Por Alberto Avelino Saldarriaga P.
No es el monstruo destructor y no toda su estructura
filosófica es perversa y dañina. En Alemania, por ejemplo, la izquierda alterna
con los otros partidos y la gobernanza muestra grandes beneficios para sus
ciudadanos. La zurda también tiene su ladito bueno.
En nuestra patria la izquierda tiene su peor enemigo en
Petro con sus anacrónicas y absurdas decisiones. Poco a poco se parecen más a
las dictaduras como las de Venezuela, Cuba o Nicaragua, que tienen a sus
pueblos sumidos en la pobreza y la desesperanza, con la ruina del aparato
productivo y con carencias de lo más necesario para vivir dignamente.
Así pues, que no hay peor cuña que la del mismo palo… Lentamente
se van horadando las bases de la democracia dando muestras de su permanencia en
el poder hasta cumplir sus macabras intenciones dictatoriales.
Utiliza Petro la victimización como arma y justificación para
aferrarse al poder. Si algo no es de su agrado, entra en cólera o descabeza a
quien no es de su gusto y complacencia. Solamente clasifican los politiqueros a
ultranza.
En el entretanto se van llenando de dinero sus áulicos y
familiares, así como en mala hora, Medellín quedó semidestruida con la anterior
alcaldía de Pinturita; el mismo corte, corrupto y destructor.
Este presidente ha dado muestras fehacientes de un
autocratismo que tiene al país a las puertas de una recesión. Su presidencia se
caracteriza por la terquedad, con el agravante de que sus asesores han sido
escogidos más por su activismo político que por sus capacidades y preparación.
Los que descollaban por sus capacidades renunciaron o
fueron despedidos por el autócrata.
En estos 18 meses de desgobierno ha mostrado sus verdaderas
intenciones; lentamente va configurando su ejército de alfiles alimentados a
base de prebendas y mermelada.
Por el lado de la oposición crece el descontento y
disminuye exponencialmente la aprobación a su desafortunada gestión. Comienzan
los debates en el Congreso sobre la salud, las pensiones y la laboral,
esperando que prime la sensatez y el buen juicio de senadores y magistrados.
En caso de ser aprobadas le entrarán billones al
presidente, para ser repartidos a sus mamertos seguidores, en forma de
prebendas y mermelada, a manos llenas. Y ahí sí, ¡apague y vámonos!
No es el monstruo destructor, y, no toda su estructura
filosófica es perversa y dañina.