martes, 7 de enero de 2025

Venezuela entre la verdad y la mentira

Andrés de Bedout Jaramillo
Andrés de Bedout Jaramillo

Hoy más que nunca tenemos que pegarnos de nuestro Señor Jesucristo, para que nuestros hermanos venezolanos puedan imponer la verdad sobre la mentira.

Ha sido ya muy largo el castigo del yugo al que han estado sometidos nuestros hermanos, que un día, hace más de 20 años, se equivocaron y permitieron con su voto libre y democrático, la llegada de la dictadura a su país.

Hoy, 20 años después, nuestros hermanos venezolanos decidieron con su voto terminar con la dictadura corrupta y demencial, en cabeza del continuador de Chávez, Maduro. El proceso fue largo y difícil, primero, lograr filar a todos los partidos y movimientos políticos de oposición para llegar a unas primarias que permitieran un candidato único; fue tarea de titanes. Si esa unión de fuerzas opositoras se hubiese dado años atrás, Venezuela no estaría en estas difíciles situaciones.

El hecho de haber podido convencer a la dictadura de las primarias y de habersen organizado perfectamente para recoger las actas de todas las mesas el día de las elecciones, fue la clave para demostrarle, a la dictadura y al mundo entero, el triunfo aplastante de la oposición sobre la dictadura, de la verdad sobre la mentira.

Pero la dictadura de la mentira, para mantenerse en el poder, ha redoblado, por la violencia, a las malas, su accionar destructivo y criminal contra su pueblo que hoy sigue dando la pelea por imponer su verdad, el triunfo de González y María Corina, líderes heroicos de la unidad opositora.

El 10 de enero de 2025, llegarán Edmundo y María Corina a tomar posesión, acompañados por los más de siete millones de votos opositores a la dictadura, a una Asamblea que tendrá que abrirles sus puertas y tomarles sus juramentos de rigor, con unas fuerzas militares y de policía que tendrán que desobedecer las órdenes del dictador criminal, de cerrar aeropuertos y autopistas y de disparar contra todo el pueblo venezolano que se oponga a la imposición, por las malas, de la mentira que el dictador Maduro, pretende seguir sosteniendo, frente a un pueblo que ya no se lo aguanta más y está ávido de reencontrarse con los suyos que deambulan por el mundo en busca del sustento que les impidió el dictador.

La tensión está al rojo vivo, la decisión también. Maduro se va porque se va, por las buenas o por las malas, vivo o muerto, Venezuela no aguanta más.

Que viva el pueblo opositor venezolano, de la mano de nuestro Señor Jesucristo lo van a lograr y que en Colombia aprendamos de esta amarga experiencia de nuestros hermanos venezolanos y nos organicemos rápido, como fuerza de oposición, que nos permita candidato único para derrotar a Petro y a sus secuaces, que están redoblando esfuerzos destructivos sobre nuestro país. Nos espera un 2025 y 2026 hasta el 7 de agosto, muy difíciles.