Por Andrés de Bedout Jaramillo
Todos podemos desde nuestras casas, apartamentos, oficinas,
restaurantes, hoteles, colegios, universidades, empresas, etcétera, aportar al
cuidado del medio ambiente, separando las basuras y avanzando un poco más,
convirtiendo el material orgánico en abono o compost de alto valor para los
cultivos y si quiere ir más allá, para hacer semilleros para producir alimentos
y árboles para la reforestación.
Imagínense que el 60% de las basuras que producimos son residuos
vegetales y sobras de los alimentos, a falta de rutas de recolección urbanas de
estos materiales, toca ponernos a realizar esta encarretadora y benéfica
actividad, encaminada a mejorar el medio ambiente, el mejoramiento de las
tierras para jardines ornamentales, cultivos y semilleros y lo más importante,
estaríamos disminuyendo en cerca de un 60% los residuos que llegan a los
escasos rellenos sanitarios.
Esta recomendación parte de la responsabilidad que como ciudadanos
tenemos con el medio ambiente, mientras que el Estado toma conciencia de la
necesidad de apuntar en serio desde el punto de vista tarifario, a posibilitar
las rutas de recolección de orgánicos y los sitios de procesamiento industrial
de los mismos.
Todos, Estado y ciudadanos, tenemos una visión equivocada, que nos
tiene como trompo en remolino, en lo que podemos y debemos hacer por el medio
ambiente; si actuamos con los residuos orgánicos y su utilización, estaremos
aportando muchísimo.
Si nosotros los ciudadanos actuamos, podremos hacer que el Estado
defina políticas públicas y presupuestos importantes que permitan un verdadero
cuidado al medio ambiente, a la salud y al bienestar.
Del manejo y tratamiento de las basuras surgen miles de
iniciativas, de emprendimientos, que todos tenemos que apoyar, especialmente el
Estado, definiendo políticas y porque no, beneficios tributarios y
posibilidades de crédito a quienes desde el sector privado adelanten este tipo
de acciones, que si bien tienen costos económicos, son incalculables los
beneficios, empezando por la generación de conciencia en el cuidado del medio
ambiente.
Por ejemplo:
Los municipios podrían otorgar un beneficio en el impuesto predial
a quienes adelantes programas de producción de compost, utilizando los residuos
orgánicos.
La CRA, entidad reguladora de las tarifas de aseo, debería definir
mecanismos tarifarios que permitan la sostenibilidad de las rutas de
recolección y tratamiento de los materiales orgánicos y tarifarios.
El ministerio y las secretarías de agricultura deberían promover
un mercado para los abonos o compost producido a partir de las basuras
orgánicas, vegetales y residuos de comidas.
Todos esos millones de toneladas de alimentos que se pierden se
pueden convertir en abono para producir más alimentos, para regenerar las
tierras de la minería, para producir árboles destinados a la reforestación.
Estos temas están estudiados, ya hay mucha gente trabajando en esto,
pero se necesita mucha más, hay espacio, parémosles bolas, actuemos rápido, es
simplemente organizar datos, meterle imaginación, sentido común, mejor dicho,
inteligencia humana y artificial; utilicemos bien los presupuestos públicos y
privados, utilicemos colegios, universidades y tecnológicos, hagamos
investigación y desarrollo, en algo que nos puede ayudar muchísimo en el
cuidado del medio ambiente y la generación de empleo y de riqueza.
Cuando Dios creó el mundo, incluidos las plantas, los animales y
al hombre, lo hizo para que lo cuidáramos y nos sirviéramos de esas maravillas
utilizando nuestra inteligencia.
Gracias Dios mío.