martes, 17 de enero de 2023

De cara al porvenir: "Sinsabor agridulce"

Pedro Juan González Carvajal
Por Pedro Juan González Carvajal*

Al iniciar un nuevo año, pues es obvio que se generen expectativas y que, en el fondo de los corazones, la mayoría de los humanos queramos que todas las cosas cambien para mejor.

Mientras más años tengamos cargando en nuestras espaldas, pues el optimismo será más prudente, pues el orden de las cosas y las tendencias, no muestran horizontes halagüeños.

Este año, a nivel planetario, llega ensombrecido por el fantasma del Covid-19, que lamentablemente sigue ahí. La Guerra entre Rusia y Ucrania está lejos de resolverse, a no ser que las gestiones diplomáticas una vez finalizado el invierno, sean contundentes y le permitan a Rusia una salida digna. Cada vez está más cercana la posibilidad de que Taiwán sea invadida por China, poniendo en jaque a todo Occidente. El ambiente macroeconómico sigue en un vaivén entre la recesión, la recuperación, el crecimiento y la inflación, mientras la pobreza crece en el mundo. De manera colateral, Irán muestra sus avances con el armamento (drones) fabricado por ellos y empleado por Rusia contra Ucrania. Mención especial se requiere con respecto al cambio climático, con lo que estamos viviendo y con lo que podría venir.

A nivel local, pues el “Gobierno del cambio” como es obvio, quiere cambiar cosas, y si lo quiere hacer, debe comenzar por organizarse a su interior y ajustar las tuercas para mejorar la comunicación interna y externa del equipo de gobierno, ya que hasta el momento se ha generado demasiado ruido, se han sentado las bases de la incertidumbre y los buenos propósitos se ven desdibujados por simples errores de gerencia básica, proyectando cierta imagen de improvisación.

El reto es monumental: querer reformar todo al tiempo es bien complejo, pero para eso se hizo elegir y para eso fue electo el presidente Petro. Para enfrentar los problemas acumulados por casi 60 años y que los gobernantes anteriores esquivaron con prudencia y/o irresponsabilidad. Temas como la justicia, las pensiones, la educación, la salud, la transición energética, la paz total, la continuidad de los proyectos para poder desatrasar nuestra infraestructura de transporte multimodal, se pueden convertir en un pandemonium si las cosas no se hacen correctamente.

Se aplica el pensamiento de Maquiavelo que sostiene que “No hay nada más difícil de enfrentar, que tratar de cambiar el orden de las cosas, pues se tendrá como enemigos gratuitos a todos aquellos que han triunfado con las actuales condiciones y como defensores tibios a aquellos que no tienen nada que perder”.

Sabe el presidente Petro que si quiere que sus proyectos de ley avancen en el Congreso, lo debe hacer este año. Lo que no logre adelantar este año, ya no se hará. Además, el calendario electoral presenta un panorama incierto tanto en el ámbito departamental y municipal, tanto para el ejecutivo como para el legislativo, lo cual traerá los consuetudinarios ruidos de si se interviene o no en política y el manejo serio o no de la cacareada Ley de Garantías Electorales.

Mientras tanto, como en todos los gobiernos anteriores, siguen matando líderes sociales, policías y militares. Continúa la problemática con las comunidades indígenas. Sigue muy campante la figura del Para-Estado y de la Para-Economía de la droga y de la corrupción, mientras crece la percepción y la sensación de inseguridad generalizada.

Le corresponderá a este Gobierno recibir los fallos de la Corte Internacional de La Haya con respecto a la problemática con Nicaragua y mantener unas relaciones muy complejas con los vecinos, incluyendo a México.

Pero, sobre todo, al actual Gobierno le corresponde, si quiere tener un poco más de gobernabilidad, generar confianza con los ciudadanos y entre los ciudadanos y las instituciones. De no hacerse, a este Gobierno de izquierda le corresponderá enfrentar una protesta social en la que se tiene experiencia como promotor, pero no como contraparte.

Pero bueno, la suerte está echada.

Vendrá el sainete planteado por los calendarios, con festividades, celebraciones, eventos, y no faltarán las tragedias, los triunfos, las alegrías y los desazones que trae cada día. La noria de la existencia sigue su inercia.

Recordemos que nada le es más favorable a los extremismos de derecha que un mal gobierno de izquierda, así como no hay nada más beneficioso para los extremos de izquierda, que un mal gobierno de la derecha.

¡Amanecerá y veremos!