Por Andrés de Bedout Jaramillo
Mi lectura personal a las elecciones del domingo es similar
a la de muchos opinadores, los colombianos queremos gente normalita en el poder
y piden castigo a su desaforada e incontrolada adicción al abuso, a tener,
sobre los demás, ventajas irracionales que rayan en el descaro.
Muchos opinadores hemos venido advirtiendo sobre la
necesidad de una especie de pacto de la austeridad, de la eficiencia y del
bien común, pacto que debió haber surgido de los poderes del Estado
(ejecutivo, legislativo, judicial, organismos de vigilancia y control, partidos
y movimientos políticos), inclusive le sacaron el cuerpo en tiempos de pandemia
y solidaridad. Los colombianos dijeron ya no más y el mensaje de castigo
del ingeniero, caló. Eso les pasó por angurriosos y tragones, cuando ellos
solitos pudieron autorregularse, solo por sostenibilidad, les van a quitar todo.
Pues bien, el ingeniero, con sus 10 decretos iniciales, los
va a hacer poner los pies sobre la tierra y las manos en sus corazones, para
que dejen de sentirse seres superiores. Se les fue la mano, mucho sueldo, mucho
carro, mucho escolta, muchos asistentes, muchos pasajes y muy poco trabajo por
Colombia; el pueblo fastidiado, los quiere trabajando muy duro por el interés
general de los colombianos, normalitos, con lo estrictamente necesario, sin
polarización, poniéndose de acuerdo en la satisfacción de los intereses
generales.
Todas las propuestas están calienticas, la mayoría de ellas
se pueden implementar porque al parecer están de acuerdo con ellas o por lo
menos así lo dieron a entender en los debates.
El cambio con castigo va a ser brusco, pero necesario, de
años atrás se les viene advirtiendo y siempre creyeron que en vez de bajar las
irracionales prebendas las podían seguir incrementando.
El ingeniero los va a poner en su sitio a la fuerza, sin
preguntar, sin necesidad de pactos de austeridad y eficiencia, y si lo logra,
Colombia gana de entrada. Todos tendremos que cambiar, convertirnos en mejores
personas, con mejores comportamientos, más humildes, más sencillos, más
responsables; la platica va a rendir, la justicia va a llegar, el hambre y el
desempleo se van a disminuir, las empresas van a mejorar y todo basado en la
austeridad total, freno de mano al derroche descarado de nuestros dirigentes.
Que nuestro señor Jesucristo ilumine al ingeniero, que le dé
la fuerza necesaria en la implementación del cambio y del castigo a los descarados
derrochadores que solo piensan en la satisfacción de sus intereses personales,
que los hay por montones sobre todo en El Pacto Histórico.
En la segunda, yo voy a votar por Hernández.