martes, 25 de julio de 2023

De cara al porvenir: el léxico

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal

El término léxico se refiere al vocabulario o conjunto de palabras y expresiones que pertenecen a un idioma o dominio en particular.

Dicen los buenos profesores de gramática y de literatura que el buen léxico, es decir, los buenos recursos idiomáticos que posee una persona en su propio inventario de palabras para expresar sus ideas se logran gracias a la conversación ilustrada y a la lectura variada.

Las exigencias tecnológicas del mundo de hoy hacen que el uso del buen léxico se restrinja y llegamos a la simplificación máxima de la extensión de las frases y el uso recortado de las palabras.

Sin embargo, existen algunas modas temporales donde ciertos grupos de humanos utilizan de manera intensiva un término y lo tratan de incluir en cualquier frase o pensamiento que se registre o se exprese.

Tal es el caso hoy, de la palabra o el término “significativo”, que es empleado hasta la saciedad y de manera repetitiva, como en su momento lo fue “articular” o también “coordinar”, “problemática” y “relacionamiento”, solo por mencionar algunos ejemplos.

De igual manera, palabras o conceptos que se arraigan como “mesa de trabajo” o el término “aperturar” o el calificativo de “bonito”.

Otra circunstancia particular es el uso de las muletillas para introducir una idea o iniciar una conversación: “pues”, “o sea”, “ya que”, “mmmmm”, y otros tantos que son empleados de manera frecuente por una persona, muchas veces de manera inconsciente.

Recuerdo con nostalgia definiciones que a uno se le quedan grabadas como es el caso de lo que es una oración, gramaticalmente hablando, cuya definición es: “Una oración es la menor unidad del habla con sentido completo”.

Hoy la juventud trae enormes potencialidades y grandes fortalezas, pero también, en algunos casos, grandes debilidades, sobre todo en lo que tiene que ver con conectar el cerebro con la boca para expresar una idea, o conectar el cerebro de manera adecuada para hilar adecuadamente una idea, o simplemente desarrollar una propuesta básica de argumentación, partiendo de la simple fórmula de hipótesis, tesis y desarrollo.

Los humanos nos distinguimos de los animales por la capacidad de hablar. Nada más satisfactorio que una idea bien expresada o una argumentación sencilla y contundente.

La Torre de Babel nos dotó de múltiples lenguajes, sostienen las Sagradas Escrituras.

Para comunicarnos requerimos del emisor, del medio de transmisión, del contenido y del receptor.

La existencia de principios y reglas gramaticales como la sintaxis, la semántica, la morfología, la ortografía, la fonética y la puntuación, nos permiten unos estándares mínimos para podernos comunicar fluidamente.

La globalización y el desarrollo de las telecomunicaciones ha permitido y potenciado el surgimiento de dialectos, idiomas locales, expresiones vocálicas novedosas y aún el entrecruce de lenguajes como por ejemplo el espanglish.

Interactuar con una persona bien hablada, es simplemente una delicia. No solo el vocabulario, sino el tono, la curva melódica, los acentos, las pausas, la respiración, los énfasis, el manejo de las manos hacen todos parte del arte de la oratoria, caído lamentablemente en desuso a este momento de la historia.