Por Andrés de Bedout Jaramillo*
Pasadas las elecciones presidenciales, donde algo más del
50 % de los colombianos se definieron por lo propuesto por Petro y su Pacto
Histórico y el otro cercano 50 % claramente voto en contra de lo propuesto por
Petro y su Pacto Histórico.
Todo parece indicar que ha sido grande el eco a la
invitación a un cambio en el país en pro de encontrar los puntos de acuerdo,
los en desacuerdo y en los que con un pequeño esfuerzo acarrearían construcción
de concertaciones, orientadas al buen comportamiento y a la defensa de lado y
lado en la búsqueda del interés general y del bien común.
Con el nombramiento, o mejor, anuncio de quienes serán los
nuevos ministros, con al parecer mensajes de no agresión, para no erosionar el
ambiente de confianza que se pretende construir y que en sus intervenciones han
advertido, muestran voluntad de acuerdos en pro de lo mandado por las mayorías
y yo agregaría de la totalidad de los colombianos, aclarando que no se pueden
quedar en la polarización pero tampoco en el unanimismo absoluto que al parecer
se está abriendo campo, lo que tampoco sería sano, hacen mucha falta las
opiniones diferentes, para de ellas tomar los puntos que eviten errores que
sigan generando desconfianza, desunión y polarización.
Ahora se pone de moda el término más difícil de concretar,
ceder para encontrar acuerdos, donde el más fácil, rápido, más efectivo, la
mejor señal a los colombianos y que tiene que ver con la lucha contra la
corrupción, es el de la implementación de la austeridad total, desmontando ya
todos los gastos exagerados de las entidades públicas con el objetivo de
encontrar rapidito los dineros para el desarrollo, el empleo, la inclusión y
mejora en la calidad de vida, etcétera, partiendo del pacto por la
austeridad, pacto que sólo requiere de voluntad política para cumplirle a
los colombianos y ser mucho más eficientes y rápidos en la consecución de los
recursos que permitirán el apoyo a los programas sociales, que deben ser
manejados también con la claridad, transparencia y austeridad que permitan
evitar el sufrimiento al que conllevan las malas, descaradas y abusivas
prácticas que han destruido confianza.
Desafortunadamente todavía no se han visto las medidas de
austeridad total ni del gobierno que termina, ni del que llega; muy mala señal,
los colombianos estamos pasando a la desesperanza y ya muchos pensamos que
vamos de mal en peor, los mercados así lo demuestran. Aprovechen el 20 de julio
y el 7 de agosto para llevar mensajes y hechos de austeridad total y buen
comportamiento.
Aquí es donde veremos las verdaderas intenciones de quienes
desde las diferentes ramas del poder, los sectores y movimientos políticos que
se han declarado su apoyo total a las políticas de Petro de la izquierda, de
los centros izquierda y derecha, y hasta de la derecha, quedando unos pocos
sectores dispuestos a la oposición, pero en un notorio ánimo de apoyar
consensuadamente lo bueno para el país.
Insisto, buen comportamiento y austeridad total,
caminan de la mano y reconstruirían la confianza y racionalidad de la política
ligada estrechamente a la economía y nos quitaría la desconfianza que ya se
empieza a sentir en la posibilidad de que Colombia pueda salir del atolladero. Es
que estamos hablando de temas mayores, de la lógica de la economía y de un país
que no aguanta más corrupción y menos basada en los abusos de los sectores
público, privado y político.
Pedimos a nuestro Señor Jesucristo iluminación para
nuestros dirigentes en pro de comportarse muy bien, muy austeros, muy
razonables, muy colombianos. La unión hace la fuerza, juntos saldremos
adelante, ceder no es perder es ganar o mejor, tratar de recuperar la confianza
de nuestra sociedad.
Ojo, el pueblo no aguanta más, el balón está en manos de la
generosidad, la caballerosidad y lo más importante, de las mejores prácticas en
nuestros comportamientos, en nuestro diario vivir, como nos lo enseña nuestro
Señor Jesucristo.