Fredy Angarita
A los mitos y
leyendas urbanas, se les dice así por ser sombras colectivas, memorias que
nunca ocurrieron pero que la ciudad insiste en recordar. Son relatos que llenan
los vacíos de la verdad. Se transmiten de persona a persona y se transforman
con el tiempo. Seguro que todos conocen muchos. Hoy quiero hablarles de los que
más me gustan:
1. El Palacio
Egipcio en Medellín[1], también conocido como
el Palacio Estrada. Su construcción se inspiró en un viaje a Egipto, de donde
su dueño trajo un busto de Nefertiti. El mito asegura que él trajo la original
y que la exhibida en el museo de Berlín es la copia sin valor.
2. Sobre los restos
del conde de Bourmont[2], que reposan en la Iglesia
de San José, en el centro de la ciudad. Creció el rumor de que había sido
amante de Marie Du Plessis, la inspiración de Alejandro Dumas para La dama
de las camelias.
3. El II conde
de Medellín[3], Portocarrero y
Pacheco, hijo del primer conde, Rodrigo Portocarrero Monroy. La leyenda cuenta
que su madre, Beatriz Pacheco, lo encerró en un castillo durante una disputa
por el condado, inspirando la obra La vida es sueño de Calderón de la
Barca.
4. Uno que me ha acompañado mucho es el del
hombre que compra un Pontiac[4] (marca de General Motors)
y envía una carta a la compañía diciendo algo extraño: cada vez que compra
helado de vainilla, su coche no arranca al regresar. Este mito suele
recordarnos la importancia de investigar incluso las quejas más insólitas.
Entre los mitos internacionales existe el de los safaris humanos, y que se volvió realidad este mes, cuando se pone al
descubierto lo ocurrido entre 1992 y 1996 en Sarajevo. Un reporte afirma
que millonarios pagaban altas sumas de dinero para aprovechar el conflicto y
dedicarse a la caza… humana.[5]
El periodista italiano Ezio Gavazzeni entregó
pruebas a la Fiscalía de Milán donde se detalla que un grupo de millonarios
habría pagado por estos brutales hechos. Se
dice que al menos un tercio ya murió y los restantes tienen entre 65 y 82 años.
En este “safari humano” también figuran como víctimas mujeres y niños.[6] - [7]
Este mito, que parece ya no ser tan mito, nació
de un libro escrito por Richard Connell en 1924: El malvado Zaroff. A su
vez inspiró numerosas películas, entre ellas:
* 1932 — The Most Dangerous Game (El
juego más peligroso): un aristócrata millonario atrae náufragos a su isla para
cazarlos.
* 1993 — Hard Target (Objetivo final): una red de
empresarios paga para cazar personas sin hogar que aceptan “competir” por
dinero.
* 1994 — Surviving the Game (Sobrevivir
al juego):
un grupo de hombres adinerados organiza cacerías humanas como retiros
exclusivos.
* 2020 — The Hunt (La caza): ricos políticamente
poderosos secuestran a quienes consideran “enemigos” y los cazan en un rancho
privado.
En total, hay más de 17 películas basadas en
ese libro-mito. El malvado Zaroff es un
millonario refinado, culto, que no mata por necesidad,
mata por aburrimiento. Dice una frase inquietante: «La vida ya no ofrece
emoción».
Como se aburrió de cazar animales que no
representaban un desafío intelectual, prefiere apuntar a hombres que pueden
razonar, ofreciendo una verdadera batalla de ingenio.
La historia recuerda algo incómodo: en cada
sociedad existe la tentación de convertir al otro en presa. Y que la
civilización, por más luces que tenga, siempre guarda una sombra donde alguien,
en silencio, afila sus armas y se convence de que su diversión vale más que la
vida ajena.
Es increíble –y
perturbador– que haya gente dispuesta a
convertir este mito en realidad.
Quizá lo más inquietante de los mitos y
leyendas no es su ficción, sino la facilidad con la que podrían ocurrir. Porque
la línea entre la leyenda y el hecho se quiebra con un solo gesto humano, ahí
es donde los mitos dejan de ser mito… y empiezan a respirarnos en la nuca.
[1] https://www.elcolombiano.com/medellin/palacio-egipcio-en-medellin-historia-de-fernando-estrada-IB24250181
[4] https://www.tiempo.com/noticias/ciencia/el-curioso-caso-del-coche-que-era-alergico-al-helado-de-vainilla.html
