Pedro Juan González Carvajal
Tradicionalmente hemos reconocido
cinco sentidos dentro de nuestra composición anatómica como humanos: el gusto, el
tacto, el olfato, la visión y la audición.
Sin embargo, los avances científicos
y la neurociencia han reconocido y aceptado otros dos, a saber:
(1.) La propiocepción que es
la capacidad que tiene nuestro cerebro de saber la posición exacta de todas las
partes de nuestro cuerpo en cada momento. Dicho de otra manera, a nuestro cerebro
le llegan diferentes ordenes desde las articulaciones y los músculos de la posición
exacta de los mismos. De esta manera, en el sistema propioceptivo se “procesan” todas
estas órdenes y se puede saber en qué posición exacta se encuentra nuestro cuerpo
en cada momento. Este sistema interpreta entonces si es necesario reaccionar de
manera inmediata activando otros grupos musculares para evitar lesiones, una caída,
etcétera.
(2.) Por su parte el sistema vestibular
proporciona el sentido del equilibrio y la información sobre la posición del cuerpo que permite movimientos
compensatorios rápidos en respuesta a fuerzas autoinducidas y generadas externamente.
¿Dónde se encuentra el sistema vestibular? ¿Cuáles
son sus funciones?
El sistema
vestibular se encuentra situado dentro del oído interno y se encarga de mantener
el equilibrio y la postura, coordinar los movimientos del cuerpo y la cabeza
y fijar la mirada en un punto del espacio. Está formado por 3 estructuras:
- Utrículo.
- Sáculo.
- Canales semicirculares.
El misterioso
y maravilloso ADN humano trae demasiada información y la profundización investigativa
en diferentes campos del saber, nos va permitiendo conocernos a nosotros mismos
cada vez más y reconocernos como todo un micro universo.
En recientes
estudios sociales se ha demostrado que el concepto ampliado de propiedad es necesario
si se quiere llevar una vida tranquila y con algún tipo de arraigo. Las familias
campesinas propietarias de pequeñas parcelas cultivan, crían animales, viven allí
por generaciones y se sienten “dueñas” de algo, lo cual les genera, compromiso,
seguridad, ordena sus vidas y saben que el futuro está casi siempre en sus manos.
Los conceptos
de autovaloración y de autoestima también se ven impactados favorablemente por el
sentido de propiedad.
Al tener
claro el ser y el estar, el poseer, en su particular dimensión, genera condiciones
favorables para el desarrollo del individuo teniendo a su vez efectos colaterales
positivos para el entorno.
No es
esta una oda a la propiedad per se, ni mucho menos una defensa a ultranza
del capitalismo, pero si el reconocimiento que hay que hacerle al esfuerzo realizado
y la justicia de recibir la debida recompensa.
Y esto
no se aplica solo para lo material. El tener conciencia de algún nivel de conocimiento
o de habilidad y destreza para realizar ciertas labores, el poseer aptitudes artísticas,
el tener ciertas características personales como la empatía, la simpatía, el sentido
del humor, la paciencia, el carisma, hacen parte de un conjunto de atributos que
se pueden o no poseer.
Estamos
en mora de reconocer, valorar y potenciar a las personas que ejercen y desarrollan
los llamados “artes y oficios”, habilidades y destrezas que se despliegan en el
día a día en todos los frentes y sin los cuales sería aún más dificultoso el ejercicio
de vivir con bienestar.