lunes, 15 de abril de 2024

Sólida y segura salida para la crisis

Luis Alfonso García Carmona
Por: Luis Alfonso García Carmona

Prosiguiendo con la entrega del análisis que nos puede conducir al hallazgo de los resortes motivacionales que nos pueden dar a una salida viable al callejón que nos mantiene privados de esperanzas en el futuro del país, me aventuro a concluir el tema que nos preocupa con las siguientes consideraciones:

Primera.- La magnitud del problema y sus implicaciones hacia el futuro de la población colombiana no permiten esperar una solución a corto plazo. No es, por lo tanto, suficiente gravitar todo el peso de nuestra acción en un solo mecanismo, vale decir, la presentación de una denuncia ante la Comisión de Acusaciones contra el presidente, o la organización de una exitosa marcha, o la petición al guerillero-presidente para que renuncie al cargo que indignamente ejerce, o la ilusión de que este va a ser derrotado electoralmente a través de una improbable unión de la dirigencia de los partidos supuestamente democráticos.

Seamos conscientes de una vez por todas de que la lucha contra el mal entronizado por el fraude en el poder será una tarea ardua y duradera. Requiere de una sesuda preparación, una continuada acción, y una eficaz utilización de los mecanismos que nos que nos permite el Estado de Derecho y la legítima defensa colectiva de nuestros inalienables derechos.

Segunda.- Un juicioso análisis como el que estamos proponiendo nos indica a las claras que en nuestro caso, la verdadera solución a la hecatombe que afrontamos debe partir de nosotros, los colombianos de a pie, que no compartimos con los políticos las mieles de la corrupción y la concupiscencia por el poder; de quienes solamente aspiramos a que el Estado cumpla su deber de administrar los asuntos públicos con pulcritud e idoneidad, respetando la dignidad de sus gobernados como personas humanas, con sus familias, sus valores espirituales y sus bienes.

No obstante, hemos de reconocer que, manipulados por la toxicidad del adoctrinamiento marxista-leninista y complementado con la propaganda oficial enmarcada en el odio de clases y en doctrinas materialistas, la población ha sido víctima de quienes ahora la dirigen hacia el abismo, con la culposa complicidad de la dirigencia política.

Y no sólo somos víctimas, sino colaboradores por activa o por pasiva. Quienes se conforman con la desgracia que vivimos argumentando que no hay nada que se pueda hacer o quienes simplemente mantienen una actitud de indiferencia frente a lo que ocurre en el campo del manejo de la cosa pública, son (o somos) responsables del oscuro destino que aguarda a nuestra sociedad en las diabólicas garras del comunismo disfrazado con la piel de lobo del progresismo.

La solución está en nosotros: no nos hagamos bobaliconas ilusiones. Tomemos las riendas de nuestro propio destino organizándonos con un patriótico compromiso, aprovechando nuestras fortalezas y subsanando las debilidades o falencias que nos afectan.

A manera de ejemplo: ningún político en nuestro país puede reunir un apoyo como el que se muestra en las marchas y en las redes sociales para pedir la salida de Petro. Tampoco es necesario adelantar el espinoso camino de convencer a los líderes políticos para que se unan en dicho propósito, pues ya el pueblo, en forma espontánea y desinteresada, votó contra los aliados de Petro en las últimas elecciones, sin pedir permiso a los anquilosados dirigentes.

Tercera.- Cubierta con creces la parte más exigente, la conformación de una masa con un común objetivo, trabajemos ahora con ahínco en arbitrar los recursos que nos permitan corregir nuestras falencias y allanar el camino triunfal a la reconquista del poder.

a. Tornemos esa muchedumbre de descontentos con el régimen en la más grande fuerza renovadora del país y convoquemos a los mejores hombres y mujeres de la sociedad colombiana a integrarse en esta tarea redentora.

b. Reforcemos los dos principales objetivos que nos mueven: derrocamiento del régimen petrista y reconstrucción de la sociedad colombiana con el objetivo del bien común para todos los asociados.

c. Financiemos esta gran epopeya que marcará el rumbo del nuevo país, en lugar de fraccionar esfuerzos en batallitas puntuales que no conduzcan a los objetivos generales.

d. Establezcamos una actitud y unos sistemas modernos para hacer política. Cambiemos las desuetas prácticas de los desacreditados partidos por una organización celular, movilizada por las redes sociales y con un ejército de coordinadores, dotados de la sabiduría sobre lo que el país requiere, el compromiso amplio y generoso de trabajar hasta el sacrificio, y adiestrados en el manejo virtual de células de activistas en todos los rincones de la Patria, y,

e. Seleccionemos los programas y reformas que impidan una nueva caída de nuestra sociedad en la perversión, la corrupción y el odio de clases que el actual régimen pretende implantar por encima de la Constitución y de la voluntad mayoritaria de los colombianos.

Cuarta.- Será, como lo hemos reconocido antes, una descomunal tarea hacer que una masa espontánea de descontentos se transforme en una fuerza política organizada y eficaz, pero esa es la alternativa que las deplorables condiciones de nuestra sociedad nos han impuesto.

Respetamos la opinión de quienes han expresado su incredulidad en toda fórmula basada en la derrota de Petro en las próximas elecciones, argumentando que en el tiempo que le queda impondrá una espuria reforma constitucional con el apoyo de las guerrillas, los vándalos, los capos de la droga y sus corruptos aliados de la politiquería. Asimismo, se consigna la amenaza de que para la época de las elecciones se habrá consolidado la dictadura castro-chavista en Colombia y no habrá espacio alguno para la Democracia.

Son juiciosas observaciones que merecen ser tenidas en cuenta y tratarlas con especial cuidado. En primer lugar, el proceso para el derrocamiento del guerrillero-presidente y para la conformación de la fuerza renovadora que se oponga a la revolución comunistoide debe acelerarse y adelantarse por etapas, hasta llegar al objetivo final.

Todos los instrumentos que hasta ahora han producido dramáticos resultados como el desalojo de la izquierda de las calles, el fracaso de las manifestaciones de apoyo al Gobierno, el crecimiento del apoyo nacional al juicio político contra Petro, deben ser incrementados pues no olvidemos que se trata de profundas debilidades que minan el poderío del régimen.

Otra opción no existe: no continuemos debatiéndonos en necedades como las de seguir quejándonos y criticando la gestión oficial sin ofrecer solución alguna; dilapidar esfuerzos y recursos en tareas improductivas; enredarse en la maraña de cortinas de humo que a diario emanan del Ejecutivo para ganar tiempo y distraer la atención a las eficaces acciones que podrían precipitar su caída.

Quinta.- Compartimos con Jacques Maritain, uno de los más grandes pensadores de la edad moderna, algunas reflexiones que debieran servirnos de apuntalamiento ideológico a esta desigual confrontación contra los poderes del mal:

a. La dignidad de la persona humana, del bien común de la multitud congregada y de los valores morales y espirituales deben ser parte esencial de nuestra filosofía política y social.

b. No sabemos lo que representan para la historia las reservas de auténtica humanidad, de bondad y de heroísmo encarnadas en el trabajo cotidiano y en la pobreza del pueblo obrero y campesino. Son reservas que, a la hora de la verdad, cambiarán la balanza del poder.

c. Para servir a la vida temporal de los hombres debemos trabajar por la renovación de las estructuras de la sociedad.

d. No vamos a disputar el terreno con otros partidos en el mismo nivel, como políticos en maniobras y en combinaciones electorales y de gobierno, sino como una gran asamblea de hombres de buena voluntad, conscientes de la unidad moral que subsiste, a pesar de todo.

e. Mientras sean afirmadas la dignidad de la persona humana, la justicia y la primacía de los valores humanos y morales, que constituyen el bien principal del bien común terrenal, continuará brillando entre los hombres una pequeña esperanza de que el retorno del amor al orden temporal es posible.