Por: Luis Alfonso García Carmona
La inconsciencia
colectiva y la ausencia de sólidos valores en la clase dirigente llevan con
frecuencia a las naciones al abismo materialista y totalitario del régimen
comunista.
Fue lo que acaeció
en Colombia el pasado año a pesar de las públicas amenazas del Foro de Sao
Paulo, desatendidas por gobernantes y dirigentes políticos, más interesados en
su perpetuación en el poder que en la suerte de sus coterráneos.
Se entregó el poder
a una camarilla ajena a los más elementales principios éticos, obnubilada con
la implantación de las doctrinas marxistas-leninistas, sin importar los medios
que haya que utilizar ni las consecuencias de anarquía, miseria y esclavitud
que sobrevendrán necesariamente a la población bajo su yugo.
Comenzó con la
decapitación de la cúpula militar para devastar su capacidad operativa,
mientras se arman grupos irregulares de vándalos y sicarios bajo los remoquetes
de guardias campesinas e indígenas o gestores de paz, como ha ocurrido en otros
pueblos que han caído bajo el dominio comunista.
Todo un programa de
beneficios a los cultivadores de coca e impunidad para vándalos, terroristas,
políticos corruptos y narcotraficantes que apoyaron la campaña petrista a la
Presidencia se ha puesto en marcha, cobijado con el engañoso lema de la “paz
total”.
Con las reformas
tributaria, laboral y pensional, y los proyectos contra la explotación de
hidrocarburos y a favor de la expropiación, sólo cabe esperar la destrucción
del sector empresarial y el advenimiento del desempleo, la miseria y el caos
social que han caracterizado los sistemas comunistas.
Pero si esto es lo
que se ha podido vislumbrar en el primer año del régimen totalitario del
camarada Petro, todavía nos espera lo peor. Con el pretexto de las
negociaciones de paz con los narcoterroristas del ELN, se está entregando el
futuro de la patria al totalitarismo comunista, a espaldas del pueblo
colombiano y, lo que es más grave, con la complicidad de la clase política.
Ya Petro creó, por
pedido del ELN, la Comisión Nacional de Participación, “para recoger,
sistematizar y presentar las propuestas de la sociedad civil que deben ser
acogidas de manera automática y vinculante por la mesa de negociación”.
Y, ¿quiénes son los
que representan a la sociedad civil? Pues 70 grupos o colectivos de orientación
marxista-leninista, entre los cuales se encuentran Fecode, Comando Nacional
Unitario, Mesa Permanente de Concertación Indígena, dos frentes de la Primera
Línea, personas privadas de la Libertad, y otras “juntanzas” por el estilo, y
unos 10 representantes del Gobierno, el Congreso y los gremios que servirán de
comodines para dar apariencia de neutralidad a este contubernio del “yo con
yo”.
Como certeramente
anota el filósofo Alfonso Monsalve Solórzano: “Lo que
recomienden será asumido por la mesa de negociación y convertido en ley de la
república o norma constitucional, como sucedió con las FARC. El cambio de
nuestro modelo de Estado impuesto por la puerta de atrás. Y un proceso de
negociación con reconocimiento político es lo que también se nos viene con el
Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia. Y reforzado con la presencia de
cien mil mercenarios pagados por Petro con el dinero de los colombianos, para
que «no maten»”. (http://www.lalinternaazul.info/2023/07/16/doxa-solipsismo/)
No es ahora el momento
para quejarse o llorar sobre la leche derramada. Es la hora de la unión de los
colombianos de bien, de los que aún creemos en la libertad y en los principios
cristianos y los valores democráticos que dieron origen a nuestra nacionalidad.
Debemos unirnos en una sola voluntad, dejando a un lado el egocentrismo y el
afán de protagonismo para que formemos una gran fuerza pluralista,
independiente de la cuestionada clase política y dispuesta a luchar por la
salvación del país. Una fuerza a la que podríamos llamar “Colombianos al
rescate”.
Su primer objetivo debe
ser apoyar el juicio político para destituir a Petro, con fundamento en la
denuncia presentada por el jurista José Manuel Abuchaibe ante la Comisión de
Acusaciones de la Cámara de Representantes, por violación de los topes
financieros de la campaña electoral señalados por la ley. Cumplida esta tarea,
debemos prepararnos en los próximos 3 años para recuperar el poder, archivar
las funestas iniciativas del régimen comunista y rescatar nuestra cultura,
nuestras tradiciones, nuestra Nación, de las garras del lobo con piel de oveja
que se apropió fraudulentamente del poder.