Ahora que mucha gente habla con
tanta propiedad sobre algo que no conoce, como lo es por ejemplo la Inteligencia
Artificial -IA-, es prudente que nos detengamos un momento en precisar
algunas de sus aristas, como lo es una de las posibilidades de interactuar con
los humanos a través de simples preguntas.
Recordemos que la mayéutica
es la metodología empleada por Sócrates para que, a partir de preguntas dirigidas,
hacer que el interlocutor tuviera que pensar para encontrar él mismo la
respuesta.
Por su parte hoy se define Prompt
como una instrucción que se le da a una herramienta de Inteligencia artificial
-IA- para que genere resultados específicos.
Cuando iniciamos el consumo y
uso masivo del Internet y comenzaron a aparecer y popularizar los
llamados motores de búsqueda, pues el usuario simplemente
escribía unas palabras guías para iniciar la búsqueda, lo cual arrojaba cada
vez un número más abundante de páginas con posibles respuestas directa o
indirectamente relacionadas con el objeto de interés.
Algún analista crítico me decía
en su momento que mientras más páginas con posibles respuestas aparecieran, más
general y de pronto más mala era la calidad de las palabras de búsqueda que yo
estaba empleando, por lo cual el esfuerzo que tenía que hacer era mejorar la
calidad de las preguntas para acotar el cúmulo de respuestas posibles alrededor
de respuestas más focalizadas.
Tan complicado de manejar es la
abundancia como la escasez de información.
Muchos de los algoritmos
actuales se emplean para hacer cálculos y para establecer relaciones
sofisticadas entre universos de datos, a partir de registros bien diseñados y
obviamente bien diligenciados.
Recordemos aquella máxima
computacional que reza: “Sí introducimos basura como datos, obtendremos
basura como resultados”.
En el mundo relacional, cuando
se habla de “bases de datos”, se habla también de formas, procedimientos
y lógicas para establecer relaciones entre los datos, dejando abierta una puerta
para que, a través de la Ingeniería Matemática, se puedan establecer algoritmos
que “jueguen y manipulen” con los datos disponibles, los proyecten, infieran
nuevas posibilidades de relación y obviamente de nuevos resultados.
Recordemos que gramaticalmente
se define la “oración” como “La menor unidad del habla con sentido
completo”, a través de la aplicación correcta de la sintaxis que habla de que
para construir una oración lógica se debe recurrir al uso del sujeto y luego
del predicado y luego de los complementos.
El correcto uso del lenguaje
exige reconocer que:
*La gramática es el
estudio de las palabras, sus elementos y combinaciones.
* La morfología estudia
cómo se construyen las palabras.
* La sintaxis es la
manera en que se organizan las oraciones para que tengan sentido.
* La fonética analiza
los sonidos de las letras y sus combinaciones.
*
La ortografía es el conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua.
Algunos técnicos eruditos hablarán
de la “Semántica Profunda”, de “los Sistemas Complejos”, de los “Conjuntos
Difusos o Fuzzy Sets”, entre otros tantos.
Por ahora reconozcamos que apenas
estamos abriendo los ojos ante este nuevo universo que se presenta ante
nuestros ojos y ante nuestra mente y que es prudente aproximarnos a esta nueva
realidad con algún elemental principio de conocimiento.
En la antigua Grecia las áreas de
estudio eran: matemáticas, filosofía, poesía, gramática, retórica, gimnasia,
historia, música, astronomía y geometría, cada una un verdadero mundo. Hoy por
hoy, nuevas áreas de conocimiento están en nuestras manos.
Paralelamente recordemos que “hay
palabras que tienen consecuencias y hay silencios que tienen motivos”.