jueves, 8 de agosto de 2024

Venezuela en la incertidumbre

Andrés de Bedout Jaramillo
Andrés de Bedout Jaramillo

Para que nuestro hermano país pueda salir de esta larga incertidumbre, luego de la aplastante derrota electoral al régimen dictatorial de Maduro, tendrá que suceder alguno de los siguientes extraordinarios hechos:

1. Que el régimen dictatorial muestre las actas y acepte la derrota.

2. Que las fuerzas militares y de policía se pongan de lado del pueblo venezolano, de la constitución y la ley, haciendo respetar los resultados electorales del pasado 28 de julio.

3. Que aparezcan unos mercenarios dispuestos a capturar a Maduro y a sus secuaces, a cambio de la jugosa recompensa ofrecida por los Estados Unidos.

4. Que Maduro se desestabilice física y emocionalmente y sufra un colapso fatal.

Lo cierto del caso es que el problema es de los venezolanos y solo ellos lo pueden solucionar, continuando en forma indefinida y al costo que sea, con las marchas pacíficas de protesta como oposición al régimen y al abierto robo que, de las elecciones, desafiando incluso la violenta e injusta reprensión a la que están siendo sometidos y a la muy posible detención que recaerá sobre Edmundo y María Corina.

Lo anterior amerita manifestaciones de apoyo permanente de la comunidad internacional, con comunicados de los países y organizaciones internacionales reconociendo el triunfo de Edmundo y la derrota de Maduro, conscientes de que varios países, entre ellos, desafortunadamente el nuestro, no estarán a la altura de dar la pelea por la democracia, prefiriendo mantener el apoyo de Maduro para el refugio de guerrillas y narcotráfico en ese país hermano; otros como China estarán interesados en cuidar sus intereses económicos por la gran cantidad de dinero que le han prestado al régimen, y otros como Rusia, Irán y Cuba, cuyo respaldo consolida fuerzas contra los Estados Unidos.

Colombia, Brasil y México, actúan solidariamente con los regímenes comunistas, propensos a dictaduras democráticas, que llegan al poder con el voto mayoritario del pueblo y con el firme propósito de atornillarse en este directamente o en cuerpo ajeno.

El derecho internacional y los otros países solo podrían intervenir si a Venezuela le diera por ocupar territorios vecinos o cometer atentados en otros países, como está sucediendo en los casos de Israel y Hamas/Palestina, y de Rusia y Ucrania.

Lo cierto del caso es que, en estos momentos, ningún país va a desplazar sus tropas hacia Venezuela para ayudar a la oposición a hacer respetar los resultados electorales y ningún organismo internacional podrá detener a Maduro y sus secuaces atrincherados en Venezuela, por haberse robado de frente las elecciones y negarse a mostrar las actas electorales.

Definitivamente el derecho internacional requiere de muchos desarrollos legislativos que permitan hacer cumplir los objetivos para el desarrollo sostenible de las naciones del mundo supuestamente civilizado, que no puede seguir avanzado en el convertir al bien en mal y al mal en bien.

Por todo lo anterior, el riesgo de que Maduro se afiance como el dictador de Venezuela es muy alto, inclusive si terminara proponiendo una negociación con la oposición, acolitado por Colombia, Brasil y México, bajo la disculpa del hackeo y el propósito de hacer unas nuevas elecciones.

Tenemos que orar mucho a Nuestro Señor Jesucristo, para que la resistencia del pueblo venezolano supere a la del régimen de Maduro y permita el triunfo de la democracia, para su bienestar y el de los latinoamericanos.