martes, 21 de mayo de 2024

De cara al porvenir: mesas de trabajo

Pedro Juan González Carvajal
Pedro Juan González Carvajal

La participación es un proceso “en el que distintas fuerzas sociales, en función de sus respectivos intereses, intervienen directamente o por medio de sus representantes en la marcha de la vida colectiva con el fin de mantener, reformar o transformar los sistemas vigentes de la organización social y política”.

Dentro del mal o bien entendido sentido de la aplicación del concepto de participación ciudadana, en este país del Sagrado Corazón hemos visto cómo pululan los mal llamados líderes y lideresas, personas en la mayoría de los casos comprometidos por el bienestar de su entorno y de su microcosmos, sin que alcancen jamás la dimensión y la trascendencia de lo que es un verdadero líder.

Compañero inseparable de estos “procesos de participación”, está la estrategia o la metodología de trabajo denominada como “mesas de trabajo”, donde cada problema tiene como parte de su solución la convocatoria y establecimiento de las denominadas mesas de trabajo que aparecen por miles, pero cuyos resultados, pareciera ser que están asociados principalmente a la dejada de constancia de que la mayoría de los actores se sienten y se sientan como iguales a discutir y muchas veces a negociar sin tener ni el conocimiento completo ni las atribuciones para tomar decisiones o comprometer recursos públicos.

Es de suponerse que debe hacerse seguimiento al trabajo y a las recomendaciones planteadas desde las mesas de trabajo para garantizar que efectivamente se generen las acciones pertinentes para ayudar a resolver la problemática que dio su origen.

Acompañan a las mesas de trabajo los “talleres” o los trabajos comunitarios donde se discuten temas para dar la oportunidad de que el ciudadano de a pie se exprese, muy típico en la construcción de programas de Gobierno por parte de los candidatos o de los planes de desarrollo por parte de los candidatos ganadores de las elecciones.

Igualmente, cuando se habla de “presupuestos participativos”, se recurre a alguna de estas estrategias ya sea para tener en cuenta a la gente o para dejar constancia de haber tenido en cuenta a la gente, buscando legitimación para su presentación final.

Una cosa es el trabajo grupal y otra cosa es el trabajo en equipo. Ahora bien, estas metodologías tienden a buscar consensos, olvidando el hecho de que el consenso es un medio y no un fin en sí mismo. Alguien finalmente tendrá de tomar la mejor alternativa de decisión y decidir.

Fuera del compromiso e interés de los participantes en estas actividades, debe garantizarse un conocimiento por encima del promedio acerca del tema que se va a tratar.

No por apoyar la democracia podemos caer en un democraterismo insulso con sabor a populismo que al final sale demasiado costoso y no obtiene resultados.

Por eso debemos enfocarnos en definir el tipo de ciudadano que queremos y garantizar que un verdadero sistema educativo se ponga al servicio de este propósito.

La democracia se consolida o se fractura desde la educación. Todos los niños de cualquier parte del territorio tienen el derecho a recibir la misma educación de calidad que los demás niños. De no hacerlo así, estaremos discriminando a la niñez -sentenciando su futuro- y hablando es de alfabetización, lo cual es importante pero no contribuye a la construcción, conservación y fortalecimiento de una sociedad justa, equitativa y verdaderamente democrática.