viernes, 3 de noviembre de 2023

Segunda parte: las diez conclusiones más importantes en la derrota del petrismo

Luis Alfonso García Carmona
Por: Luis Alfonso García Carmona

Enumerábamos, entre las grandes conclusiones de la estruendosa derrota del petrismo, las siguientes:

1.- La absoluta derrota del presidente Gustavo Petro y de su partido.

2.- La elección regional se convirtió en un plebiscito no anunciado para dejar consignado en las urnas el generalizado rechazo de todo un pueblo al régimen de Petro.

3.- Desaparecida la oposición política al régimen, esta ha sido sustituida con creces por una oposición cívica, espontánea e informal.

4.- Temas que afectan el diario vivir de la población fueron el motor para la abultada votación a favor de los candidatos opuestos a Petro: la impunidad, el favorecimiento al narcotráfico y la criminalidad, las reformas laborales, de pensiones y del sistema de salud, el discurso del odio de clases, la destrucción de las instituciones, el desmoronamiento de la fuerza pública y la recesión económica.

Veamos ahora las restantes conclusiones:

5.- La sesgada actuación de los organismos electorales y del Ejecutivo en los ámbitos nacional, regional y local en favor de los candidatos oficialistas, complementada por los medios tradicionales y virtuales ahítos de “mermelada”, fue ineficaz ante la avalancha de respaldo masivo y espontáneo que recibieron los aspirantes ajenos o abiertamente opuestos al proyecto socialista de la camarilla gobernante. Excelente lección que les servirá de antecedente para las próximas elecciones de presidente y congresistas.

6.- Hay que consignar nuestro respeto y gratitud a los miles de veteranos de las fuerzas militares y de policía que, junto con la población civil, a lo largo de 15 meses han dedicado su desinteresado esfuerzo a crear conciencia entre los colombianos sobre la amenaza del propósito gubernamental de convertir a Colombia en un nuevo esclavo del totalitarismo “castro-chavista”. Multitud de marchas, paros sectoriales, foros, campañas virtuales de difusión se han venido realizando con los escasos recursos económicos de que se dispone, pero con un heroico esfuerzo personal de cada uno de los activistas. Ha sido una exitosa campaña política conducida al éxito por personas en su mayoría ajenas a los partidos políticos.

7.- Según conceptos autorizados de analistas políticos, estos sorprendentes resultados  han sido el fruto de una batalla cultural entre la doctrina de la izquierda radical que pretende replicar en Colombia las experiencias puestas en marcha por el totalitarismo de izquierda en países vecinos como Nicaragua, Cuba, Venezuela, Chile, Argentina, etcétera, de un lado, y, del otro, la restauración de los principios fundacionales de la nación colombiana, alinderados dentro del respeto a la democracia, el sistema capitalista, la propiedad privada, la familia tradicional, la defensa de la vida a partir de la concepción, la garantía de la seguridad de las personas y de sus bienes, la severidad para castigar al crimen, la guerra sin cuartel a las lacras del narcotráfico y la corrupción, el crecimiento económico dentro de una justicia social que tenga en cuenta la generación de empleo digno y la solución de las necesidades de la población vulnerable, y la protección a los sistemas de salud y pensionales para que cumplan con el objetivo de proporcionar bienestar a la comunidad.

El resultado de los comicios en comento arroja claramente que la mayor parte de la población votó por quienes defienden nuestros principios tutelares que son los que conforman el legado de la civilización judeo-cristiana. En un segundo plano, quedaron los que respaldaron candidaturas “de centro” que, si bien comparten similares valores, mantienen una actitud complaciente o tolerante con las posiciones de izquierda. Y, finalmente, fueron castigados con la posición de los perdedores aquellos que defienden los propósitos comunistoides y ateos del régimen petrista.

8.- Como es natural, el gran perdedor estará planeando su estrategia para sobreaguar en medio del naufragio de su proyecto político. Sabe de sobra que un nuevo debate electoral acabará para siempre con sus aspiraciones y, en consecuencia, le tocará poner toda la carne en el asador. Ya empezó a ambientar la firma de un gran acuerdo nacional en el que estará dispuesto a comprometerse a lo que le pidan pues, de acuerdo con su naturaleza, no existe pacto que no esté dispuesto a violar.

Lo que se propone es ganar tiempo para finalizar sus dos grandes jugadas para dar el definitivo golpe a nuestro sistema democrático y perpetuarse en el poder, en las narices de sus posibles aliados. ¿Cuáles son esas dos grandes jugadas? A) Terminar de implementar las milicias armadas o grupos irregulares que sustituirán a las fuerzas militares y servirán para aplastar con violencia a los opositores del régimen; B) Continuar la aprobación de reformas a nuestro sistema político y económico a través de los comités de participación creados con mayoría del 80% de miembros de extrema izquierda, cuyas decisiones serán de obligatorio cumplimiento en los acuerdos con el ELN. Equivale, para los que no se han enterado, a cambiar la Constitución sin ninguna participación del pueblo soberano.

9.- No podemos caer en la ingenuidad de permitir que los resultados obtenidos sean anulados con la complicidad de los caciques políticos que medran para conservar su porción en la torta del poder. Que no repitamos lo del plebiscito que rechazó el acuerdo humillante de La Habana, pero que fue implementado desconociendo la voluntad popular. Ya algunos destacados líderes han caído en la trampa aceptando negociar un acuerdo con el “Cacas”, en contravía del mandato de las urnas que rechazó contundentemente al tirano. Antes que admitir reformas “cosméticas” a los proyectos del régimen, lo que la sociedad colombiana pide a gritos es una oposición cerrada a Petro y a todo lo que él encarna: impunidad para los violentos, entrega de Colombia al Foro de Sao Paulo, conversión del país en un satélite comunista, blindaje al sucio negocio del narcotráfico, milicianización del país, corrupción, bancarrota del Estado.

Seamos claros: los votantes no aceptaremos que se burle la voluntad popular en secretos conciliábulos para insuflar nuevo aire al derrotado presidente.  Quienes así están procediendo se exponen a un ejemplar castigo en las urnas.

10.- Contamos ahora con una efectiva herramienta para desterrar de Colombia la amenaza comunista, combatir la criminalidad, especialmente el terrorismo y el narcotráfico, eliminar la corrupción, desmontar las absurdas reformas laborales y sociales de la actual administración, devolver la dignidad a nuestros militares y policías, y comenzar una etapa de crecimiento económico y bienestar para todos los colombianos. Para ello, sólo basta organizar las masas victoriosas en la pasada jornada electoral ¿Cómo hacerlo? A.- Apoyemos el juicio político por indignidad contra Petro que cursa en la Comisión de Acusaciones de la Cámara. B) Organicemos todos los grupos de resistencia y oposición en una gran confederación para que, sin perder su propia identidad, se coordine la labor de todos para dar la derrota definitiva al petrismo. C) Preparémonos en estos 3 años para tomarnos el poder legislativo y ejecutivo, restaurar nuestros principios y valores, y recuperar todo lo perdido en este gobierno de la infamia. Nuestra consigna no puede ser la que algunos dirigentes inexplicablemente proponen, la de negociar con el caído que sólo persigue continuar vigente para finalizar su tarea depredadora. No. Los “colombianos al rescate” batallaremos sin descanso bajo el lema de salvar al país y restablecer la vigencia de nuestros principios cristianos y democráticos.