jueves, 5 de junio de 2025

Vivimos en fila

Fredy Angarita
Fredy Angarita

Nacemos y morimos haciendo fila. Esa frase me la expresó un amigo una vez, y desde entonces no se me borra. Hoy en día estamos rodeados de influencers y sus cuentas en TikTok, Instagram, YouTube, etcétera.

A principios de año, El Espectador publicó un artículo sobre los más virales del momento: los que más seguidores tienen, los más vistos, los más consumidos por nosotros.

Porque, seamos honestos, los que no somos influencers somos quienes hacemos que ellos lo sean. El listado estaba dividido por categorías de contenido: humor, estilo de vida, moda, recomendaciones, retos, bromas. Y, aunque me pese admitirlo, muchas veces he criticado sin filtro, a esos personajes.

Los he tildado de famosos sin sustancia, millonarios por decir bobadas, por hacer bromas de mal gusto o por recomendar cosas que ni ellos mismos creen. He juzgado a quienes los siguen, sobre todo cuando los veo en buses, en filas eternas, completamente absorbidos por sus pantallas. Pero hoy, después de revisar algunas noticias, siento que tengo que retractarme.

En El Colombiano leí que el promedio de los trayectos en bus en Medellín aumentó en 50 minutos. Lo que antes tomaba una hora, ahora puede tardar casi dos. Los mismos conductores lo confirman: más tráfico, más demoras, más tiempo muerto.

Y luego, El Espectador citó un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID): “En Colombia, dedicamos en promedio 7 horas y media a hacer trámites. Sí, siete horas y media, muy por encima del promedio latinoamericano de 5 horas. Y eso incluye desde lo administrativo hasta lo cotidiano: salud, supermercados, transporte, restaurantes. Entonces me puse a pensar, con tanto tiempo perdido en filas, en trancones, en salas de espera, ¿quién soy yo para juzgar a quien decide entretenerse en redes sociales durante esos lapsos?

No me gusta ese contenido, no lo comparto, no me representa, pero entiendo. Y eso cambia todo. Por eso, hoy no vengo a criticar. Vengo a invitar. Si vas a pasar una, dos, tres horas esperando, busca una forma de hacer de ese tiempo algo que valga la pena. Lee. Escucha un podcast. Mira un buen documental. Habla con alguien.

Y si no encuentras otra forma, si el día está muy pesado y lo único que te sostiene es un video tonto, entonces dale. Que el celular también puede ser compañía. Lo importante no es juzgar el entretenimiento de los otros, lo importante es entender por qué lo necesitamos tanto.