Por José Leonardo Rincón, S. J.
Gracias
a la invitación de Cecilia Dimaté, decana de la Facultad de Educación de la
Universidad Externado de Colombia y actual presidenta de la Asociación de
Facultades de Educación, Ascofade, estuvimos celebrando ayer sus 30 años de
existencia.
Fue
muy grato reencontrarse con colegas y amigos después de estos años en los que
he estado alejado del mundo de la educación. Como recordé en unas breves
palabras antes del brindis, mi paso por la Asociación fue tan fugaz como decisivo
para ayudarle en su organización interna.
En
los claustros externadiístas y con ocasión del surgimiento de las leyes 30 y
115, la primera para la educación superior y la segunda, general de educación,
se reunieron una veintena de decanos de facultades de educación para dar origen
a la Asociación. Era importante no ser espectadores pasivos ante tamaños
cambios, había que hacer aportes y pronunciarse. Un gremio siempre genera la
convicción de que juntos nos va mejor que cada uno por su lado, se puede soñar
y construir juntos, y también sentirse protegidos y respaldados.
Después
del entusiasmo fundacional de esos primeros años, es normal que puedan darse
otros de rutina y desgaste, un letargo probable cuando no hay manifiestos
motivos o causas que con pasión motiven o animen propósitos y luchas concretas.
La participación y el compromiso pueden verse menguados por la inercia del
discurso reiterativo que no se traduce en acciones. En ese sentido mi elección
como presidente me tomó por sorpresa pues apenas llevaba un año en la
decanatura de la Javeriana. Además, suceder a Rafael Rodríguez de la
Universidad Libre, exrector de la Pedagógica y la Distrital, era todo un reto.
La
Ascofade que recibí no tenía sede, ni equipo de trabajo básico, ni archivos,
pero sí tareas pendientes que con la contabilidad y la revisoria fiscal había
que poner al día. La sede era la sede del decano presidente. La
correspondencia, notificaciones oficiales, invitaciones, contacto telefónico o
tener un punto de encuentro y referencia nacional, se desplazaban de un lugar a
otro. Una caja de cartón con algunas carpetas era todo su archivo. De modo que poder
tener ya una secretaria estable fue la primera conquista de esa gestion. Por
suerte se tenia una Junta que apoyaba, de modo que en la Asamblea Extraordinaria
que tuvo que realizarse por mi cambio de misión, se logró dejar aprobados tanto
la consecución de una sede como el nombramiento de una dirección ejecutiva. Decisiones
clave que asumiría mi sucesor y que le darían un vuelco a la vida de la
Asociación, como efectivamente ocurrió.
La
Asociación cuenta con 94 miembros distribuidos en 7 capítulos regionales y
aunque algunos pocos desisten, hay solicitudes de nuevos miembros. La rendición
de cuentas que nos presentaron ayer fue realmente consoladora y motivo de
orgullo para sus asociados. La Asociación se mueve, es visible en los medios, su
web es muy visitada, se pronuncia, realiza foros y cumbres, tiene grupos de
trabajo e investigación, publica el resultado de sus esfuerzos, ha enviado
aportes al Congreso donde se debate la ley estatutaria de educación, tiene
relaciones fluidas con el Ministerio de Educación, hay entusiasmo, hay vida. ¡Felicitaciones!