miércoles, 10 de diciembre de 2025

Cómo superar la confusión y comprender el futuro

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

El mar de confusiones en que se debate el país por cuenta de la falta de coherencia de sus dirigentes (gobernantes y jefes políticos) impide tener la suficiente claridad para adoptar conductas benéficas para su futuro.

Antes que pensar en emigrar en busca de desconocidos horizontes, o de refugiarse en una peligrosa indiferencia por los asuntos públicos que conciernen a todos, lo recomendable es acudir a la reflexión para encontrar la claridad que nos permita aportar algo de provecho por esta agobiada patria antes de que sea demasiado tarde.

Comencemos por identificar las causas responsables de la confusión política y, una vez conocidas, procedamos a neutralizarlas para alcanzar la deseada claridad:

1. Crisis de representatividad por parte de quienes se arrogan la función de orientadores de opinión.

2. Desorientación ideológica, mediante infundados señalamientos de “extrema derecha” u otros parecidos, a quienes no comparten las mismas ideas, con el único propósito de desorientar a la opinión.

3. Multiplicidad de alianzas que, con el embeleco de una inviable unión, sólo conducen a una renuncia a los valores fundamentales que debemos preservar o al continuismo, en cabeza de otro que seguirá con el mismo proyecto político en una especie de testaferrato.

4. Falta de claridad en las propuestas para enmascarar su verdadera dirección. Se ofrece, por ejemplo, aumentar los ingresos de la clase trabajadora, cuando lo que se persigue es la ruina de las empresas, el aumento del desempleo y el caos social.

5. Desconexión entre gobernantes y gobernados. Cuando carece el régimen del respaldo popular, se incrementa la persecución política, se fomenta la criminalidad, se deterioran de los programas de bienestar social, se aumentan las cargas tributarias y se incentiva la corrupción a través de la impunidad. De esta manera se llega al país totalitario en el que cada vez se requiere menos apoyo popular y más crecimiento de la burocracia estatal.

6. Fragilidad institucional. Es una tradicional falencia del sistema democrático que la izquierda radical sabe aprovechar para desmoronar la separación de poderes, el >Estado de derecho, el respeto a la voluntad soberana del pueblo y el orden público, y, en consecuencia, precipitar la llegada del marxismo-leninismo.

7. La confusión genera miedo pues todos los instrumentos de poder radican en una burocracia temporal que aspira a perpetuarse en el poder a través del miedo, y el miedo inhibe a la sociedad para levantarse contra la iniquidad y restaurar el orden.

8. El pensamiento caduco y egoísta de las castas políticas acostumbradas al “laisssez faire, laissez passer” (dejar hacer, dejar pasar) ahoga cualquier movimiento independiente que, sin el aval de los depositarios tradicionales del poder, irrumpa en el escenario político para dispersar la confusión y traer claridad a la noche más oscura de nuestra historia.

9. Quienes más se benefician con la confusión son los que alimentan los vetos a sus rivales con cualquier excusa, y los que proponen uniones de liliputienses sin posibilidad alguna para detener la entrega del país al totalitarismo narco-comunista.

Revisemos la convulsa coyuntura actual y nos toparemos fácilmente con aquellos que contribuyen a propagar la confusión en su propio beneficio y con el líder que en este estado de supervivencia requiere el país, el independiente Abelardo de la Espriella, para salir del fango de las vanidades y enfrentar con fervor patriótico al verdadero enemigo que todos a una debemos combatir.