralentización del proceso sin contar con mayoría en la comisión?
Sencillamente porque la oposición ha faltado a su deber y se ha prestado para
esas infames maniobras, cediendo a las presiones económicas o de otro tipo por
parte del corrupto régimen.
Recurriendo a los
instrumentos legales, ha presentado el doctor Abuchaibe tutelas y denuncias por
prevaricato y se ha solicitado a los partidos que se autodenominan “de
oposición” que apliquen la ley de bancadas a los representantes que
actúen en contra de la política de oposición al régimen.
No se vislumbra un
final pronto y feliz como es la aspiración de los ciudadanos, mientras no
exista una oposición auténtica. Si el régimen nos amenaza con la violencia, con
la persecución judicial y con todo el peso de su poder económico y coercitivo,
con sus aliados de la subversión armada, debemos responder con todas las armas
legales y no mantener una oposición tímida, vergonzante y sin dientes. Todo lo
contrario de lo que han venido mostrando nuestros caciques políticos.
El Partido Liberal
que dirige César Gaviria ha sido parte de la coalición de gobierno hasta
enero de 2025, cuando pasó a una conducta de “independencia crítica”, según la
cual sus congresistas podrán apoyar las iniciativas del gobierno que consideren
convenientes para el país.
Por su parte el Centro
Democrático, como todos los demás de la oposición, ha dejado huérfano de
apoyo al abogado Abuchaibe que, en forma desinteresada, valerosa y patriótica,
viene afrontando la defensa jurídica del pueblo colombiano. Por el contrario,
el jefe de la colectividad ha dispuesto no expresar nada que pueda ofender al guerrillero
presidente. Recientemente, en una reunión de militantes que gritaban “fuera,
Petro” les pidió que cambiaran ese grito de batalla de los colombianos
por el anodino “adentro, democracia”.
Por los lados de
los aspirantes a la primera magistratura nos encontramos alfiles de confianza
del expresidente Santos, socio de Petro, como Mauricio Cárdenas y Juan
Carlos Pinzón, “ultra antipetristas de última hora” en busca del
favor popular.
Es obvio que, para
derrocar a un presidente dentro de un sistema democrático, lo primero que se
debe tener es una dirigencia política dispuesta a lograrlo. Pero si esta,
por falta de valor, por no querer abandonar su actual posición de confort o
porque simplemente desean proseguir la explotación de las masas a través de las
componendas electoreras, continúa con el remedo de oposición “de mentiritas”,
se convierten en los más seguros soportes del guerrillero presidente, sus
pilares de apoyo.
