Por José Alvear Sanín
Por la puerta falsa avanza,
sin pausa y en la sombra, el proceso constituyente del Comité Nacional de
Participación, convenido entre Petro y el ELN, en presencia de los jefes
habaneros de ambos.
En ese comité
“deliberan” ochenta “organizaciones” que dizque representan a la “sociedad
civil”. Setenta y cuatro (74) de ellas, de extrema izquierda, y seis (6) de
talante democrático. En consecuencia, por 74 versus 6, siempre y a la sombra,
se prepara el documento “vinculante” para suplantar la Constitución cuando se
firme el acuerdo ELN-Petro. Es decir, el día en que ambos brazos de la
revolución colombiana estén seguros de contar con la supremacía “militar”, la
capacidad de aniquilar al enemigo burgués, esclavista, explotador,
nazi-fascista, terrateniente, capitalista, etcétera, etcétera.
Ese día, no tan lejano,
no habrá plebiscito, ni tampoco será necesario el prevaricato legislativo,
porque no permitirán que se repita la jubilosa sorpresa del pueblo colombiano hace
siete años cuando se conocieron los resultados adversos a la entrega a las
FARC.
No me canso de repetir
lo anterior, porque ese desenlace no es fantasía, sino que ha sido cantado sin
el menor rubor por ambos actores revolucionarios, mientras los partidos
democráticos se resignan al juego parlamentario. Para ellos, mientras haya
debates y dietas en la Cámaras, dizque sigue vigente la Constitución, ignorando
que esta es una convicción, una creencia colectiva que no puede confundirse con
un cuadernito sujeto a los juegos dialécticos de la lucrativa política
clientelista.
Pues bien, en medio del
más aterrador clima de corrupción, entre escándalo y escándalo, entre delito y
delito, entre amenazas y tomas, el Gobierno navega plácidamente, porque sabe
que la clase política está al margen de la moral y de los principios en los que
se fundamenta la legitimidad.
Entonces, en estos
tiempos de confusión, “la concertación” a través del proceso parlamentario aparece
como la fórmula salvadora de la democracia.
Como reformar es “modificar
algo con el fin de mejorarlo” (DRAE), vemos que las de Petro no son reformas
sino demoliciones. La tributaria ya afectó el crecimiento de la economía. La
agraria nos conducirá a la hambruna. La sanitaria nos dejará sin atención
médica. La pensional, sin jubilaciones dignas ni mecanismos de financiación de
la infraestructura. La laboral, en vez de crear empleo, lo destruye, y con la
“estabilidad” anula la libertad empresarial...
Como si esto no fuera
tóxico en grado sumo, seguirán las “reformas” de la educación (preparadas por Fecode),
el establecimiento de la jurisdicción agraria, para eliminar el derecho de
propiedad rural, y las demás necesarias para completar el modelo colectivista
que se inicia con las cuatro primeras.
La respuesta de los
partidos democráticos es continuar con una “actitud constructiva” frente a un Gobierno
destructivo, lo que solo puede añadir uno que otro articulito cosmético a sus
iniciativas. Todas ellas son ferrocarrileadas con la locomotora de la
mermelada.
Basta considerar que la
infame “reforma” de la salud pasó con 80 votos contra 43 en la Cámara, y que
todos y cada uno de los atentados legislativos contra el país pasarán raudos
por 80 contra 43, mientras en el Senado se prevén también sólidas y
embadurnadas mayorías.
En esas condiciones, en
pocos meses todo el modelo de libertades personales, económicas y empresariales
habrá desaparecido “democráticamente”... ¡Y todos contentos, mientras la
atención desmejora y la muerte acecha en las largas colas de espera burocrática
en el arcaico sistema cubano-colombiano!
Todas las iniciativas
de este Gobierno son funestas y, por lo tanto, no concertables. Así nos van a
llevar, en pocos meses, a ser otra Venezuela, pero ¡qué viva la democracia...!
Cua - cua, cantaba un
pajarillo sobre el lomo de la serpiente, en la inmortal fábula de Luis Carlos
López...
***
A medida que se
acumulan los escándalos, los jefes y sus partidos políticos guardan silencio
cómplice y culpable, con la valerosa excepción del expresidente Pastrana Arango
y de Enrique Gómez, que exigen la anulación de la elección de Petro y Francia,
cuya extralimitación de gastos ronda apenas los veinte mil millones de pesos...
***
En cambio, el doctor
Álvaro Uribe Vélez, digno expresidente de la República, será sometido a un
juicio grotesco, en un despacho politizado, para saciar la venganza comunista,
que lo perseguirá siempre, por haberles aplazado la toma del país...
***
¡Democráticamente,
entre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Comisión de
Acusaciones de la Cámara de Representantes, Nicolás Petro y su papá serán
consagrados como paradigmas morales, injustamente calumniados por una
periodista y perseguidos por un fiscal!
***
El nombramiento de Juan
Carlos Florián en el Ministerio de las Locas, los Locos y les Loques indica el
nivel intelectual y moral del actual Gobierno colombiano.