Pedro Juan González Carvajal
De vez en cuando a los humanos se nos “chispotean”
opiniones o comentarios que definitivamente reflejan una descontextualización
absoluta, o un sentido del humor muy refinado.
Decía recientemente mi muy admirado Pep Guardiola, de
pronto adolorido por la eliminación a la final de la Champions, que “es más
importante ganar la Premier Ligue que la Champions, porque la Liga Inglesa
tenía muchos más partidos que la Champions”. Argumento peregrino e ingenuo
que no se corresponde con la madurez que tradicionalmente ha mostrado el gran
Pep.
A otro que se le fue la mano fue al presidente Duque, quien,
en reciente viaje a Inglaterra, en una entrevista a la BBC de Londres le
respondía al periodista, refiriéndose a las elecciones presidenciales en
Colombia, que “…Déjeme decirle algo, si yo pudiera presentarme a la
reelección, estoy seguro que estaría en la pelea y sería reelecto porque
tenemos importantes resultados para mostrar”. Está claro señor presidente que
su círculo de áulicos, lo tienen fuera de contexto, muy lejano a la realidad, lo
que hace que su respuesta parezca sacada de los “Cuenta chistes” de Sábados Felices.
El siempre extravagante expresidente Trump, sostiene que “hay
que armar a la población para poder controlar las masacres que se presentan
cada vez con más frecuencia en los Estados Unidos”. Bueno, tiene razón quien
asegura que cada cual tiene su propia lógica y su personal razón en su mundo
particular.
Algunos otros argumentarán que para acabar con la pobreza
hay que acabar con los ricos, y entonces nivelaremos por el rasero inferior y
todos saldremos perdiendo.
Como sostiene Simón el Bobito, el bello personaje de Rafael
Pombo ante la necesidad de eliminar un cúmulo de tierra que estaba estorbando
en el camino: “Vio un montón de tierra que estorbaba el paso y unos
preguntaban ¿Qué haremos aquí? Bobos dijo el niño resolviendo el caso; que
abran un grande hoyo y la echen allí”.
Y qué decir de aquel que ante una situación particular no
erradica sus causas, sino que se va por las ramas, o como dice el dicho “vende
el sofá”.
Otro de los temas que llama la atención son los anuncios
rimbombantes, que roban minutos en los noticieros y mojan páginas de los medios
escritos y que después no resultan con nada.
Tal es el caso de los famosos “Ventiladores con sello paisa”
que en medio de la crisis inicial de las unidades de cuidados intensivos -UCIS-
ante el primer pico de la pandemia, se anunciaron como una alternativa real
económicamente mucho más accesible, pues mientras un equipo convencional en su momento
costaba alrededor de $ 100 millones, reproducir este diseño local, costaría
unos $ 4 millones (El Colombiano, marzo 22 de 2020). Parece ser que el Invima
tuvo algo que ver con la no factibilidad final, pero ahí es donde uno duda, de
manera razonable, cual es la real cultura investigativa que tenemos en este
bendito país.
Otro asunto que merece una atención especial es la de los
llamados emprendimientos, la mayoría de las veces confundidos con las
actividades de auto empleo o de auto subsistencia y el par de unicornios
que hoy tenemos para mostrarle al mundo.
Llevamos casi todo lo corrido del este siglo hablando del
tema y parece ser que la cosa no cuaja como debería cuajar.
Quisiera rescatar una bella frase de nuestro gran poeta
Rafael Pombo cuando expresa: “Yo soy de Colombia entera y de un trozo de
ella, jamás”.