martes, 15 de octubre de 2024

De cara al porvenir: los siete sentidos

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

Tradicionalmente hemos reconocido cinco sentidos dentro de nuestra composición anatómica como humanos: el gusto, el tacto, el olfato, la visión y la audición.

Sin embargo, los avances científicos y la neurociencia han reconocido y aceptado otros dos, a saber:

(1.) La propiocepción que es la capacidad que tiene nuestro cerebro de saber la posición exacta de todas las partes de nuestro cuerpo en cada momento. Dicho de otra manera, a nuestro cerebro le llegan diferentes ordenes desde las articulaciones y los músculos de la posición exacta de los mismos. De esta manera, en el sistema propioceptivo se “procesan” todas estas órdenes y se puede saber en qué posición exacta se encuentra nuestro cuerpo en cada momento. Este sistema interpreta entonces si es necesario reaccionar de manera inmediata activando otros grupos musculares para evitar lesiones, una caída, etcétera.

(2.) Por su parte el sistema vestibular proporciona el sentido del equilibrio y la información sobre la posición del cuerpo que permite movimientos compensatorios rápidos en respuesta a fuerzas autoinducidas y generadas externamente.

¿Dónde se encuentra el sistema vestibular? ¿Cuáles son sus funciones?

El sistema vestibular se encuentra situado dentro del oído interno y se encarga de mantener el equilibrio y la postura, coordinar los movimientos del cuerpo y la cabeza y fijar la mirada en un punto del espacio. Está formado por 3 estructuras:

  • Utrículo.
  • Sáculo.
  • Canales semicirculares.

El misterioso y maravilloso ADN humano trae demasiada información y la profundización investigativa en diferentes campos del saber, nos va permitiendo conocernos a nosotros mismos cada vez más y reconocernos como todo un micro universo.

En recientes estudios sociales se ha demostrado que el concepto ampliado de propiedad es necesario si se quiere llevar una vida tranquila y con algún tipo de arraigo. Las familias campesinas propietarias de pequeñas parcelas cultivan, crían animales, viven allí por generaciones y se sienten “dueñas” de algo, lo cual les genera, compromiso, seguridad, ordena sus vidas y saben que el futuro está casi siempre en sus manos.

Los conceptos de autovaloración y de autoestima también se ven impactados favorablemente por el sentido de propiedad.

Al tener claro el ser y el estar, el poseer, en su particular dimensión, genera condiciones favorables para el desarrollo del individuo teniendo a su vez efectos colaterales positivos para el entorno.

No es esta una oda a la propiedad per se, ni mucho menos una defensa a ultranza del capitalismo, pero si el reconocimiento que hay que hacerle al esfuerzo realizado y la justicia de recibir la debida recompensa.

Y esto no se aplica solo para lo material. El tener conciencia de algún nivel de conocimiento o de habilidad y destreza para realizar ciertas labores, el poseer aptitudes artísticas, el tener ciertas características personales como la empatía, la simpatía, el sentido del humor, la paciencia, el carisma, hacen parte de un conjunto de atributos que se pueden o no poseer.

Estamos en mora de reconocer, valorar y potenciar a las personas que ejercen y desarrollan los llamados “artes y oficios”, habilidades y destrezas que se despliegan en el día a día en todos los frentes y sin los cuales sería aún más dificultoso el ejercicio de vivir con bienestar.