Andrés de Bedout Jaramillo
Para que nuestro hermano país pueda salir de esta larga
incertidumbre, luego de la aplastante derrota electoral al régimen dictatorial
de Maduro, tendrá que suceder alguno de los siguientes extraordinarios hechos:
1. Que el régimen dictatorial muestre las actas y acepte la
derrota.
2. Que las fuerzas militares y de policía se pongan de lado
del pueblo venezolano, de la constitución y la ley, haciendo respetar los
resultados electorales del pasado 28 de julio.
3. Que aparezcan unos mercenarios dispuestos a capturar a
Maduro y a sus secuaces, a cambio de la jugosa recompensa ofrecida por los
Estados Unidos.
4. Que Maduro se desestabilice física y emocionalmente y
sufra un colapso fatal.
Lo cierto del caso es que el problema es de los venezolanos
y solo ellos lo pueden solucionar, continuando en forma indefinida y al costo
que sea, con las marchas pacíficas de protesta como oposición al régimen y al
abierto robo que, de las elecciones, desafiando incluso la violenta e injusta
reprensión a la que están siendo sometidos y a la muy posible detención que
recaerá sobre Edmundo y María Corina.
Lo anterior amerita manifestaciones de apoyo permanente de
la comunidad internacional, con comunicados de los países y organizaciones
internacionales reconociendo el triunfo de Edmundo y la derrota de Maduro,
conscientes de que varios países, entre ellos, desafortunadamente el nuestro,
no estarán a la altura de dar la pelea por la democracia, prefiriendo mantener
el apoyo de Maduro para el refugio de guerrillas y narcotráfico en ese país
hermano; otros como China estarán interesados en cuidar sus intereses
económicos por la gran cantidad de dinero que le han prestado al régimen, y
otros como Rusia, Irán y Cuba, cuyo respaldo consolida fuerzas contra los
Estados Unidos.
Colombia, Brasil y México, actúan solidariamente con los
regímenes comunistas, propensos a dictaduras democráticas, que llegan al poder
con el voto mayoritario del pueblo y con el firme propósito de atornillarse en este
directamente o en cuerpo ajeno.
El derecho internacional y los otros países solo podrían
intervenir si a Venezuela le diera por ocupar territorios vecinos o cometer
atentados en otros países, como está sucediendo en los casos de Israel y
Hamas/Palestina, y de Rusia y Ucrania.
Lo cierto del caso es que, en estos momentos, ningún país
va a desplazar sus tropas hacia Venezuela para ayudar a la oposición a hacer
respetar los resultados electorales y ningún organismo internacional podrá
detener a Maduro y sus secuaces atrincherados en Venezuela, por haberse robado
de frente las elecciones y negarse a mostrar las actas electorales.
Definitivamente el derecho internacional requiere de muchos
desarrollos legislativos que permitan hacer cumplir los objetivos para el
desarrollo sostenible de las naciones del mundo supuestamente civilizado, que
no puede seguir avanzado en el convertir al bien en mal y al mal en bien.
Por todo lo anterior, el riesgo de que Maduro se afiance
como el dictador de Venezuela es muy alto, inclusive si terminara proponiendo
una negociación con la oposición, acolitado por Colombia, Brasil y México, bajo
la disculpa del hackeo y el propósito de hacer unas nuevas elecciones.
Tenemos que orar mucho a Nuestro Señor Jesucristo, para que
la resistencia del pueblo venezolano supere a la del régimen de Maduro y
permita el triunfo de la democracia, para su bienestar y el de los
latinoamericanos.