martes, 29 de abril de 2025

El detonante para la victoria

Luis Alfonso García Carmona
Luis Alfonso García Carmona

Transcurridos dos años y ocho meses del proceso de desmoronamiento moral y material del país, no queda ninguna duda de que estamos enfrentando no solamente una confrontación electoral por el poder como sucede en cualquier país democrático, sino una lucha a muerte entre dos grandes corrientes: la extrema izquierda –totalitaria y marxista– que pretende atornillarse al poder aunque sea a costa de la destrucción del país, y quienes representamos la libertad, la democracia y la búsqueda del bien común, que componemos el resto de ciudadanos.

Permitir que la reinante tiranía continúe su tarea depredadora equivale a convertirnos en cómplices del colapso de nuestra nación y de la negación de oportunidades a las futuras generaciones. Debemos, en consecuencia, aplicarnos al prioritario objetivo de impedir la continuidad del desastre.

¿Cómo hacerlo? Con inteligencia, sin apasionamientos inútiles, y sin dejarse manipular de la catarata de ofensas, falacias, demenciales propuestas y desvaríos mentales del camarada presidente.

Hay que seguir utilizando los medios que brinda la Constitución y exigir a los congresistas que cumplan con su deber adelantando el juicio político instaurado contra el dictador por violación de los topes económicos de la campaña, y a los partidos políticos que actúen de conformidad con la ley de bancadas para sancionar a quienes crucen los límites prohibidos.

Se intentará, no lo dudemos, conducir al país a un caos total, replicando las masacres del Catatumbo, el Cauca y Buenaventura; se profundizará la crisis económica con las insensatas decisiones gubernamentales; se alimentará el odio y la pugnacidad entre los colombianos con los incendiarios mensajes y las belicosas consignas que a diario vomita la casa presidencial; se seguirá estigmatizando a la oposición y culpando a los demás de los garrafales errores del régimen. Todo vale porque para nuestros gobernantes el mantenimiento del poder justifica todas las formas de lucha, todos los medios lícitos o ilícitos.

Mientras nos distraemos con el triste espectáculo que ofrecen los 50 o más candidatos o precandidatos a la Presidencia, cuando ni siquiera estamos seguros de que el sátrapa permita la convocatoria a elecciones, ya comenzó la campaña para la “mini reelección de Petro”, según la definición que su alfil Benedetti le da a la llamada consulta popular. Son aterradoras las noticias de lo que viene ocurriendo en esos comités de campaña, donde se ataca a lo que ellos califican de oligarcas, se enfatiza en la necesidad de conservar el poder y se recibe “adiestramiento ideológico” de parte de miembros de Fecode y otros radicales fanáticos activistas.

Necesitamos urgentemente un detonante que nos permita derrotar a esta maquiavélica conjura que amenaza la viabilidad del Estado y el bienestar del pueblo colombiano. No lo vamos a encontrar en las melifluas intervenciones de los candidatos presidenciales ni mucho menos en las acomodaticias declaraciones de los caciques políticos.

El detonante somos nosotros, si tenemos la capacidad de organizar nuestras fuerzas a través de las redes sociales para llegar hasta el último rincón de la patria.

No podemos esperar que llegue alguien a salvarnos de esta tragedia anunciada.

Tampoco podemos esperar que sea la Fuerza Pública, maniatada por el Gobierno y con la espada de Damocles pendiente sobre cada uno de los oficiales de alto rango que ose actuar sin el consentimiento presidencial para dar cumplimiento a su función básica, como es garantizar el orden constitucional y proteger a los ciudadanos.

Actuemos ya, y en el camino nos encontraremos con el líder que este movimiento requiere. No nos apresuremos a ensillar sin traer la bestia.