jueves, 20 de noviembre de 2025

Mitos que caminan entre nosotros

Fredy Angarita

A los mitos y leyendas urbanas, se les dice así por ser sombras colectivas, memorias que nunca ocurrieron pero que la ciudad insiste en recordar. Son relatos que llenan los vacíos de la verdad. Se transmiten de persona a persona y se transforman con el tiempo. Seguro que todos conocen muchos. Hoy quiero hablarles de los que más me gustan:

1. El Palacio Egipcio en Medellín[1], también conocido como el Palacio Estrada. Su construcción se inspiró en un viaje a Egipto, de donde su dueño trajo un busto de Nefertiti. El mito asegura que él trajo la original y que la exhibida en el museo de Berlín es la copia sin valor.

2. Sobre los restos del conde de Bourmont[2], que reposan en la Iglesia de San José, en el centro de la ciudad. Creció el rumor de que había sido amante de Marie Du Plessis, la inspiración de Alejandro Dumas para La dama de las camelias.

3. El II conde de Medellín[3], Portocarrero y Pacheco, hijo del primer conde, Rodrigo Portocarrero Monroy. La leyenda cuenta que su madre, Beatriz Pacheco, lo encerró en un castillo durante una disputa por el condado, inspirando la obra La vida es sueño de Calderón de la Barca.

4. Uno que me ha acompañado mucho es el del hombre que compra un Pontiac[4] (marca de General Motors) y envía una carta a la compañía diciendo algo extraño: cada vez que compra helado de vainilla, su coche no arranca al regresar. Este mito suele recordarnos la importancia de investigar incluso las quejas más insólitas.

Entre los mitos internacionales existe el de los safaris humanos, y que se volvió realidad este mes, cuando se pone al descubierto lo ocurrido entre 1992 y 1996 en Sarajevo. Un reporte afirma que millonarios pagaban altas sumas de dinero para aprovechar el conflicto y dedicarse a la caza… humana.[5]

El periodista italiano Ezio Gavazzeni entregó pruebas a la Fiscalía de Milán donde se detalla que un grupo de millonarios habría pagado por estos brutales hechos. Se dice que al menos un tercio ya murió y los restantes tienen entre 65 y 82 años. En este “safari humano” también figuran como víctimas mujeres y niños.[6] - [7]

Este mito, que parece ya no ser tan mito, nació de un libro escrito por Richard Connell en 1924: El malvado Zaroff. A su vez inspiró numerosas películas, entre ellas:

* 1932 — The Most Dangerous Game (El juego más peligroso): un aristócrata millonario atrae náufragos a su isla para cazarlos.

* 1993 — Hard Target (Objetivo final): una red de empresarios paga para cazar personas sin hogar que aceptan “competir” por dinero.

* 1994 — Surviving the Game (Sobrevivir al juego): un grupo de hombres adinerados organiza cacerías humanas como retiros exclusivos.

* 2020 — The Hunt (La caza): ricos políticamente poderosos secuestran a quienes consideran “enemigos” y los cazan en un rancho privado.

En total, hay más de 17 películas basadas en ese libro-mito. El malvado Zaroff es un millonario refinado, culto, que no mata por necesidad, mata por aburrimiento. Dice una frase inquietante: «La vida ya no ofrece emoción».

Como se aburrió de cazar animales que no representaban un desafío intelectual, prefiere apuntar a hombres que pueden razonar, ofreciendo una verdadera batalla de ingenio.

La historia recuerda algo incómodo: en cada sociedad existe la tentación de convertir al otro en presa. Y que la civilización, por más luces que tenga, siempre guarda una sombra donde alguien, en silencio, afila sus armas y se convence de que su diversión vale más que la vida ajena.

Es increíble –y perturbador– que haya gente dispuesta a convertir este mito en realidad.

Quizá lo más inquietante de los mitos y leyendas no es su ficción, sino la facilidad con la que podrían ocurrir. Porque la línea entre la leyenda y el hecho se quiebra con un solo gesto humano, ahí es donde los mitos dejan de ser mito… y empiezan a respirarnos en la nuca.