Por Antonio Montoya H.
En múltiples ocasiones en estos últimos once
años de opinar continuamente en el blog de El Pensamiento al Aire y en el canal
de YouTube a través de los videos, he hablado de la corrupción, y la he
descrito como el peor flagelo que tiene Colombia y el mundo, pero a pesar de
ello muchas personas de las que nos leen a mí o a los otros columnistas, insisten
en decir que hablamos mal del presidente Petro y no de la corrupción que no le
corresponde a él.
Tendré que decir que la corrupción es un mal
generalizado, enquistado en los seres humanos con mente torcida que pretenden
beneficiarse ellos solos y sus compinches de los dineros que no les corresponden,
que son de la sociedad en general, que tienen destinaciones específicas para
realizar obras públicas, para atender necesidades de las comunidades y por ello
debemos ser categóricos en afirmar que la corrupción no tiene partidos
políticos, es causa de la ambición desmedida de las personas que pretenden
enriquecerse rápidamente olvidando que fueron vinculados al sector público para
trabajar en beneficio de las comunidades y solo para eso.
La corrupción es definida “como el mal uso
del poder público para beneficio personal y privado, en detrimento del interés
general”.
Hay corrupción en crecimiento por varias
razones que llevan a que los ladrones, bandidos, avivatos, aprovechen la
oportunidad por causas como:
a. La justicia no actúa pronto y eficazmente, absuelve
lo evidente o si condena otorga casa por cárcel y ellos, los corruptos no devuelven
el dinero, lo esconden y con el paso de los años vuelven a la calle como si
nada; no perdieron la fama y siguen participando nuevamente en política.
b. La corrupción no es solo del sector público,
proviene en muchas ocasiones del sector privado que ofrece dineros para obtener
prebendas, contratos o beneficios especiales, es decir intervienen terceros que
hacen posible el robo o el desvió de los dineros públicos, prorrogando
contratos, realizando adiciones a los contratos, promoviendo acciones con
aparente legalidad para obtener dádivas del sector privado, ejemplo las
adiciones a las vías 4g, construcción de puentes, escuelas, centros de salud
sin terminar, y así va uno recorriendo el país con elefantes blancos que
surgieron por la corrupción y la amistad de personas del sector privado y
público, es un entramado general de beneficiarse de dineros que no les
corresponde.
c. No existe condena social, que en mi opinión
es lo más grave, no son rechazados y continúan sus familias disfrutando de esas
fortunas grandes o pequeñas conseguidas por actos de corrupción.
d. Las personas que acceden a cargos públicos, (no
todas) ven una oportunidad para solucionar sus problemas presentes y futuros,
no existe ética del trabajo, ni moralidad alguna.
e. Los partidos políticos, son permisivos, no
investigan a los corruptos, no coadyuvan las investigaciones y pasan de agache para
no ser salpicados. Como decía un gran político: “tapen, tapen”.
Existe una molestia ciudadana por el
crecimiento de la corrupción, son miles y miles de casos que a diario se
publican y son solo unos pocos los que terminan en condena, la mayoría se
pierde porque las contralorías o la misma procuraduría, se hacen los de la
vista gorda y dejan prosperar por acción u omisión el enriquecimiento de los
bandidos. Consideramos y creemos los ciudadanos, que los condenados no pueden
tener el beneficio de casa por cárcel, ni uso de celular, ni beneficios
especiales, deben compartir con otros prisioneros porque ellos no son de mejor
familia, son iguales, el delito no tiene estrato social y deben trabajar para
pagarse la comida. Les garantizo que pensarán dos veces antes de meterse en
actos de corrupción, porque, si hay sanciones y fuertes, posiblemente se
abstendrán de realizar actos en contra del bien común.
El flagelo de la democracia es no solo el
populismo presente en el actual Gobierno, sino la corrupción que hace que la
gente evada el pago de impuestos porque no ve el resultado de ellos invertidos
en obras de beneficio colectivo, o en mejoramiento de parques, escuelas, vías,
acueductos, internet, hospitales y generación de fuentes de trabajo. Sin corrupción
y gobiernos dignos todos tendremos una mejor calidad de vida.
Desde los años 90, existen procesos de
corrupción vigentes que aun no terminan y los pocos que terminan no tienen
grandes sanciones, ni escarnio público alguno para los que los cometieron, por
lo tanto con la venia de todos recordaré esos grandes casos enumerando algunos en
los que están envueltos miles de millones de pesos que se perdieron y que hoy
están en el limbo y casi sin posibilidad de recuperación, llevando a que esa
memoria histórica facilite que nuevamente salgan a la luz pública y no se
queden en el olvido, que expliquen qué pasa con ellos o si simplemente engrosarán
los anaqueles de los juzgados.
Eso es lo que
ocurre a diario en Colombia y posiblemente en muchos otros lugares del mundo.
No es un tema exclusivo nuestro, aunque sí está arraigado desde tiempos
inmemoriales. Desde la época de la Conquista y la Colonia tenemos historias de
robos, pérdidas de dinero de la corona española y condenas diversas por ese
tipo de delito.
Para mí el
problema está en que, en vez de controlarse, se expande a diario por todo el
territorio nacional; no hay municipio, corregimiento o departamento en el que
no se den graves problemas por causa de la corrupción, las obras públicas no se
concluyen, los anticipos se pierden, hospitales sin terminar, miles y miles de
millones de pesos que no se vuelven a ver, nadie logra recuperarlos, los
beneficiarios de esos dineros mal habidos se pierden en la maraña de la
contratación y los que quedan inmersos en procesos penales logran al poco
tiempo salir por falta de pruebas, por vencimiento de términos, en fin por la
acción de los propios abogados defensores que diluyendo el proceso, aplazando
audiencias por los motivos más diversos e increíbles, obtienen el beneficio de
la libertad y así estos bandidos vuelven a sus hogares a disfrutar del dinero
que ya tenían encaletado en lugares donde nadie los encuentra y logran así
reinsertarse en la vida civil por no ser condenados riéndose del Estado y
disfrutando de dinero que no les corresponde.
Desde los
grandes actos de corrupción como Reficar, los Nule, Dragacol, alimentos para
los niños, edificios sin terminar, el Túnel de la Línea, contratos de
carreteras que se tienen que adicionar, colegios, en fin, no terminaríamos la
lista de los grandes desfalcos de este país, pero a ellos que son los de
renombre nacional, se les unen a diario miles y miles de contratos donde está
la mano metida de la corrupción. Por ejemplo nos podemos referir a la feria de
contratos que por causa de la pandemia se han dado en nuestro país,
comprometiendo elevadas sumas con contratistas que no cumplen requisitos, o por
cifras más altas que cualquier mercado del país; medicinas de valor astronómico
y todos esos negocios que aparecen a pesar de que en meses recientes los
grandes entes de control de nuestro país, a saber la Contraloría, la
Procuraduría y la Fiscalía, se presentaron públicamente en la televisión y nos
informaron de las investigaciones abiertas sobre las cuales aseguraban que de
encontrarse realmente las pruebas estas personas serían condenadas y purgarían
su delito.
Señores
lectores, tenemos que cambiar, estos
actos diarios que conducen al detrimento del erario público, están también en
la justicia con el ya conocido Cartel de la toga, vendiendo fallos o
embolatando procesos para favorecer a congresistas, el crecimiento de las
tutelas desbordando el objeto para el cual fueron creadas en la Constitución
del 91, el mismo Congreso sin ser capaz de renovarse, controlarse y extinguir
el mal que lo carcome, evitando a toda costa su reducción en número de
congresistas, su renovación, su no reelección más de dos veces, sus salarios,
en fin, allí nace el desastre de este país y no facilitamos que triunfe la
moralidad pública.
Se han
intentado referendos, y nosotros los ciudadanos tampoco ayudamos. En uno de
ellos faltó poco para llegar al umbral de votos requerido, en el otro, por unos
pocos votos, no se logró el objetivo, y aunque se ha intentado el cambio bajo
proyectos de ley, estos tampoco prosperan porque los mismos congresistas los
derrotan lo que vuelve extremadamente difícil extirpar el cáncer de la corrupción.
Es increíble
observar en las redes, las noticias y los periódicos, cómo salen a diario actos
de corrupción, de desfalcos y pérdida de dineros del Estado; por eso cuando
dicen que habrá reforma tributaria me parece increíble oírlo, no se puede aceptar,
debemos exigir que se proteja el dinero de los contribuyentes que exista pronta
y eficaz justicia y para ello deberían ayudar las veedurías ciudadanas y los
mismos antes de control vigilando desde el origen de la contratación antes de
entregar dineros, que se tenga certeza de los proyectos, de las licitaciones y
de los controles, es decir, debemos tener el control de los entes antes de que
se cometen los delitos, de lo contrario no justifica tenerlos. Exijamos
trasparencia.
Miren pues, es triste y lamentable, la
corrupción nos avasalla y nos gana por la pusilanimidad de los ciudadanos, que
cada dos o cuatro años volvemos a votar por los mismos nombres o partidos y así
el cambio, el verdadero cambio, no se logrará y sí facilitará que el populismo
continue haciendo de las suyas en nuestro país. La corrupción es la causa de
todos nuestros males.