lunes, 11 de julio de 2022

De la esperanza al miedo

Andrés de Bedout Jaramillo
Por Andrés de Bedout Jaramillo*

Pasadas las elecciones presidenciales, donde algo más del 50 % de los colombianos se definieron por lo propuesto por Petro y su Pacto Histórico y el otro cercano 50 % claramente voto en contra de lo propuesto por Petro y su Pacto Histórico.

Todo parece indicar que ha sido grande el eco a la invitación a un cambio en el país en pro de encontrar los puntos de acuerdo, los en desacuerdo y en los que con un pequeño esfuerzo acarrearían construcción de concertaciones, orientadas al buen comportamiento y a la defensa de lado y lado en la búsqueda del interés general y del bien común.

Con el nombramiento, o mejor, anuncio de quienes serán los nuevos ministros, con al parecer mensajes de no agresión, para no erosionar el ambiente de confianza que se pretende construir y que en sus intervenciones han advertido, muestran voluntad de acuerdos en pro de lo mandado por las mayorías y yo agregaría de la totalidad de los colombianos, aclarando que no se pueden quedar en la polarización pero tampoco en el unanimismo absoluto que al parecer se está abriendo campo, lo que tampoco sería sano, hacen mucha falta las opiniones diferentes, para de ellas tomar los puntos que eviten errores que sigan generando desconfianza, desunión y polarización.

Ahora se pone de moda el término más difícil de concretar, ceder para encontrar acuerdos, donde el más fácil, rápido, más efectivo, la mejor señal a los colombianos y que tiene que ver con la lucha contra la corrupción, es el de la implementación de la austeridad total, desmontando ya todos los gastos exagerados de las entidades públicas con el objetivo de encontrar rapidito los dineros para el desarrollo, el empleo, la inclusión y mejora en la calidad de vida, etcétera, partiendo del pacto por la austeridad, pacto que sólo requiere de voluntad política para cumplirle a los colombianos y ser mucho más eficientes y rápidos en la consecución de los recursos que permitirán el apoyo a los programas sociales, que deben ser manejados también con la claridad, transparencia y austeridad que permitan evitar el sufrimiento al que conllevan las malas, descaradas y abusivas prácticas que han destruido confianza.

Desafortunadamente todavía no se han visto las medidas de austeridad total ni del gobierno que termina, ni del que llega; muy mala señal, los colombianos estamos pasando a la desesperanza y ya muchos pensamos que vamos de mal en peor, los mercados así lo demuestran. Aprovechen el 20 de julio y el 7 de agosto para llevar mensajes y hechos de austeridad total y buen comportamiento.

Aquí es donde veremos las verdaderas intenciones de quienes desde las diferentes ramas del poder, los sectores y movimientos políticos que se han declarado su apoyo total a las políticas de Petro de la izquierda, de los centros izquierda y derecha, y hasta de la derecha, quedando unos pocos sectores dispuestos a la oposición, pero en un notorio ánimo de apoyar consensuadamente lo bueno para el país.

Insisto, buen comportamiento y austeridad total, caminan de la mano y reconstruirían la confianza y racionalidad de la política ligada estrechamente a la economía y nos quitaría la desconfianza que ya se empieza a sentir en la posibilidad de que Colombia pueda salir del atolladero. Es que estamos hablando de temas mayores, de la lógica de la economía y de un país que no aguanta más corrupción y menos basada en los abusos de los sectores público, privado y político.

Pedimos a nuestro Señor Jesucristo iluminación para nuestros dirigentes en pro de comportarse muy bien, muy austeros, muy razonables, muy colombianos. La unión hace la fuerza, juntos saldremos adelante, ceder no es perder es ganar o mejor, tratar de recuperar la confianza de nuestra sociedad.

Ojo, el pueblo no aguanta más, el balón está en manos de la generosidad, la caballerosidad y lo más importante, de las mejores prácticas en nuestros comportamientos, en nuestro diario vivir, como nos lo enseña nuestro Señor Jesucristo.