Por José Alvear Sanín*
El inesperado éxito del ingeniero Rodolfo Hernández en las elecciones
del pasado 29 de mayo tonificó al país y un aire de esperanza lo está oxigenando.
El ingeniero está hablando muy bien, sorprendiendo a los que
nunca lo habíamos oído. Su escueto e incontrovertible discurso refleja lo que el
país quería oír desde hace años. Tres días después de la primera vuelta es indudable
que Rodolfo Hernández va a ganar en las urnas...
El 29 de mayo no se repitió el fraude monumental del 13 de marzo.
Muchos teníamos un chocorazo electrónico para dar por ganador al candidato del autodenominado
Pacto Histórico. En cambio, la ausencia, ese día, de fraude, ha dado credibilidad
a última hora a una Registraduría que sigue siendo indigna de confianza.
He ahí el punto central. A junio 1° aún se desconocen los verdaderos
resultados de las elecciones para Congreso y el famoso (o los varios) algoritmos
siguen ocultos. Están, sin embargo, vivitos y coleando, y basta con apretar un botón
para que el 19 de junio el candidato narco-castro-chavista gane por 10.000, 50.000
o un millón de votos...
¡Se ha dicho que quien escruta electrónicamente elige!
Avanzamos entonces hacia la elección definitiva, confiando con
supina ingenuidad en un registrador indigno, cuestionado y que ha dado incontrovertibles
pruebas de parcialidad y compromiso con las fuerzas revolucionarias.
Imaginemos por un minuto el escenario atroz del fraude electrónico
e indetectable. Diez minutos después de proclamar la Registraduría al que sabemos,
multitudes incontenibles exigirán el “respeto” por los resultados favorables al
terrorismo, la ignorancia, el narcotráfico y el acuerdo de paz con el ELN. Nada
se está haciendo para impedir el monumental fraude electrónico, que puede dar lugar
a la más aterradora y criminal revolución de la historia.
Los secuaces actuales del perverso candidato del comunismo,
reforzados ahora por los que llegan de la nauseabunda cáfila fajardista, constituyen
un movimiento extremista cuya elección nos llevaría inexorablemente a lo de Venezuela,
o quizá a lo de los jemeres rojos, porque sus propuestas delirantes y criminales
a nada bueno pueden conducir...
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Si el ingeniero nombra esta semana cuatro o cinco grandes ministros
en las carteras clave... puede arrasar en las urnas.