domingo, 7 de mayo de 2023

Corrupción

Antonio Montoya H.
Por Antonio Montoya H.

En múltiples ocasiones en estos últimos once años de opinar continuamente en el blog de El Pensamiento al Aire y en el canal de YouTube a través de los videos, he hablado de la corrupción, y la he descrito como el peor flagelo que tiene Colombia y el mundo, pero a pesar de ello muchas personas de las que nos leen a mí o a los otros columnistas, insisten en decir que hablamos mal del presidente Petro y no de la corrupción que no le corresponde a él.

Tendré que decir que la corrupción es un mal generalizado, enquistado en los seres humanos con mente torcida que pretenden beneficiarse ellos solos y sus compinches de los dineros que no les corresponden, que son de la sociedad en general, que tienen destinaciones específicas para realizar obras públicas, para atender necesidades de las comunidades y por ello debemos ser categóricos en afirmar que la corrupción no tiene partidos políticos, es causa de la ambición desmedida de las personas que pretenden enriquecerse rápidamente olvidando que fueron vinculados al sector público para trabajar en beneficio de las comunidades y solo para eso.

La corrupción es definida “como el mal uso del poder público para beneficio personal y privado, en detrimento del interés general”.

Hay corrupción en crecimiento por varias razones que llevan a que los ladrones, bandidos, avivatos, aprovechen la oportunidad por causas como:

a. La justicia no actúa pronto y eficazmente, absuelve lo evidente o si condena otorga casa por cárcel y ellos, los corruptos no devuelven el dinero, lo esconden y con el paso de los años vuelven a la calle como si nada; no perdieron la fama y siguen participando nuevamente en política.

b. La corrupción no es solo del sector público, proviene en muchas ocasiones del sector privado que ofrece dineros para obtener prebendas, contratos o beneficios especiales, es decir intervienen terceros que hacen posible el robo o el desvió de los dineros públicos, prorrogando contratos, realizando adiciones a los contratos, promoviendo acciones con aparente legalidad para obtener dádivas del sector privado, ejemplo las adiciones a las vías 4g, construcción de puentes, escuelas, centros de salud sin terminar, y así va uno recorriendo el país con elefantes blancos que surgieron por la corrupción y la amistad de personas del sector privado y público, es un entramado general de beneficiarse de dineros que no les corresponde.

c. No existe condena social, que en mi opinión es lo más grave, no son rechazados y continúan sus familias disfrutando de esas fortunas grandes o pequeñas conseguidas por actos de corrupción.

d. Las personas que acceden a cargos públicos, (no todas) ven una oportunidad para solucionar sus problemas presentes y futuros, no existe ética del trabajo, ni moralidad alguna.

e. Los partidos políticos, son permisivos, no investigan a los corruptos, no coadyuvan las investigaciones y pasan de agache para no ser salpicados. Como decía un gran político: “tapen, tapen”.

Existe una molestia ciudadana por el crecimiento de la corrupción, son miles y miles de casos que a diario se publican y son solo unos pocos los que terminan en condena, la mayoría se pierde porque las contralorías o la misma procuraduría, se hacen los de la vista gorda y dejan prosperar por acción u omisión el enriquecimiento de los bandidos. Consideramos y creemos los ciudadanos, que los condenados no pueden tener el beneficio de casa por cárcel, ni uso de celular, ni beneficios especiales, deben compartir con otros prisioneros porque ellos no son de mejor familia, son iguales, el delito no tiene estrato social y deben trabajar para pagarse la comida. Les garantizo que pensarán dos veces antes de meterse en actos de corrupción, porque, si hay sanciones y fuertes, posiblemente se abstendrán de realizar actos en contra del bien común.

El flagelo de la democracia es no solo el populismo presente en el actual Gobierno, sino la corrupción que hace que la gente evada el pago de impuestos porque no ve el resultado de ellos invertidos en obras de beneficio colectivo, o en mejoramiento de parques, escuelas, vías, acueductos, internet, hospitales y generación de fuentes de trabajo. Sin corrupción y gobiernos dignos todos tendremos una mejor calidad de vida.

Desde los años 90, existen procesos de corrupción vigentes que aun no terminan y los pocos que terminan no tienen grandes sanciones, ni escarnio público alguno para los que los cometieron, por lo tanto con la venia de todos recordaré esos grandes casos enumerando algunos en los que están envueltos miles de millones de pesos que se perdieron y que hoy están en el limbo y casi sin posibilidad de recuperación, llevando a que esa memoria histórica facilite que nuevamente salgan a la luz pública y no se queden en el olvido, que expliquen qué pasa con ellos o si simplemente engrosarán los anaqueles de los juzgados.

Eso es lo que ocurre a diario en Colombia y posiblemente en muchos otros lugares del mundo. No es un tema exclusivo nuestro, aunque sí está arraigado desde tiempos inmemoriales. Desde la época de la Conquista y la Colonia tenemos historias de robos, pérdidas de dinero de la corona española y condenas diversas por ese tipo de delito.

Para mí el problema está en que, en vez de controlarse, se expande a diario por todo el territorio nacional; no hay municipio, corregimiento o departamento en el que no se den graves problemas por causa de la corrupción, las obras públicas no se concluyen, los anticipos se pierden, hospitales sin terminar, miles y miles de millones de pesos que no se vuelven a ver, nadie logra recuperarlos, los beneficiarios de esos dineros mal habidos se pierden en la maraña de la contratación y los que quedan inmersos en procesos penales logran al poco tiempo salir por falta de pruebas, por vencimiento de términos, en fin por la acción de los propios abogados defensores que diluyendo el proceso, aplazando audiencias por los motivos más diversos e increíbles, obtienen el beneficio de la libertad y así estos bandidos vuelven a sus hogares a disfrutar del dinero que ya tenían encaletado en lugares donde nadie los encuentra y logran así reinsertarse en la vida civil por no ser condenados riéndose del Estado y disfrutando de dinero que no les corresponde.

Desde los grandes actos de corrupción como Reficar, los Nule, Dragacol, alimentos para los niños, edificios sin terminar, el Túnel de la Línea, contratos de carreteras que se tienen que adicionar, colegios, en fin, no terminaríamos la lista de los grandes desfalcos de este país, pero a ellos que son los de renombre nacional, se les unen a diario miles y miles de contratos donde está la mano metida de la corrupción. Por ejemplo nos podemos referir a la feria de contratos que por causa de la pandemia se han dado en nuestro país, comprometiendo elevadas sumas con contratistas que no cumplen requisitos, o por cifras más altas que cualquier mercado del país; medicinas de valor astronómico y todos esos negocios que aparecen a pesar de que en meses recientes los grandes entes de control de nuestro país, a saber la Contraloría, la Procuraduría y la Fiscalía, se presentaron públicamente en la televisión y nos informaron de las investigaciones abiertas sobre las cuales aseguraban que de encontrarse realmente las pruebas estas personas serían condenadas y purgarían su delito.

Señores lectores, tenemos que cambiar, estos actos diarios que conducen al detrimento del erario público, están también en la justicia con el ya conocido Cartel de la toga, vendiendo fallos o embolatando procesos para favorecer a congresistas, el crecimiento de las tutelas desbordando el objeto para el cual fueron creadas en la Constitución del 91, el mismo Congreso sin ser capaz de renovarse, controlarse y extinguir el mal que lo carcome, evitando a toda costa su reducción en número de congresistas, su renovación, su no reelección más de dos veces, sus salarios, en fin, allí nace el desastre de este país y no facilitamos que triunfe la moralidad pública.

Se han intentado referendos, y nosotros los ciudadanos tampoco ayudamos. En uno de ellos faltó poco para llegar al umbral de votos requerido, en el otro, por unos pocos votos, no se logró el objetivo, y aunque se ha intentado el cambio bajo proyectos de ley, estos tampoco prosperan porque los mismos congresistas los derrotan lo que vuelve extremadamente difícil extirpar el cáncer de la corrupción.

Es increíble observar en las redes, las noticias y los periódicos, cómo salen a diario actos de corrupción, de desfalcos y pérdida de dineros del Estado; por eso cuando dicen que habrá reforma tributaria me parece increíble oírlo, no se puede aceptar, debemos exigir que se proteja el dinero de los contribuyentes que exista pronta y eficaz justicia y para ello deberían ayudar las veedurías ciudadanas y los mismos antes de control vigilando desde el origen de la contratación antes de entregar dineros, que se tenga certeza de los proyectos, de las licitaciones y de los controles, es decir, debemos tener el control de los entes antes de que se cometen los delitos, de lo contrario no justifica tenerlos. Exijamos trasparencia.

Miren pues, es triste y lamentable, la corrupción nos avasalla y nos gana por la pusilanimidad de los ciudadanos, que cada dos o cuatro años volvemos a votar por los mismos nombres o partidos y así el cambio, el verdadero cambio, no se logrará y sí facilitará que el populismo continue haciendo de las suyas en nuestro país. La corrupción es la causa de todos nuestros males.