viernes, 25 de octubre de 2024

Escoger carrera

José Leonardo Rincón, S. J.

Tema obligado por estos meses del año para las familias y particularmente para los jóvenes que terminan sus estudios secundarios es el de cuál carrera universitaria escoger. Tema de ayer, de hoy y de siempre. Dolor de cabeza cuando no ha habido un acompañamiento en orientación profesional y más cuando el mismo muchacho no sabe qué hacer, qué es lo que le gusta, qué lo apasiona, qué lo hace feliz, dónde está su realización como persona y profesional.

Entre los errores frecuentes que uno ve cometer están el presentarse a cualquier carrera, en cualquier universidad, a ver qué tal, cómo me va, de pronto es lo mío. Es decir, no tener claro el asunto. Otro error es el de darle gusto a los papás: en esta familia todos han sido médicos y tú también tienes que serlo. Puede ser que no le guste, quizás lo rechace en lo más profundo de su ser, pero toca, es tradición, es por el honor de la familia. Ambas situaciones desembocan en estruendosos fracasos. Alguna vez un taxista me dijo que era abogado de una prestigiosa universidad y que había estudiado eso por darle gusto al papá, pero no porque le gustara. De hecho, nunca ejerció como tal. El papá le había dicho que de no estudiar esa carrera no le pagaría los estudios universitarios. Tocó.

La deserción en los primeros semestres universitarios es un fenómeno importante que impacta tanto a las familias como a los mismos centros educativos. Perdieron todos la platica: las familias por los semestres que se pagaron y los centros por los semestres que se dejaron de recibir.

Un artículo reciente desmotivaba en su análisis profesiones del área de humanidades por no tener en el mercado laboral buenos salarios: trabajo social, comunicación, artes, música, letras, educación… no ofrecen vacantes y sus pagas son bajas. ¿Se estudia entonces para tener buena plata o se estudia porque eso es lo que le gusta a uno y lo hace feliz? Un contexto que pone la felicidad en el dinero abundante desincentiva formarse en estas disciplinas. Filosofía y teología ni siquiera aparecen sencillamente porque no lucran.

Contribuye al desconcierto la afirmación de que muchas de las profesiones actualmente existentes, en unos años simplemente no existirán y que las profesiones exitosas y que generarán altos ingresos aún no existen. ¿Para qué diablos estudiar entonces?

Ya estamos viendo en las jóvenes generaciones su apatía respecto del tener títulos universitarios. Pagar durante ocho o diez semestres una millonada para terminar desempleados o haciendo cualquier otra cosa menos ejerciendo su profesión. Mejor entonces ser un influencer que pagan sus post o videos en redes sociales de moda por los números de vistas o likes. Son millones de pesos que se reciben de una vez y sin mucho esfuerzo. Otros optan creativamente por emprender negocios rentables.

Burros con plata no puede ser. Hay que educarse, hay que formarse, hay que aprender a pensar y hacerlo de manera consciente y crítica para no tragar entero. El éxito económico no lo es todo en la vida. Los valores monetarios no son los principales o los únicos existentes, o ¿ustedes que dicen?