jueves, 2 de noviembre de 2023

Elección de gobernantes

Félix Alfázar González Mira
Por: Félix Alfázar González Mira

No ha existido un momento de nuestra historia republicana más singular, crítico y único que el que estamos viviendo en los tiempos que corren. Desasosiego, incertidumbre, dudas, desesperanza, desánimo, angustia y todos los etcéteras que quepan para describir las inmaterialidades de las almas tristes en la condición humana.

Colombia, buscando el cambio está encontrando el caos, pretendiendo cambiar a la clase política corrupta, que es bastante, está encontrando un relevo igual o peor en los lodazales de la corrupción; buscando una esperanza está encontrando frustraciones, pretendiendo encontrar ideas nuevas está encontrando las más caducas de demostrado fracaso en todas las latitudes donde se han aplicado, buscando la paz está encontrando el miedo. Y así podríamos seguir describiendo los opuestos de lo buscado en los caminos de lo encontrado.

Recuerdo en el año 1992, como alcalde electo de mi municipio, que al abandonar un taxi que me dejaba en el Palacio de las Exposiciones, no existía Plaza Mayor, para un evento de capacitación, el conductor me señalaba que iba para una mafia mayor que la de Pablo Escobar que andaba, por esa época, en la voz de todo el mundo por los daños que estaba causando a la sociedad.

Y fue esa expresión altamente premonitoria porque, años después, escuché a un parlamentario, enredado en lazos de la justicia, señalar que era más rentable invertir en ganar alcaldías que en las mismas actividades ilícitas por las cuales extraditan colombianos.

Lo anterior lo escribí antes de las elecciones territoriales en una tarde de desahogo por lo que veía en el acontecer de las campañas electorales.

¡Pero vaya! El comportamiento responsable del pueblo colombiano, y del antioqueño en particular, que nos permite decir como Álvaro Uribe, «No hay causa perdida», nos señala la esperanza que arropa al colectivo regional.

Oportunidad está dando la opinión votante a los nuevos gobernantes, a los nuevos liderazgos que a pesar de que en buena parte del territorio se dieron esas prácticas de negocios señaladas arriba, tienen la circunstancia coyuntural de responder al giro del electorado, que al ensayar nuevas políticas y nuevos liderazgos que le causaron frustración, se espera no dar motivos renovados de nuevas situaciones que conduzcan al desasosiego de estos cuatro años en Medellín y quince meses en Colombia.

Y ello se consigue con la aplicación y puesta en práctica del cuerpo de doctrina Uribista señalado en el comunicado del Centro Democrático al establecer que «Los electos que asumirán las responsabilidades públicas están comprometidos con el Estado pequeño y austero, la disminución de la burocracia y la transparencia en el manejo de recursos para mayor inversión social. Y el convencimiento pleno que recuperar la seguridad es el elemento determinante para alcanzar la paz».