Por: Epicteto, el opinador*
Hasta nuestra humilde ágora llegan múltiples
peticiones de compatriotas ansiosos de aclarar sus dudas sobre el oscuro
panorama que nos rodea.
Mientras gran parte de la población piensa en
la necesidad de salir a la calle y organizar un paro nacional contra el
tiránico régimen populista, otros aún alientan la ilusión de derrotar a los
candidatos de la izquierda radical en las elecciones regionales que se avecinan.
Y, mientras tanto, las clases dirigentes, pública y privada, engolosinadas con
el cuidado de sus intereses empresariales y personales, actúan como si les
importara una higa el porvenir del país. Unos se humillan ante el tirano en
busca de las migajas del poder; otros intentan una oposición “constructiva” con
quien solamente cree en la destrucción de todo lo existente para construir
sobre sus ruinas el “paraíso socialista”.
Para comenzar, debemos actuar con sentido
patriótico. Patriotismo no es solamente sentarse frente al televisor con una
camiseta amarilla para alentar a nuestros futbolistas.
El verdadero patriotismo debe ser crítico, para
denunciar lo que perjudica a la Nación y defender las soluciones que se deben
implementar.
Pero también nuestro patriotismo debe ser
práctico. No podemos caer en los mismos errores del pasado. Los partidos
políticos fracasaron por falta de valores y principios altruistas. Se
conformaron con el disfrute del presupuesto y la burocracia. Por ello ahora debe
ser el pueblo, conformado por cada uno de los colombianos indignados con lo que
vivimos, quien tome las riendas del país y lo salve de la hecatombe generada
por el comunismo en el poder.
Por ello he creído en la utilidad de un gran
paro nacional, de duración indefinida, acompañado de la paralización del
transporte y de toda actividad económica hasta que caiga este gobierno de la
mentira y de la infamia.
Un paro que se limite a unas simples marchas,
sin un propósito distinto al de la protesta, no pasa de ser un inane gesto de
impotencia.
Tampoco creo que el desmonte de un gobierno
cuyo origen es espurio, pues se violentó el resultado de las urnas con el
fraude, pueda lograrse mediante nuevas elecciones, mientras se mantenga el
poder electoral en las manos de quienes perpetraron el robo de las elecciones
presidenciales.
No nos queda otra salida que la de unirnos bajo
la sombra protectora de los principios cristianos y democráticos que forman
parte de nuestra nacionalidad y que este tirano formado en la escuela del
crimen quiere conculcar.
Principio de la creación de una gran cruzada
para restaurarlos es precisamente el paro nacional con todas sus consecuencias.
De allí deben surgir los cuadros directivos, los líderes o promotores y los
militantes que en forma masiva encauzarán los caminos de restauración ,
libertad, justicia y prosperidad que Colombia necesita.