lunes, 17 de abril de 2023

Cómo reconstruir Medellín - 2

Andrés de Bedout Jaramillo
Por Andrés de Bedout Jaramillo

Estamos hablando de un presupuesto para 2023 de siete billones quinientos setenta y cinco mil trece millones ochocientos diez y siete mil cuatrocientos treinta y ocho pesos ($7.575.013.817.438). Es tanto dinero, que no se justifica el descuido, el desgreño y la politiquería en que nos encontramos.

Esta plata proviene principalmente de los impuestos de predial, industria y comercio y otros impuestos, tasas, multas y contribuciones, las transferencias de EPM y de la nación (sistema general de participaciones) con énfasis en educación, salud, saneamiento básico y medio ambiente; estos recursos se incrementarán en 2024 por el carácter de distrito especial de ciencia, tecnología e innovación.

Estos 7.5 billones se gastan en inversión física y social, funcionamiento y servicio de la deuda.

La racionalización y optimización de estos dineros debe pasar por la planeación, administración y control de estos. Es muchísimo dinero, el presupuesto tiene 219 páginas, pero es necesario:

1. Racionalizar las nóminas y contratos de prestación de servicios, horas extras, viáticos y gastos de representación.

2. Racionalizar y disminuir sustancialmente la compra de vehículos, portátiles, celulares y mobiliario para los altos funcionarios del municipio, entidades descentralizadas y organismos de vigilancia y control.

3. Contratar firmas interventoras, muy serias y capaces, que garanticen obras públicas y servicios de calidad y duración en el tiempo.

4. Racionalizar y disminuir sustancialmente los viajes, impresos y publicaciones, gastos de publicidad y representación no requeridos.

5. Los pliegos de condiciones para la contratación de obras, bienes y servicios deben ser transparentes, completos y suficientes, permitiendo la sana competencia entre oferentes.

6. Evitar la contratación directa, que no permite el mayor beneficio para el Municipio y sus habitantes, con obras de calidad y justo precio.

7. Evitar la construcción de elefantes blancos y obras de mala calidad y corta duración.

8. Vigilar con lupa todas las compras y gastos para evitar despilfarros y malas utilizaciones.

9. Concientizar a todos los empleados públicos, trabajadores oficiales y contratistas de que se deben a los ciudadanos que son los que pagan los impuestos y los servicios.

10. Los empleados públicos, trabajadores oficiales y contratistas del municipio y sus entidades descentralizadas, deben cuidar con el mayor esmero y responsabilidad todos los activos municipales.

Si logramos cumplir estos 10 objetivos, los recursos de todas las entidades municipales rendirán para la satisfacción de las necesidades colectivas, la mejor prestación de los servicios públicos esenciales y la atención de las necesidades básicas insatisfechas de los más vulnerables.

En este plan de austeridad total, se incluyen las entidades de vigilancia y control municipales, Contraloría y Personería de Medellín, de quienes demandamos la mayor eficiencia en su actuar, justo y oportuno.

Queremos un Medellín que trabaje con las fundaciones y entidades privadas que dedican sus esfuerzos a la atención de los más vulnerables.

Queremos un alcalde que restablezca inmediatamente relaciones con los sectores generadores de empleo, productores de bienes y servicios, contribuyentes de los impuestos municipales de predial e industria y comercio.

Queremos una Medellín que se sirva de los buenos oficios de empresarios privados (grandes, medianos y pequeños), gremios, cajas de compensación, cámaras de comercio y de la academia (pública y privada), para lograr la mayor eficiencia posible en su actuar.

Queremos un alcalde, unos concejales, unos secretarios de despacho y unos gerentes de entidades descentralizadas, un contralor, un personero, concentrados en su trabajo, llenos de humildad, de sencillez, de amor por Medellín, conciliadores, justos, sin egos, sin mañas, con principios y valores, con experiencia y conocimiento, que no se dejen sobornar ni comprar, dispuestos a “molerse” por la recuperación de Medellín.

Demandamos de toda la comunidad ese buen comportamiento y sentido de pertenencia que nos ha distinguido, para cuidar y hacer respetar lo público y que velemos para que siempre esté por encima el interés general sobre el interés particular.

Medellín volverá a ser la Tacita de Plata, la ciudad de la Eterna Primavera, la más educada, la ciudad de las flores; todos pondremos nuestro empeño y lo más importante, nuestro Señor Jesucristo nos va a ayudar a lograrlo.

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