viernes, 3 de junio de 2022

Carnicería

José Leonardo Rincón Contreras
Por José Leonardo Rincón, S. J.*

Los resultados de la jornada electoral del domingo pasado nos han dejado súpitos. Que ganara Petro en la primera vuelta no fue sorpresa, pero que Fajardo no obtuviera siquiera un millón de votos refleja que no hay perdón ni olvido por no haber tomado claramente partido hace cuatro años. Fico que se perfilaba de segundo, se desplomó al tercer lugar y, finalmente, de pronto, como volador sin palo, Hernández se convirtió en el contrincante de Petro para la segunda vuelta.

La arena política está ardiendo desde que se conocieron los resultados. Es un auténtico circo romano y los seguidores tanto del uno como del otro han salido literalmente a despedazarse en una carnicería inmisericorde. Esto está de alquilar balcón, dicen unos. Otros, prefieren saltar a la arena y contribuir al circense espectáculo. El objetivo no es ganar limpiamente y con altura. No. Se trata de destruir al contrario como sea. El poder es el poder y hay que conquistarlo a como dé lugar. Hay que escarbar el pasado y el presente, y hallar evidencias que destruyan letalmente. Las redes sociales están inundadas de mentiras, pero la gente no solo se las cree sino, que, además, las difunde para atizar los odios viscerales. El populacho está enardecido y enceguecido. Los que hasta hace pocos días eran enemigos a muerte, ahora se abrazan alineándose en las mismas filas.

La política es dinámica, se justifican. No importan las propuestas argumentadas. No. Hay que impedir que el otro gane, así después nos vayamos todos juntos al abismo. Eso se sabe, pero libre y conscientemente se elige el camino. Es increíble la inmadurez política y la nula formación de la conciencia crítica. Si sorprende el fenómeno en las masas manipulables, realmente desconcierta en las élites que se pensaba estaban formadas. El todo vale es la consigna. Yo no sé cómo va a hacer al otro día el que gane con lo que quedó del resto. Podrá tender la mano y mostrarse generoso, pero el abismo es infranqueable y se prometen cuatro años de feroz oposición. En tanto, el país sigue desangrándose ante la mirada complacida de los pescadores foráneos que recogen buena cosecha en río revuelto. Divide y vencerás. Fragmenta y fácilmente conquistarás.

Nos quedan 15 días y no estoy tan seguro de que la gente se siente a pensar responsable y sesudamente. Se trata de elegir al presidente de la República, no al payaso de turno, no al títere de intereses extranjeros. En juego está el futuro y decirlo no es un lugar común sino la escueta realidad. Si gana la izquierda no olvide que esta será su única oportunidad para mostrar que puede hacer un buen gobierno. Si lo hace no dudo que siempre estará como alternativa de poder. Si fracasa estruendosamente no tendrá ninguna opción por muchos años. Si gana el populismo de derecha, igual, o se rodea bien para gobernar no con bravuconadas e insultos sino con gestiones convincentes. Unos y otros lo saben. De lo contrario, volveremos a ver instalados en el poder a los mismos politiqueros tradicionales con las mismas mañas para quedarse otros 40 años. Se habrá desaprovechado esta ocasión única y feliz de ver un cambio real y efectivo. ¡Quedan 15 días para pensarlo bien!