José Alvear Sanín
Ha sido terrible la semana para Petro:
para los Consejos de la Juventud, los adolescentes escogen los partidos
tradicionales; el presidente Trump, bien informado, lo trata de lunático, antes
de las inevitables acciones que lo esperan; el senador Graham lo describe como
líder imbécil, y, como si fuera poco, el Tribunal Superior de Bogotá lo remata
porque, cuando se esperaba el habitual prevaricato, la Sala decide fallar en
derecho, lo que ocasiona su loca y desorbitada reacción.
En medio de la mala racha acepta
conceder una entrevista a un periodista izquierdoso, para aclarar
definitivamente su situación, la que se transforma en un delirante monólogo de
unas dos horas en las que exhibe hasta dónde ha llegado su pobre cerebro, en el
que lo único que aún funciona son la perversidad y la logorrea...
El espectáculo, del que van más de medio
millón de reproducciones, es tan grotesco, que al entrevistador no le queda más
remedio que revelar lo que ha experimentado frente a ese exaltado y
gesticulante individuo, pero a pesar de su ponderado comentario, la impresión
que deja en lo que dice al entrevistado es desoladora. ¡Quien antes era
considerado un vulgar payaso cantinflesco, despierta ahora la triste
conmiseración que inspiran los enfermos mentales en caída libre!
Con el fallo del Tribunal, Petro ha
llegado al paroxismo. En cambio, Cepeda, que ha experimentado el naufragio de
su candidatura, reacciona con la frialdad cerebral con la que atemoriza a la
ciudadanía del común, sin que esta aparente calma signifique que el golpe haya
sido apenas un pasajero contratiempo en su carrera hacia el poder.
La realidad es que, con Uribe justamente
reivindicado y repotenciado, con un Petro desenfrenado y despelucado –no solo
por la media capul a lo Führer que ahora exhibe–, con un Cepeda desenmascarado
por la justicia y un Maduro en la mira, la suerte de la izquierda,
electoralmente, apenas podrá superar el 3 % del MAS boliviano...
Precisamente por el vendaval que sopla
contra la izquierda narco-comunista, mientras mas enloquece Petro más peligroso
se vuelve, porque lo siguen muchas y muy poderosas fuerzas oscuras: el Foro de
Sao Paulo; los carteles del narcotráfico; las guerrillas; las mingas; los
grandes corruptos, que bajo este Gobierno están viviendo su edad de oro; la
multitud de ignorantes activistas y parásitos que ocupan todos los resortes
actuales del poder; los centenarios de miles de “contratistas” que reciben
emolumentos por no trabajar; los caciques y mamos que exprimen a los indígenas;
los mineros ilegales, y los congresistas adictos a la mermelada, cada día más
apetitosa...
Por eso, aunque corro el riesgo de
volverme incómodo por no celebrar desde ahora la derrota del petrismo,
considero que el peligro no ha pasado y que es ahora cuando mayor debe ser la
vigilancia, porque el autogolpe para asumir todos los poderes, cambiar la Carta
y aplazar las elecciones, hasta que “la paz total” las haga posibles, es la
única opción que tiene la revolución para continuar su marcha hacia el poder
totalitario.
***
Como no basta con una golondrina para
que llegue el verano, el retorno del imperio de la ley a la administración de
justicia exige la imputación de la juez inicua, del magistrado interceptador,
de fiscales acomodaticios y de quienes instigan y financian procesos basados en
falsos testimonios.
 
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