Luis Alfonso García Carmona
En medio de la
batahola que se armó por el incumplimiento del presidente al llegar con más de
dos horas de retraso a la ceremonia oficial más importante del año, la parada
militar del Día de la Independencia apareció por fin con facha de amanecido y
enguayabado, y con el ropaje más inadecuado para una ceremonia de homenaje a
nuestros símbolos patrios y a nuestras fuerzas militares. La ajada y casi
transparente guayabera permitía ver que usaba unos interiores femeninos o
“cucos” de color rosáceo, seguramente acordes con su reciente confesión de
heterosexualidad.
“El presidente
de la República, o quien haga sus veces, será responsable de sus actos u
omisiones que violen la Constitución o las leyes.” Es, ni más
ni menos, una nueva violación a la Constitución que juró defender y lo convierte
en reo por indignidad en el cargo.
Lo de menos es lo de
los cucos. Lo grave es que quienes tienen la capacidad decisoria para terminar
con este calvario no actúen y continúen tan campantes. Ahora, ¿quién podrá
defendernos?