viernes, 26 de mayo de 2023

Los tres turistas más costosos que tenemos los colombianos

Andrés de Bedout Jaramillo
Por Andrés de Bedout Jaramillo

La multiplicidad de viajes del presidente Petro, su esposa y de la vicepresidente Francia, los convierte en los tres turistas más costosos que tenemos los colombianos; mucho paseo y poco trabajo, porque los resultados no se ven. Qué pena con los más necesitados, ver tanto despliegue, tanto despilfarro y nada para ellos. Ni hablar de la contaminación ambiental que generan con la gran cantidad de combustible que queman los aviones, helicópteros y camionetas en que se desplazan ellos y sus increíbles esquemas de seguridad.

Cuando recorren las diferentes regiones de nuestro país y del extranjero, se parecen más a los viajes de un turista, que a los viajes de un presidente y de una vicepresidente en funciones, pero, gratis, en aviones y helicópteros propios del Estado colombiano, con invitados propios y todo de cuenta de nosotros los colombianos. Están pasando sabroso y conociendo mucho, pero si miramos costo beneficio, dentro del concepto del interés general, los resultados son malísimos y la decepción de las comunidades visitadas es inmensa, a ninguna llevan soluciones inmediatas a sus problemas de hambre y salud.

El ejemplo más claro, más patético y más reciente, fue el viaje a las hermosas tierras del departamento del Guainía a sancionar el plan de desarrollo 2023-2026, nada más parecido al viaje de un rey, de un monarca, de un dictador: Petro llegó al aeropuerto con su caravana de 10 camionetas y abordó su lujosa nave, cuando todos sus invitados ya se encontraban a bordo, esperando a su majestad, aterrizó en Inírida y seguramente en helicóptero se desplazó al resguardo indígena El Remanso; allí descubrió que no tenían ni médicos, ni suero antiofídico para las picaduras de culebras, lo que aprovechó para darle impulso a la nefasta reforma a la salud que se tramita en el Congreso, cuando lo que debió fue aprovechar tan costoso viaje para llevar, mercados, suero antiofídico y una brigada de médicos para atender a los compatriotas indígenas y ser consecuente con los pilares del plan de desarrollo que sancionaba, plan de desarrollo, que hoy tiene múltiples demandas por la gran cantidad de locuras e improvisaciones que allí se contemplan.

El despliegue de aviones, helicópteros y guardaespaldas cogidos de las manos, haciendo círculo alrededor del presidente, como para que nadie lo pudiera tocar, corresponde más al estilo del monarca dictador, que al del presidente cercano al pueblo. La cara de asombro de los indígenas era mayúscula, allí, les garantizo, no se debatieron las necesidades del resguardo, ni las inmensas necesidades del hermoso departamento del Guainía, ni se asumieron ningún tipo de compromisos, con esas comunidades. Solo quedarán las fotos para el recuerdo de ese costosísimo e innecesario acto simbólico de sanción presidencial de un plan de desarrollo disque para favorecer a los más desfavorecidos, qué contrasentido y qué pena con los más desfavorecidos.

Días antes, la vicepresidenta culminaba su paseo turístico por África con su combo de invitados, donde no le alcanzaron los miles de millones que del presupuesto de la nación se destinaron y según ella, pidió ayuda al multimillonario Soros, quien no da puntada sin dedal; lo único cierto es que esa ayuda, no es legal, ni es gratis.

El presidente ha viajado varias veces a la Guajira, allí se siguen muriendo los niños por desnutrición, no les ha llevado ni mercados, ni médicos ni nada, lo poquito o mucho, lo ha hecho el médico pediatra que designó como gerente para la Guajira, quien, con auxilios totalmente privados, ha logrado ayudar a muchos niños indígenas de la zona, como lo narró en entrevista en la W.

Va siendo hora de revisar que está pasando con los billones y las tierras que se les han entregado a los indígenas, porque hay muchísimos de ellos reclamando ejercer la mendicidad en las grandes capitales y asentados en difíciles condiciones; algo está pasando, alguien se está aprovechando, mientras nuestros tres costosos turistas, viven sabroso, derrochando nuestro presupuesto.

La ausencia total de austeridad de nuestros tres costosos turistas es absolutamente notoria y perjudicial para el país, especialmente para los más pobres, no hay derecho.

Esperamos que la sensatez y el sentido de la austeridad y del ahorro invadan las conciencias de nuestros tres dilapidadores y descarados turistas, que se están gastando a gran velocidad el presupuesto de nosotros los colombianos.

Que se arrepientan y corrijan su actuar, para que mi Dios los perdone.