Luis Alfonso García Carmona
Breve es la vida. Debemos aprovechar el presente con buen juicio y justicia
(Marco Aurelio, Meditaciones)
A raíz de las
incongruentes actuaciones del camarada presidente en relación con el conflicto
de Gaza, se le ha ocurrido a un despierto influencer convocar a una
marcha nacional para protestar por la dedicación del sátrapa a la defensa de
presuntas víctimas al otro lado del mundo, mientras nuestro país arde por
la violencia, el pueblo sufre por la inseguridad, y se desmoronan el sistema de
salud y el equilibrio económico. La iniciativa, aún en embrión, ha despertado
gran interés, especialmente entre los grupos cívicos que se oponen a este
maquiavélico régimen.
De verdad es
acertado el planteamiento de cambiar la protesta contra conflictos extraños,
por la dedicación prioritaria por resolver nuestros agudos problemas, como
lo ordena la Constitución.
Una de las
falencias de las pasadas marchas es que, a pesar de movilizar a unas mayorías
indignadas contra el régimen, han carecido de metas concretas que puedan ser
alcanzadas si la temporal manifestación de la marcha se convierte en un
movimiento permanente que trabaje sin pausa hasta revertir los males que
nos aquejan.
Es hora de que
pensemos en grande y nos impongamos como meta un profundo cambio en el poder
legislativo que nos permita revertir el daño causado por el régimen
anarco-comunista de Petro aprobando las reformas constitucionales y legales que
nos devuelvan la tranquilidad, el orden, y el manejo transparente de los
recursos públicos.
Como decía Maritain,
“Pienso que en una democracia la vocación
de liderazgo (…) debería normalmente ser ejercida por pequeños grupos dinámicos libremente organizados y múltiples por
naturaleza, que no estuvieran interesados por los éxitos electorales, sino que se entregaran por entero a una gran idea social
y política, y que actuasen como un fermento en el interior o al exterior de los
partidos políticos”.
Debemos
tener el convencimiento, aunque no sea de nuestro total agrado, de que se ha
producido un dramático cambio en cuanto a las elecciones presidenciales
con la llegada de Abelardo de la Espriella, quien apunta todas las
señales de poder infringir una derrota a la extrema izquierda, según lo
evidencian las encuestas y su campaña en los medios virtuales y en el recorrido
por el país.
Nos queda a
nosotros, como ciudadanos independientes, buscar el camino para transformar
radicalmente al Congreso para llevar a su seno a ciudadanos honestos,
preparados para resolver tan graves problemas como el de la inseguridad y el
del estancamiento económico, y que estén comprometidos con el básico programa
de reconstrucción nacional que ha venido propugnando el Frente Patriótico.
La tarea no
es fácil y el tiempo es ya muy corto, pero lo podemos superar si en la marcha
programada convocamos a las mayorías independientes del país a constituir el grupo
significativo de ciudadanos denominado Frente Patriótico, para inscribir
candidatos al Congreso en todas las circunscripciones electorales.
La meta es
alcanzar el 51 % de las curules en Senado y Cámara de Representantes, para lo
cual se inscribirá el Comité Promotor en la Registraduría y se constituirán
comités coordinadores en cada departamento. Prepararemos las listas con quienes
se comprometan a poner en marcha el programa básico de reconstrucción
nacional y cumplan con los requisitos éticos y profesionales que
buscamos.
Esta tarea
la adelantará la Confederación Alianza Reconstrucción Nacional, persona
jurídica sin ánimo de lucro que agrupa a varios grupos cívicos, y veteranos de
la fuerza pública.
Para pensar
en grande y forjar con nuestro propio esfuerzo el destino de nuestras familias
y de la patria que amamos, debemos desechar todo sentimiento negativo, de
pesimismo o de incredulidad. Según las palabras de Marco Aurelio “porque
la inteligencia derriba y desplaza todo lo que obstaculiza su actividad
encaminada al objetivo propuesto, y se convierte en acción lo que retenía esta
acción, y en camino lo que obstaculizaba este camino” (Meditaciones).