Por: Luis Guillermo Echeverri Vélez*
Mi maestro me enseñó que cualquier destreza, virtud o
solución demanda un elemento esencial: tiempo. Y de ahí el decir que “Yo y
el tiempo le podemos a otros dos”. Pues, ya cuando sea tarde, solo quedan
los lamentos.
Están los ánimos y las susceptibilidades caldeadas en el
hervidero inevitable de la “merienda electoral” que se avecina. Y por ello esta
máxima cobra peso importantísimo en materia de sensatez al entender la razón
por la cual Colombia entera necesita comprender por qué y cómo votar el próximo
domingo 19.
Aquí hay que ser conscientes, que la razón por la cual
votaremos el 19 de junio es para ganar tiempo en libertad y tener la
posibilidad de imprimirle orden al ejercicio del liderazgo en nuestra sociedad,
conservando nuestros valores democráticos fundacionales de “libertad y orden”,
con el único fin de asumir nuestras responsabilidades cívicas como miembros de
una nación libre y seguir por el camino en que podamos construir todos, un
mejor futuro.
Abstenerse o votar en blanco, es
cobardía y representa negarnos el tiempo necesario para ser responsables
con las generaciones futuras, representa darles el mal ejemplo de apoyar a la
política tradicional encamada con el narcoterrorismo comunista disfrazado del
cambio utópico que siempre ofrece el extremismo socialista bajo los efectos de
la ilusión revolucionaria.
Abstenerse o votar en blanco,
equivale a que voluntariamente nos dejamos rodar de cabezas por el abismo
revolucionario de la destrucción total de los valores democráticos de nuestra
sociedad y permitir, en un solo día, abrir la puerta de atrás a quienes vienen
a destruir valor de los medios productivos que mantienen nuestra economía y sus
empleos.
Tenemos pocos días para dejar de lado el chat y las
noticias especulativas, y sentarnos a hablar seriamente con todas aquellas
personas en edad de votar que conforman nuestro entorno, y explicarles la razón
por la cual debemos votar en favor de que la nación colombiana no pierda algo
que después puede resultar tan irrecuperable como su libertad, sus derechos, su
dignidad y ese tiempo que representa la última oportunidad de unirse,
ordenarse y prosperar en democracia.