Andrés de Bedout Jaramillo
Ya se está hablando de una especie de nueva religión, el dataísmo,
el culto a los datos ahora que se empieza a imponer la inteligencia artificial,
cuya base es la organización de datos que permitan respuestas claras, rápidas y
lo más exactas posibles a la resolución de inquietudes y problemas.
Llegó la llamada quinta revolución. Las revoluciones industriales
anteriores se daban cada 100 años, ahora se darán cada 25 años o menos ya que los
avances son impresionantes, súper rápidos. Estos implicarán drásticos cambios en
la expectativa de la vida humana, en la gran cantidad de aulas educativas y empleos
que ya no se requerirán, en la sostenibilidad física y mental de la humanidad y
en su relacionamiento, en la producción de los alimentos y vestuarios, en la configuración
familiar, donde la tendencia al envejecimiento de la población es creciente y el
interés en el matrimonio y en los hijos es decreciente; a la vuelta de unos 15 años,
la humanidad cambiará drásticamente.
Yo, habida consideración de mi edad cercana a los 70 años, educado
bajo los parámetros de la religión Católica y la vida familiar basada en el matrimonio,
con varios hijos, no veo con buenos ojos muchos de los cambios, donde el bien se
convierte en mal y el mal se convierte en bien, fruto de la ampliación de los parámetros
éticos a los que nos han venido sometiendo estos acelerados avances de la humanidad,
apartados de las enseñanzas y normas de comportamiento, establecidas por la moral
cristiana.
Esta revolución industrial va tan rápido que ya hay empresas
en los campos de las tecnologías, la energía y la movilidad, etcétera, que son más
poderosas que los Estados mismos.
Se habla hoy de costosísimas inyecciones que te ponen a pensar
y actuar solo en positivo y en un plazo no muy lejano, unos 15 años, inyecciones
que prolongarán la vida, e inclusive, atrevidamente, insinúan la inmortalidad humana,
exceptuada por supuesto, la muerte accidental.
Se dice que los robots remplazarán a los domiciliarios, los
carros inteligentes, remplazarán a los conductores del transporte de carga y pasajeros,
mejor dicho, quedará tanta gente sin empleo, que están estudiando un subsidio global
que permita la sostenibilidad humana.
En la educación, la IA, será la que le dirá a las personas que
deben estudiar, luego de analizar tus datos de habilidades, capacidades, competencias,
preferencias y demás; quedarán atrás muchas largas carreras que hoy son apetecidas,
la presencialidad será remplazada por la virtualidad y cursos de capacitación de
muy corta duración. Hoy sentimos ya la disminución acelerada de estudiantes en las
universidades públicas y privadas; la deserción escolar es un fenómeno preocupante,
donde motivos diferentes a la drogadicción y falta de recursos, puedan ser la causa
de la pérdida de interés de nuestros jóvenes.
Para mi dice mucho cuando nuestros jóvenes evitan formar familia
con hijos deseados, por los sacrificios que implican, olvidando que son mayores
las satisfacciones de contribuir a una mejor sociedad, a una mejor vida en comunidad.
Con estos cambios, tan rápidos y drásticos, vendrán tiempos
muy complicados y difíciles, la dependencia, o mejor, la adicción a las pantallas
es cada vez mayor, generando consecuencias desastrosas en lo personal, familiar
y social. Mis nietos, menores de 5 años, dicen: dame una pantalla y me quedo tranquilo,
en todo tipo de reuniones las pantallas evitan cada vez más la necesidad de las
relaciones interpersonales directas.
La IA en manos de malos y dañinos personajes, será un arma en
contra de todos, hoy más que nunca tenemos que trabajar y dar ejemplo de valores
y principios, de muy buen comportamiento, de mucha unidad familiar, frente a los
hijos y los mayores, haciendo los sacrificios de amor y servicio que impliquen.
La humanidad tendrá que prepararse para recibir estos nuevos
adelantos. Nuestro alcalde Federico Gutiérrez, en compañía del sector privado y
de la academia, ya está trabajando en la capacitación de muchísimos jóvenes para
ser programadores, recolectores de datos, limpiadores de datos y en fin, todas las
materias que forman parte de la construcción y manejo de la inteligencia artificial
y se están apoyando los emprendimientos empresariales formales que para el desarrollo
de la IA se requieren.
En el Congreso de la República, ya cursan varios proyectos de
ley tendientes a regular la IA, es allí donde se darán las discusiones y se escucharán
supuestamente a los conocedores del tema, para que pidamos contar con la mejor normativa
posible, que impida los abusos y demás problemas que pueda generar la aplicación
e implementación de la IA en la cotidianidad de las diversas actividades.
Lo más importante: educar a los niños, jóvenes y adolescentes,
en principios y valores, en responsabilidad en sus actuaciones, fomentar la familia,
matrimonios duraderos con hijos deseados, advertir los peligros de la esclavitud
a drogas, alcohol, sexo y todo tipo de adicciones, incluidas a las de las pantallas
que tanto aislamiento ocasionan, fomentar la buena y balanceada alimentación y el
deporte.
Que nuestro Señor Jesucristo nos ilumine para encontrar el equilibrio
perfecto entre los avances tecnológicos de esta quinta revolución y la necesidad
de una sociedad basada en la familia, los principios y los valores.