miércoles, 29 de noviembre de 2023

La renuncia de Petro

Andrés de Bedout Jaramillo
Por Andrés de Bedout Jaramillo

Lo mejor que le podría pasar a Colombia sería que Petro renuncie voluntariamente lo más pronto posible.

Cada día qué pasa, los daños ocasionados a nuestra sociedad, a nuestra economía, a nuestro territorio, crecen en forma acelerada, a tal punto que el desespero del 80% de los colombianos nos podrá llevar a un paro indefinido, que obligue a un retiro de Petro del poder presidencial.

Enfrentar la recesión severa que se avizora para el 2024, con Petro a la cabeza, sería acelerar la hecatombe y en el 2025, estaremos a niveles de postración superiores a las de Venezuela, Cuba, Argentina y Nicaragua.

Entrar a listar las condiciones personales, profesionales, laborales e ideológicas que impiden un desempeño correcto en la Presidencia de la República, sería la repetición de la cantidad de inconvenientes que todos los colombianos conocemos y que tiene nuestro mal intencionado presidente en la dirección de nuestro hermoso país.

Si a Petro le quedará un mínimo de decencia, cordura y algo de responsabilidad renunciaría inmediatamente, al no ser capaz de entender lo que está pasando en Colombia, por su culpa.

Si la figura de la revocatoria estuviese bien reglamentada y cubriera la Presidencia de la República, la participación ciudadana en la recolección de las firmas sería fácil y rápida, los recolectores de firmas se podrían instalar en los estadios, donde el “fuera Petro” se convirtió en una estrofa del himno nacional.

Nos espera un 2024 muy difícil: inflación, tasas de interés, impuestos, combustibles, alimentos, etcétera, muy altos, mientras los crecimientos de la industria, el comercio y los servicios, serán negativos, incidiendo desfavorablemente en los indicadores de empleo y más con la muy baja ejecución presupuestal del Gobierno nacional. Al parecer siguen concentrados en lanzar ideas escandalosas y no son capaces de ejecutar obra pública, postraron la terminación de las 4G iniciadas en gobiernos anteriores, dejaron la vía a Urabá con el túnel construido, pero sin acceso y ni hablar del mantenimiento de las carreteras, para muestra el gran deterioro de la vía a la Costa Atlántica, entre otras, hasta la construcción de vivienda de interés social, la llevaron a la parálisis total.

Qué tristeza, definitivamente el juez natural del presidente, el Congreso de la República, se niega al juicio que debe adelantarle, dándole curso a las demandas que contra él cursan en la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, juicio político que por lo menos mostraría al país, el cumplimiento de la obligación constitucional.

Definitivamente al Congreso de la República hay que reformarlo, exigiendo condiciones especiales para ser congresista, disminuir su tamaño y reducir sus prebendas a términos racionales, entre otras, y de esto debemos empezar a hablar.

Las próximas elecciones en el 2026 del Congreso son a las que desde ahora hay que pararles muchas bolas, estamos hablando ni más ni menos del poder legislativo, de los que hacen las leyes, de los que tienen hoy en sus manos la reformas a la salud, las pensiones y la laboral, que, de salir aprobadas, quedaríamos peor que Venezuela, Cuba, Argentina y Nicaragua. A propósito, el único plan B para defendernos de tan nefastas reformas, está contenido en la consulta popular a la que se someterían, si nos alcanzan las firmas que recogimos, inspirados por la campaña que adelantó el partido Centro Democrático.

Es que la consulta popular es el único mecanismo ciudadano, que, al parecer, sin la participación del Congreso, puede llevarnos a los resultados queridos por la mayoría de los colombianos; supongo que ya deben estar recogiendo los formularios firmados para su contabilización, organización y presentación, listos a utilizarlos.

En el Congreso puede pasar cualquier cosa y el objetivo del Gobierno es acabar con el sistema de salud. Ya están prendidas todas las alarmas porque el daño está siendo irreparable. Si el Congreso termina aprobando la reforma a la salud, solo, sometiéndola a una consulta popular, podríamos parar el desastre que en esta materia nos espera.

La consulta popular es el mecanismo propuesto por el gobernador Andrés Julián Rendón, para buscar que los recursos de los impuestos que se recauden en los departamentos se queden en los departamentos; estamos listos para ayudar a sacar adelante esta iniciativa.

El deterioro de la seguridad en el país nos tiene atemorizados, lo que ha hecho con la fuerza pública es desconcertante, pareciera que quieren disminuir su capacidad a su mínima expresión. En lo que sí está siendo muy efectivo, es en su objetivo de apoderarse de todas las instituciones y esto es tal vez lo que hace más peligrosa su gestión; si logra apoderarse del poder judicial y de los organismos de control, estaremos perdidos.

Estamos en serias dificultades, Petro no quiere entender que debe dar un viraje de 180 grados, no tenemos Comisión de Acusaciones, no tenemos revocatoria, la recesión se está acelerando, la inseguridad creciendo, Petro no renuncia, ¿será que el paro nacional indefinido que anuncian en las redes sea la fórmula salvadora?

Pidámosle a nuestro Señor Jesucristo, nos dé mucha fuerza para enfrentar esta situación tan difícil y complicada.